Llamó a
"implementar aún más el orden neoliberal"
El secretario de Estado
en las presidencias de Nixon y Ford indica que Estados Unidos debe hacer
un esfuerzo en nuevas técnicas y tecnología y en sanar las heridas de la
economía mundial. Comienza a verse cómo la resistencia liberal luego de la
crisis seguirá más vigente que nunca.
Por Alan Cosentino * /
Imagen: AFP
El 3 de abril, Henry Kissinger, secretario de
Estado de los Estados Unidos en las presidencias de Nixon y Ford, escribió un
artículo en The Wall Street Journal. El título indicaba: “La pandemia del coronavirus alterará para
siempre el orden mundial”.
Apuntaba a que Estados Unidos debía hacer un esfuerzo
en tres frentes. Desarrollar nuevas técnicas y tecnología para
control de infecciones; sanar las heridas de la economía mundial a
raíz de la pandemia; y “salvaguardar los principios del orden mundial
liberal”. Agregaba: “el propósito del Estado legítimo es satisfacer las
necesidades fundamentales de las personas: seguridad, orden, bienestar
económico y justicia”.
Vale la pena recordar brevemente quién es Kissinger: ocupó
un rol central en la política exterior estadounidense en la década del setenta.
Con la doctrina de la seguridad nacional tuvo un rol clave en los golpes
militares en los países latinoamericanos, facilitando por ejemplo préstamos de
privados a los gobiernos militares. Fue el mismo Kissinger quien le sugirió al
canciller argentino Cesar Guzzetti en una reunión que mantuvieron el 10 de
junio de 1976 que “si hay cosas que tienen que ser hechas, deberían
hacerlas rápido”.
Es interesante analizar su visión acerca de que el
coronavirus cambiará el orden mundial. Para solucionarlo dice que se
debe implementar aún más el “orden mundial liberal”. Dicho orden está
generando una desigualdad a nivel mundial cada vez más extrema; el deterioro de
los sectores medios es cada vez más visible. Como resultado, los excedentes
globales van a parar a unos pocos empresarios, grandes accionistas y
multimillonarios, cuyos niveles de inversión y consumo no pueden ser absorbidos
de acuerdo a las necesidades del sistema. Como correlato, aumenta la desigualdad
entre ricos y pobres, con sus impactos sobre la economía, la educación, la
salud y el bienestar de las sociedades.
Esta dinámica del sistema, genera y va a seguir generando
constantes crisis en caso de que no se corrija, ya que afecta el ciclo virtuoso de
la economía.
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz indica en su
libro El precio de la desigualdad que las
desigualdades constituyen una “subversión de la democracia, causa y
consecuencia del sistema y de la crisis actual”. Menciona que los salarios
de los trabajadores en Estados Unidos crecieron en los últimos treinta años 50
por ciento, mientras que los ingresos de los más ricos lo hicieron en
150.
Al respecto, un aporte sobre los postulados de la teoría
liberal lo hizo Philip Mirowski, historiador y filósofo del
pensamiento económico estadounidense, que Mario Rapoport introduce en su
libro En el ojo de la tormenta. Mirowski concluye que “las
desigualdades sociales, políticas, económicas no son un lamentable subproducto
del mercado que hay que corregir, sino una condición necesaria para el buen funcionamiento”.
La resistencia liberal luego de la actual crisis va a seguir
más vigente que nunca. Sobre todo, cuando vemos que el Estado cobra un rol
esencial para hacer frente a la pandemia y sus implicancias en la
salud y economía de las sociedades.
El resultado de esta crisis que atraviesa el mundo no debe
ser la consolidación de políticas neoliberales, sino la conformación de
una nueva visión de Estado, donde prime la cooperación, solidaridad y
justicia. Tomado de Página 12 / Argentina.
*Maestrando Historia y Política Económica (UBA).
alancosentino@hotmail.com
@alancosentino
