Declaración
Nuestra nación se encuentra al borde del colapso en el marco
de un proceso de destrucción que no se detiene. Factores internos y externos
han puesto en peligro la existencia misma de la República.
Dos cúpulas: una, con la disposición de las armas, los recursos
de la burocracia estatal y un aparato de control político de masas, la otra,
con el apoyo del imperialismo norteamericano y varias decenas de gobiernos y la
representación política de una porción importante de la población, se han
empeñado en un forcejeo político que ha conllevado a la desintegración
institucional, sanciones internacionales, auge de los comportamientos
autoritarios y el florecimiento de conductas criminales de acumulación y saqueo
de inmensas proporciones, hasta llegar a un estancamiento político que no
conduce, ni al ejercicio de la democracia, ni al avance hacia una sociedad más
justa. En este forcejeo sin final se ha llegado al colapso de lo mínimo para el
funcionamiento de un país: los servicios de electricidad, agua, sanidad, transporte,
comunicaciones, etc. La hiperinflación continúa su ritmo homicida, se ha
evaporado el valor de la moneda nacional, se ha impuesto una dolarización de
facto, nos afectan las sanciones financieras de los Estados Unidos, la
parálisis de la industria petrolera y de todo el poco aparato productivo aún
existente, amenazan con extender el desempleo, el hambre, la desatención a la
inmensa mayoría de los venezolanos
.
Por si fuera poco, se agregan nuevos factores destructivos.
La entrada de la pandemia del corona virus y el retorno de miles de
compatriotas, huyendo de la xenofobia y las pésimas condiciones de
supervivencia, aumentan los factores de riesgo de la salud pública. Por otro
lado, la profundización de la crisis mundial del capitalismo, debido en parte a
sus ciclos periódicos, a la recesión ya declarada y la caída estrepitosa de los
precios del petróleo, prácticamente la única exportación de Venezuela,
completan un cuadro desastroso que plantea los peores escenarios de
supervivencia misma de nuestra población.
Planteamos que cualquier futuro posible y deseable para todos
los venezolanos, sin distingos de identificación política, pasa por un acuerdo
político que, a su vez, posibilite una serie de condiciones necesarias para la
existencia de la Nación: la entrada de nuevas inversiones que restaure niveles
mínimos de funcionamiento de los servicios públicos imprescindibles para pensar
en reactivar el aparato productivo; la suspensión de las sanciones financieras
para buscar un nuevo capital a fin de, entre otras cosas, reactivar nuestra
industria petrolera, la industria básica, la agricultura y la producción en
general.
Ese acuerdo político debe contener el reconocimiento de la
significación y la fuerza de todos los actores políticos existentes, tanto el
PSUV, como la oposición, como otros factores que han venido convergiendo el
opciones diferentes. Sólo así pueden abrirse la perspectiva de retomar la
Constitución y nuestra vida como república democrática.
Es la hora de deponer los intereses de las cúpulas, de las
facciones, de los grupos políticos, militares y económicos. Se ha venido
jugando irresponsablemente con la Nación. La irrupción de manifestaciones de
descomposición y desintegración agrega otro factor de incertidumbre por la
existencia misma de la Nación.
Por ello, el Grupo de Pensamiento Crítico expresa su apoyo a
las diligencias que hoy se están realizando para lograr ese acuerdo político
inclusivo, con orientación democrática, de salvación nacional frente al
desastre, que pare el sufrimiento de nuestro pueblo y de nuevas perspectivas a
las futuras generaciones.
José León Uzcátegui
Orlando Zabaleta
Jesús Puerta
Jesús Urbina
Eduardo Calderón
Miguel J. Arévalo
Carmen Irene Rivero