Por Rafael
'Negro' Blanco*
Los venezolanos confrontamos una pavorosa crisis
socioeconómica en la que cada día se nos hace más difícil llevar alimento a la
boca de nuestros hijos y nietos. Y si, con el favor de Dios, conseguimos algo,
cuando llegamos a casa no tenemos ni el agua ni el gas para cocinarlo. Tampoco
tenemos con qué comprar pomadas para aliviar las ronchas que nos dejan los
zancudos, quienes parecen repotenciarse durante las fatídicas horas que pasamos
sin energía eléctrica, sin mencionar los electrodomésticos quemados y
descompuestos.
La vida del venezolano se ha hecho, más que estrecha, insoportable a las grandes mayorías, a los que cocinamos en leña y no tenemos plantas eléctricas, a quienes nos exponemos diariamente en los autobuses cuando salimos en búsqueda del diario sustento, que para nada alcanza, a los que nos aterrorizamos con solo pensar en la posibilidad de perder algún familiar, no solo por la tristeza que nos embargaría sino porque no podríamos afrontar los gastos propios de un sepelio digno.
Por eso, cada día somos más los venezolanos que queremos
escapar de esta insufrible situación. Es así como algunos deciden irse. Parte
el alma ver en esas carreteras a nuestros coterráneos caminando con sus
familias en busca de un mejor destino, distinto al que aquí tenemos, por eso
quienes estamos muy viejos para huir o quienes no quieren exponer a su familia
a ese peregrinar sin destino, solo decimos: ¡Hasta cuándo, Dios mío! ¿Qué
haremos?
Es en ese momento cuando las grandes mayorías coincidimos.
Los responsables de esta miseria que sufrimos son los líderes del llamado
Socialismo del Siglo XXI, con Maduro a la cabeza, y ahora, por supuesto, sus
nuevos socios que se ufanan de ser partidos de oposición, pero que ahora se les
suman en medio de esta desgracia.
A esos venezolanos no los critico. Tienen el derecho de hacer
y decidir lo que quieran, pero parecen pasar por alto que si no desalojamos del
poder a los causantes de la tragedia todos estamos fritos. Por el contrario,
con sus posturas confunden a algunos opositores al inducirlos al sostenimiento
del régimen vigente.
En el lado auténticamente opositor no estamos mejor. Nuestro
máximo exponente oposicionista, el Presidente Interino y sus colaboradores
inmediatos, sabotean la posibilidad de una salida electoral, apuestan por una
salida de fuerza, que al final, de darse, traería más daños que beneficios, con
el único propósito de derrocar a quienes hoy usurpan el gobierno para ponerlos
a ellos.
Afanados en esa idea, persiguen validarse frente a los
gobiernos que nos apoyan con un plebiscito que sustituya las elecciones
pautadas por la Constitución para el próximo 6 de diciembre y de esa manera ser
prorrogados ad infinitud como diputados interinos y Gobierno Interino.
Se prevé, con fundada previsión, que estos funcionarios así
refrendados ejercerán desde el exilio. De hecho, ya Leopoldo López, Comisionado
para el Centro de Gobierno Interino, anunció que ejercerá desde España en favor
de Venezuela.
La pregunta de las cuarenta mil lochas es ¿cómo nos ayudará a
poner el pan en la mesa tal estrategia política de nuestros líderes opositores
del Frente Amplio Venezuela Libre?
Cada quien produzca su respuesta.
Ante ese cuadro de confusión política un grupo de ciudadanos
asumimos como nuestras las orientaciones del principal líder histórico activo
de la Democracia Cristiana, el Dr. Eduardo Fernández, y reivindicar el voto
como única forma efectiva para salir de esta crisis de manera pacífica, política
y constitucional y para ello nos está invitando a votar el 6 de diciembre por
la tarjeta de la U, la tarjeta de la Unión y el Progreso.
* Twitter: @rnegroblanco. / Instagram: @rafaelnegroblanco