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30 marzo, 2020

La OMS detalla los modos de contagio del coronavirus: ¿se transmite por el aire? ¿Sirven las mascarillas?


Una de las conclusiones es que el Covid-19, según las pruebas actuales, se transmite principalmente entre personas a través de las denominadas «gotas respiratorias de más de cinco micras»
Poco a poco se van conociendo más detalles acerca de cómo se puede contagiar el coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente un informe científico al respecto, dando explicaciones sobre cuestiones de importancia social que ayudan a prevenir el contagio y a no dar falsas informaciones.
Una de las conclusiones es que el Covid-19, «según las pruebas actuales, se transmite principalmente entre personas a través de las denominadas gotas respiratorias de más de cinco micras», informa la organización.

Esta transmisión se produce cuando una persona está en contacto cercano (en un radio menor a un metro) con alguien que tiene síntomas respiratorios (por ejemplo, tos o estornudos) y, por lo tanto, corre el riesgo de que sus mucosas (boca y nariz) o su membrana conjuntiva (ojos) se expongan a esas gotitas «potencialmente infecciosas».
Las posibilidades de contagio por coronavirus, no obstante, van más allá del contacto directo: también es posible la transmisión por contacto indirecto con superficies u objetos utilizados por la persona infectada.
Por esto, la OMS insiste «en la gran importancia de la higiene frecuente de las manos y la limpieza y desinfección del medio ambiente, así como en la importancia de mantener las distancias físicas y evitar el contacto cercano y sin protección con personas con fiebre o síntomas respiratorios».
¿El coronavirus se transmite por el aire?
El informe explica que, en el contexto de Covid-19, «la transmisión por vía aérea puede ser posible en circunstancias y entornos específicos en los que se realizan procedimientos o tratamientos de apoyo que generan aerosoles».
La transmisión de aerosol [la suspensión de partículas diminutas de sólidos o líquidos en el aire u otro gas] hace referencia a la mezcla del virus con gotitas para formar aerosoles, que pueden flotar por largas distancias en un ambiente relativamente cerrado y causar infección después de la inhalación.
Esto tiene especial relevancia en el ámbito sanitario. Sanidad, en su protocolo de medidas dirigidas a la prevención y control de la infección, aclara que «los procedimientos que generen aerosoles se deben realizar únicamente si se consideran estrictamente necesarios para el manejo clínico del caso. Estos incluyen procedimientos como la intubación traqueal, el lavado bronco-alveolar o la ventilación manual».
En todo caso –prosigue– «se deberán reducir al mínimo el número de personas en la habitación y todos deben llevar, entre otros, una mascarilla autofiltrante FFP2 o FFP3 si hay disponibilidad y guantes».
Respecto a su transmisión por el aire, la OMS especifica que, «hasta la fecha, algunas publicaciones científicas proporcionan pruebas iniciales sobre si el virus puede detectarse en el aire y, por lo tanto, algunos medios de comunicación han sugerido que ha habido transmisión por el aire. Estos hallazgos iniciales deben interpretarse con cuidado».
Por el momento, la única certeza de transmisión aérea es la de entornos específicos relacionados con aerosoles.
¿Las mascarillas son eficaces contra el Covid-19?
La OMS recalca «la importancia del uso racional y apropiado de todos los EPP20, no sólo de las mascarillas, lo que requiere un comportamiento correcto y riguroso por parte de los trabajadores de la salud».
Las mascarillas, por tanto, pasan por ser insuficientes, que no ineficaces –sí ayudan a filtrar parte de las gotas infecciosas–, para evitar la propagación del virus. Son un complemento de otras medidas de precaución e higiene. Su importancia radica en cubrir la nariz y la boca de aquellas personas con síntomas de infección para que, en caso de que estornuden o tosan, sus «gotitas» no contaminen otras mucosas y superficies.
En este punto hay que diferenciar entre la mascarilla quirúrgica, la usada mayoritariamente en ambientes clínicos y cuyo principal objetivo es que el aire exhalado sea filtrado lo máximo posible para evitar contaminar, y la mascarilla de tipo FFP (1, 2 o 3, según su nivel de protección), cuyo fin es filtrar el aire inhalado, evitando que los agentes infecciosos entren en el sistema respiratorio.