Luis De Jesús
El sacerdote José
Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, considera
confusos los planteamientos que presentó Juan Guaidó, reconocido como
presidente encargado de Venezuela por casi 60 países, en su ruta para desplazar
a Nicolás Maduro a menos de tres meses para que se realicen las elecciones
parlamentarias, con las que el chavismo pretende ganar terreno.
Virtuoso, encargado
de coordinar con los sectores organizados para el Pacto Unitario recientemente
lanzado por Guaidó, dijo en una entrevista concedida a El Nacional que
la consulta popular que se espera realizar luce como un acto político
más y que no se logró establecer una conexión con los venezolanos.
Calificó de positivo que Henrique Capriles Radonski, exgobernador del estado Miranda y dos veces candidato en las elecciones presidenciales de Venezuela, haya expresado su intención de participar, solo con las garantías necesarias, en las legislativas previstas para el próximo 6 de diciembre.
El representante de
la sociedad civil manifestó que el proceso iniciado por Capriles abrió
posibilidades en el juego político venezolano. Y agregó que el inhabilitado
dirigente obligó al régimen a dar un paso hacia adelante con
la liberación de más de 100 presos políticos, la excarcelación de Juan
Requesens y la evaluación de las condiciones electorales.
Estos escenarios se
presentan cuando la gran mayoría de los venezolanos está desconectada
de la política porque, según expresó el sacerdote, viven en una
tragedia permanente, pese a que desean una solución pacífica y democrática del
conflicto que se vive en el país.
—¿Qué cree ha
ocurrido con el liderazgo de Juan Guaidó y la ruta que planteó para salir de
Maduro?
—Juan Guaidó ha
hecho un esfuerzo importante por intentar construir una ruta política a partir
de la toma de posición frente a la convocatoria a las elecciones del 6 de
diciembre. En medio de ese contexto, se le ha acusado de no presentar
alternativas o propuestas factibles para salir de la crisis y de llevar
adelante su propuesta iniciada en enero de 2019. De esa ruta —efectivamente, se
han realizado encuentros, en algunos he participado, otros los he visto a
través de los medios— puedo señalar concretamente que estamos de acuerdo en un
conjunto de puntos, sin embargo, todavía no se perfila un camino
concreto a una estrategia de manera clara y precisa. Lo más concreto es el
llamado a la consulta, que todavía no tiene fecha, que todavía no se saben las
preguntas y que todavía no se sabe cómo se va a hacer. Veo bastante difusos los
planteamientos hechos hasta ahora; es un camino que requiere de mayor
profundización y mayores aportes para concretarlo.
—El cese de la
usurpación no llegó.
—La ruta planteada
alrededor de lo que se conoció como el mantra del cese de la usurpación, el
gobierno de transición y las elecciones libres era obviamente una trilogía que
guardaba una lógica. Era muy clara, sonaba muy entusiasmadora para mucha gente,
pero ahí estaba precisamente su gran debilidad. La percepción que
Guaidó creó, de que eso era algo como inmediato, algo como irreversible, algo
que podía darse casi que como una suerte de vía rápida, levantó
expectativas muy altas y no se cumplieron ninguna de ellas; y, al no
cumplirlas, su liderazgo quedó muy debilitado. En este momento la
situación de liderazgo de Guaidó está bastante comprometida, así lo señalan
las encuestas y los análisis y es una realidad que hay que ver.
—Hay críticas
alrededor de Guaidó, lo que él aún representa y a la convocatoria a una
consulta, después de casi dos años.
—Uno simplemente no
se puede ir por el ataque a la persona, señalando. Lo que se debe considerar es
la estrategia misma, que ese camino era factible, que los hechos demostraron
que la transición a una Venezuela democrática, libre y desarrollada es mucho
más complejo que los deseos. Te respondo de una manera muy clara: el
liderazgo de Guaidó en este momento está muy comprometido, ha disminuido
muchísimo en la aceptación de sus seguidores. Pero sería un error tremendo
quedarse en el cuestionamiento del liderazgo y no de la estrategia que se
impulsó, que es en lo que tenemos que centrarnos para tratar de enderezar esa
ruta que se intenta plantear.
—¿Es posible que
los venezolanos respondan a este nuevo llamado de Guaidó?
—La propuesta de
ruta política que ha emprendido Guaidó en estos últimos dos meses ha tenido
poca resonancia, precisamente porque no termina de salir de la estrategia
inicial. Sigue
siendo una suerte de reorientación del mismo escenario planteado inicialmente y
lo que está en juego en estos momentos es replantearse el escenario de
transformación de Venezuela porque la ruta inicialmente planteada no fue
correcta. No fue correcta porque no dio resultados y no tenía en cuenta otra
serie de elementos y otro conjunto de factores que la hacen más compleja.
—Mencionó que hace
falta profundizar la ruta unitaria y considerar la estrategia, pero Guaidó en
todas las ocasiones ha estado al frente.
—El gran
problema es que en este momento no está clara la convocatoria. Y no me
refiero a la consulta que se quiere plantear previo al proceso electoral del 6
de diciembre, sino a la convocatoria para esa transformación en Venezuela. No
está claro, en definitiva, qué es lo que estamos planteando, cuál es la ruta
que se debe seguir, cuál es el mapa, los objetivos a mediano y largo plazo. Es
decir: siento que no está hecha esa convocatoria de manera clara; la
consulta que se quiere convocar luce como un acto más, luce como un hecho
más que presentaron y que se está estudiando cómo realizarlo. Pero pareciera
más bien como una propuesta sin conexión dentro de otra estrategia y, en ese
sentido, es lógico que no genere el entusiasmo que a lo mejor esperaban sus
protagonistas. Por eso insisto en que lo que está pendiente es la construcción
de una nueva hoja de ruta en el contexto de un escenario del que se parte y del
que se quiere llegar ante el objetivo que se quiere lograr. Hay que plantearse
ese nuevo camino, esa nueva estrategia, y es lo que veo que no está
suficientemente claro.
—En 2016, un año
profundamente marcado por la crisis, valoró de forma positiva el diálogo entre
Maduro y factores de la oposición. Ahora se conoció que hubo conversaciones
entre un grupo liderado por Henrique Capriles y el régimen. ¿Le parece oportuno
este proceso entre tanta presión política?
—Se desarrollaron
esas conversaciones y hubo frutos. Por un lado, se logró la liberación de un
grupo importante de presos políticos y, por otro lado, está la decisión de
Capriles de públicamente llamar a participar en el proceso para la
elección de la nueva Asamblea Nacional, agregándole el tema de la participación
con condiciones. Él ha señalado que no simplemente está llamando a
participar. Está llamando a luchar para convertir las elecciones parlamentarias
en un evento electoral creíble, verificable, etcétera. Mi evaluación en
este momento es que ese esfuerzo ha sido positivo porque obligó al gobierno de
Maduro a dar un paso adelante.
—¿En qué sentido?
—En primer lugar,
respondió a una situación de injusticia gravemente profundizada y, luego, es un
gesto que, de alguna manera, evidencia que ha habido una política de
saña, de control y de represión muy dura contra el sector de
oposición. Eso es lo que justifica que el sector de oposición haya sido tan
duramente deliberante y crítico contra el régimen que encabeza el señor Maduro.
No solamente creo que hay que ver el logro alcanzado en estas conversaciones,
sino el significado político de ese mismo hecho en el que, a la vez, el
gobierno de Maduro acepta la discusión de las condiciones electorales y entra
en un proceso de diálogo con la Unión Europea y con otros actores de la
oposición. En este caso encabezado por Capriles. Si uno valora con serenidad
este proceso de negociación, de acercamiento de diálogo, se abrieron
unas posibilidades para el juego político o se ha abierto el juego político y
eso, indudablemente, es positivo dentro de la gran tragedia en este
mundo político tan encriptado, tan encerrado, tan sin salida, tan sin
posibilidades. Creo que se ha abierto una puerta que es importante.
— ¿Está entonces de
acuerdo con la convocatoria que hizo Capriles de ir a votar, subrayo, en un
proceso electoral con garantías?
—Soy de los que
están de acuerdo con que efectivamente hay que encontrar los métodos
efectivos de lucha del pueblo venezolano, que en este momento se siente
fundamentalmente sin ruta, sin camino. Se siente sin convocatoria
efectiva y la lucha por unas mejores condiciones electorales, por rescatar el
escenario electoral, es un camino que efectivamente vuelve a enderezar la ruta
política en Venezuela. Entonces, convertir la convocatoria a elecciones en un
llamado a la movilización, a recuperar el derecho a la democracia, a la
libertad, me parece correcto; y hay que verlo en su conjunto, no se trata
simplemente de participar electoralmente. Son muy claras todas las
objeciones que hay contra este proceso electoral, que está amañado desde la
misma forma en la que se designó el CNE en adelante, y no tengo que profundizar
en eso.
—¿No le parece que
hay suficientes razones para dudar?
—Lo más lógico en
el mundo es que sectores, tanto de los partidos políticos como de la población
en general, sientan que es un proceso fraudulento que no permite expresar la
voluntad de los venezolanos. Pero la abstención, como bien lo dijo la
Conferencia Episcopal Venezolana, no basta. Se debe luchar por
denunciar en primer lugar esa situación y construir caminos posibles que
permitan la creación de condiciones; quizá no todas las condiciones
necesarias, pero al menos aquellas que conviertan ese hecho electoral en un
hecho posible de participación y eso implica que lo tenemos que asumir, que te
tienes que involucrar. He planteado que hay una gran coincidencia en el
fondo en tres actores fundamentales, entre lo que plantea Guaidó, Capriles y la
comunidad internacional. Entonces, ¿por qué no unimos todos esos esfuerzos
en una gran bandera de lucha? Recuperar la democracia a través del voto y
convertir esta convocatoria electoral en un escenario de denuncia, de protesta,
de exigencia, para avanzar en esa dirección.
—Pero en esos
momentos, digamos, Guaidó está centrado en la consulta y Capriles en las
condiciones electorales. En este caso, que se presentaron estas dos opciones
fuertes, ¿en qué debe centrarse la oposición?
—Hay que lograr
que esas dos propuestas coincidan. Si tú piensas esa consulta
alrededor de la democracia que queremos, a la recuperación del voto, a lo que
aspiramos los venezolanos y los pasos que tenemos que dar, puede estar
perfectamente alineada con lo que está planteando Capriles. No son caminos
opuestos o en confrontación. Lo que creo de verdad es que está planteado un
reencuentro de liderazgos y, en ese sentido, hay que retomar la palabra de
Guaidó, que está llamando a la unidad de todos los sectores de oposición para
reconstruir una ruta.
—Por ahora no
parece fácil que eso ocurra.
—Creo que ese es el
gran tema, que hay que ponerse de acuerdo en el escenario que nosotros queremos
construir, en primer lugar, tomando la terminología de la planificación por
escenario. Tengo que imaginarme el escenario que yo deseo para Venezuela y
tengo que construir una estrategia para acercarme, para avanzar a ese
escenario, la ruta es eso, la estrategia en función de un escenario
determinado deseado, por eso comencé diciendo que se planteó un escenario, al
inicio de este proceso, que generó unas expectativas y se demostró que no dio
sus resultados. Por lo tanto, hay que atreverse a pensar alternativamente.
¿Qué fue lo que hizo Capriles? Abrió ese escenario, otro modo de abordar el
problema, ha logrado mover el tablero, que me parece que eso es importante, y
ha logrado con su acción abrir un poco más el juego político con el gobierno de
Maduro. En esta situación, lo deseable, lo que uno aspira, es que el liderazgo
político se reencuentre en ese esfuerzo por pensar un escenario alternativo a
lo que se ha venido teniendo. Tener el riesgo y el coraje de pensar en
ese escenario alternativo y construir estrategias que lo hagan posible. Y
creo que efectivamente se tiene que empezar por recuperar las instituciones
básicas de la democracia, como lo es el voto, la confianza y las condiciones
electorales para poder avanzar.
—Hay voces disidentes.
María Corina Machado expresó su desacuerdo con la consulta de Guaidó, pero
también con participar en cualquier elección con Maduro en el poder.
—Las posiciones que
representa María Corina son compartidas también por un sector importante de los
venezolanos, ciertamente no será la mayoría de la oposición, pero es un sector
importante. Ella representa posiciones más duras, más extremas, que
también adolecen de lo mismo que le pueden achacar a Guaidó y, en última
instancia, a Capriles. Son posiciones en las cuales quedan claros los
grandes principios y las grandes ideas, pero no queda para nada claro ni puesto
en la escena el camino real, factible para avanzar en esa dirección. Y la
política consiste en hacer posible aquello que yo pienso que debe ser, que
quiero y deseo; y eso tampoco se ve en el camino que propone María Corina y un
sector muy respetable de la oposición. En todo caso, cuando te hablo de
unidad, es una unidad que nace del acuerdo, que nace del consenso y
puede haber sectores que no se sienten parte de esa unidad, que no se
pueden obligar. Y no se puede imponer. Si estamos hablando de que queremos
recuperar la democracia en el país, pues también tenemos que recuperar la idea
del disenso y de convivir en medio de otras posiciones que no necesariamente
logran coincidir o consensuar.
—Se dice que los
venezolanos no quieren participar en elecciones, sino que esperan un cambio
político inmediato. ¿Cómo está la sociedad civil respecto a las discusiones
dadas en las últimas semanas?
—El gran problema
del venezolano común es que se siente sin esperanzas, sin salida, en un
contexto donde la diatriba política cotidiana no le significa nada porque la
gran mayoría vivimos en una tragedia permanente que nos obliga a centrar toda
nuestra atención en la sobrevivencia cotidiana. La gente en estos momentos
se siente bastante desconectada con la política, incluso hasta los propios
chavistas. Es decir, al gobierno de Maduro también le va a costar un mundo
movilizar a su gente para que participe en el proceso que está convocando para
el 6 de diciembre. Todos, chavistas y no chavistas, estamos en
Venezuela comiéndonos un cable. Entonces, el gran tema es precisamente cómo
se logra conectar con el discurso político, los escenarios políticos de
transformación y las convocatorias concretas y prácticas a esa Venezuela que se
siente sin salida.
—¿Persisten los
deseos de los venezolanos de ir a votar?
—La gente lo que
desea fundamentalmente es encontrar una salida, y entiende que esa salida —que
está ligada al gran conflicto político, fundamentalmente a un gobierno y a un
modelo económico y social desastroso con el que se ha dirigido la nación— tiene
que ser pacífica y constitucional. Y las elecciones son una posibilidad, los
procesos electorales son importantes para ellos. Por eso la gran
mayoría de la gente sigue deseando encontrar ese camino, la gente sigue
respaldando la posibilidad de votar, de que el voto sea ese camino. Ahora,
¿qué es lo que la gente también te dice claramente? Que quiere votar, pero con
seguridad, con confianza, con credibilidad, y eso no lo encuentran en este
proceso electoral. La gente quiere participar, pero con la idea de que es un
proceso que le permitirá expresar su voluntad y que es un camino para producir
cambios.
—Supongamos que el
régimen accede a las garantías. En el escaso tiempo que queda, ¿se puede
motivar la participación y recuperar el voto opositor?
—Hay muy poco
tiempo. Cada vez que avanzan los días y no se logran concretar las condiciones
se siguen profundizando la desconfianza y evidentemente un proceso electoral
hay que prepararlo, requiere de candidatos y discursos en la calle,
movilización política y, en la medida en que el tiempo avanza, eso se hace más
difícil y complejo. Hay un elemento en el que nos tenemos que unir
todos los venezolanos y es la exigencia de postergación de este proceso
electoral porque están pendientes los acuerdos, la creación de
condiciones institucionales y políticas y también sanitarias, que permitan que
pueda haber movilización. Se requieren condiciones sanitarias, no solo
constitucionales. Por condiciones de excepcionalidad que vive el país, es perfectamente
justificable la postergación de esas elecciones. Mucho más en un
contexto donde sus condiciones, no solo sanitarias sino políticas e
institucionales, requieren la creación de condiciones y la movilización.
—Estamos ante dos
escenarios importantes en los próximos meses: el 6 de diciembre y el 5 de
enero. ¿Cómo los ve?
—Es necesario
pensar en alternativas para cada uno de estos momentos. En primer lugar, puede
ser que el gobierno se imponga y realice las elecciones con las condiciones
actuales; evidentemente habrá una gran abstención y tendremos una
Asamblea Nacional en manos del oficialismo. Pero también puede
que se posterguen las elecciones unos meses más, que para mí seria el mejor
escenario, porque permitiría al menos un proceso electoral con mejores
condiciones que las actuales. En caso de que tengamos un escenario con las
condiciones actuales, tendríamos un gobierno de Maduro que ha logrado controlar
el espacio de la Asamblea Nacional, pero que ha profundizado su
deslegitimación nacional e internacional, en un contexto como ese los
sectores de oposición tienen que prepararse para pensar en su continuidad y en
su estrategia de lucha a partir de ese punto. De ninguna manera creo que perder
el espacio de la Asamblea Nacional significa el aniquilamiento de la oposición,
sino que será una oposición que tendrá que replantearse su proceso futuro. El
tema de la unidad que se logre construir es muy importante para después del 6
de diciembre.
—Entraríamos en el
mismo contexto en el que nos encontramos ahora: requerirá de la unidad
opositora.
—No hay que
abandonar la lucha por la unidad porque la unidad será muy importante
para construir esa estrategia en conjunto después del 6 de diciembre,
en caso de que tengamos este proceso y la ocupación del chavismo el 5 de enero
de la Asamblea Nacional. Si postergamos las elecciones y tenemos un proceso
electoral con algunas condiciones, al menos que permitan las reactivación del
juego político democrático en Venezuela, por supuesto que aun perdiendo espacio
en la Asamblea Nacional habremos recuperado una dinámica política
importante. Las fuerzas por la postergación de las elecciones sería el
escenario más importante, más deseable, con la plena conciencia de que no es
nada fácil. No quiero pecar de ingenuo, es un deseo bien difícil de conseguir y
muy probablemente nos estaremos moviendo en el primer escenario.
@Luisdejesus_ / Tomado de El Nacional – Caracas.
