La hermana María Teresa, de las Carmelitas Descalzas de
Cádiz, propone unas interesantes recomendaciones para este tiempo
A. Mendoza – LA VOZ DE
CÁDIZ
En medio de la crisis por coronavirus que impide que hagamos
nuestra vida diaria con normalidad hay que saber resistir. Y para ello no hay
mejor ejemplo que el que pueden aportar personas que ya tienen experiencia
en vivir sin salir a la calle cotidianamente.
Es el caso de las monjas
de clausura cuyas vidas transcurren en los conventos. Para ayudar a
estos complicados momentos en los que muchos ya se empiezan a desesperar, las
Carmelitas Descalzas de Cádiz han publicado en su blog unas acertadas
recomendaciones para vivir estos días de confinamiento y no morir en
el intento.
La hermana María Teresa es la autora de este
decálogo. Ella es mejicana pero lleva doce años en este convento del
Corpus Christi de Cádiz. Es una de las religiosas más jóvenes de las ocho
que conviven en este edificio formado por tres fincas unidas y al que se accede
por la calle Costa Rica. María Teresa explica cómo viven estos días, también
inevitablemente con la preocupación de esta pandemia. «Nosotras estamos fenomenal
porque estamos ya acostumbradas a esto y no nos supone ningún esfuerzo
logístico materialmente hablando ni de agobio el estar en clausura. No notamos
mucha diferencia, casi ninguna».
No obstante la hermana María Teresa asegura que «la parte
sensible es que se nota un silencio que no es normal. Nos damos cuenta
del ambiente doloroso y sufriente que hay y claro tenemos la
emotividad a flor de piel y estamos sufriendo con la gente y en ese sentido no
lo estamos pasando bien».
Las hermanas del convento han tenido que suspender el
contacto con el personal que les ayuda con la limpieza y el cuidado de las
enfermas. «Estamos totalmente aisladas y solas. No tenemos
venta al público ni de formas ni de dulces». María Teresa indica que en la
comunidad hay cuatro hermanas muy mayores y son las cuatro más jóvenes las que
se encargan de cuidarlas en estos momentos. «De ocho, la mitad de la comunidad
son mayores, gente vulnerable y de riesgo y esa es sobre todo una de
las razones por la que hemos querido tener el cuidado extremo de que no vaya a
contagiarse ninguna porque por la misma estrechez que tenemos para
ayudarnos, cuidarnos, comer, rezar... pues como lo coja una lo cogemos todas.
Hemos procurado por eso no tener contacto con el exterior y es la manera en la
que estamos luchando contra el bicho».
La hermana María Teresa concluye que «queremos dar ánimos
como podamos a toda la gente que sabemos que lo puede estar pasando
peor. Así que estamos rezando muchísimo, incluso más».
Aquí van esos consejos escritos por la hermana María
Teresa. Unas recomendaciones sobre las que reflexionar y tener muy en
cuenta en estos días.
1. Actitud de libertad
Según esta premisa destacan que lo fundamental es la actitud
con que vivas, la interpretación que haces tú mismo de la situación, la
consciencia de que no es una derrota. Paradójicamente, ésta puede ser
una oportunidad de descubrir la más genuina y grande libertad: la libertad
interior que nadie puede quitarte, la que procede de tí mismo. Es
verdad que las autoridades nos «obligan» a estar en casa. Tu libertad consiste
en adherirte voluntariamente, sabiendo que es por un bien superior. Libre es el
que tiene la capacidad de asumir la situación porque quiere hacer lo correcto.
No estás encerrado en casa, has optado por permanecer ahí «libremente».
2. Paz donde se ensanche el alma
Mira dentro de ti mismo, el más amplio espacio para
expandirte y ser feliz está en tu corazón, no necesitas espacios externos sino
andar con holgura en tu propio mundo. Dale cabida a la creatividad,
escucha tus propias inspiraciones y encuentra la belleza de la que eres capaz.
Tal vez aún no has descubierto que en la paz del alma brota vida… la vida es
creación de más vida, comunicación de gozo y amor. Cuando te acostumbres a
vivir en ti, ya no querrás salir.
3. No te descuides, la paz hay que trabajarla
Ejercita virtudes que requieren de concentración y
autoconocimiento, esas que normalmente descuidamos por estar ocupados en mil
quehaceres externos. De cómo afrontas tus propias emociones y pensamientos, de
la gestión de tus sentidos y pasiones depende que vivas en el cielo o en el
infierno. Obsérvate y domínate, porque si te dejas llevar del miedo, la
tristeza o la apatía, difícilmente cortarás el hilo ya que no hay muchas
evasiones. Disciplina sobre tu corazón: cuando algún pensamiento no te haga
bien, deséchalo. Procura inclinarte hacia todo aquello que vayas notando que te
da paz y alegría… la armonía hay que currársela.
4. Ama
El tema de fuego para estos días será la convivencia. Ante la
crisis por la pandemia estamos más susceptibles e incluso irritables. Tendrás
que ser muy paciente y usar mucho el sentido común. Somos diversos, cada quien
tiene una sensibilidad diferente por miles de circunstancias. Acepta y respeta
las opiniones y sentimientos de los demás. Es muy normal, cuando
estamos en nuestra casa, la tendencia a querer controlar todo… Procura no
hacerlo, sería causa de muchos enfrentamientos y frustraciones. Quítale
importancia a las diferencias, potencia las cosas que unifican. El único
terreno que realmente te pertenece eres tú mismo: tus pensamientos, palabras y
emociones; no controles, contrólate. Desde el amor sacarás comprensión y
empatía, ganas de dar y agradecimiento al recibir. Respeta, acoge la
fragilidad, desdramatiza, vive y deja vivir.
5. No mates el tiempo
Nada podrá crearte una sensación tan grande de vaciedad y
hastío, como pasar el tiempo inútilmente. Es un enemigo gravísimo que podrá
robarte la paz y hasta meterte en la depresión. Haz un plan para estos días e
intenta vivirlo con disciplina. Descanso y ocupación no son
antagónicos, aprovecha para descansar haciendo actividades que te relajen o que
estimulen un buen ánimo. Tómate tu tiempo en las cosas sencillas: que
la cebolla quede pochadita, los garbanzos tiernos, el potaje a fuego lento
¡Tenemos tiempo!… Aunque un guiso te tome 2 horas, disfruta haciéndolo, pero
empéñate en que las cosas que haces, por sencillas que sean, tengan valor y una
finalidad, nada de perder tiempo sin sentido, «matar el tiempo» es matar la
vida.
6. Ensancha tus propias fronteras
Cuántas veces nos hemos quejado de todo lo que dejamos por
hacer debido a la falta de tiempo. ¡Venga, ahora lo tenemos!… Ese libro
que te regalaron hace tres navidades y no has leído, ese otro que aún no
has devuelto porque te lo dejaste por la mitad. Si te gusta la música, busca
nuevos artistas, descubre nuevos géneros. ¿Te apetece un viaje?… Piensa en
algún país exótico y aprende sobre su cultura, legua, tradiciones… tenemos
internet para eso. Si eres persona de fe y oración, tal vez no sabes que rezar
porque ya agotaste todo lo que sabías ¿Por qué no pruebas con la liturgia de
las horas?… Descárgala en tu móvil; busca en los escritos de algún santo,
seguro encuentras muchas cosas que te llenaran el alma de nuevas luces. No te
conformes con lo que ya conoces y sabes… ahora que hay oportunidad, ábrete a
novedades que te aporten sabiduría y te llenen de alegría.
7. Para los más sensibles
No todos dominamos igual las emociones. Habrá personas a
quienes, por su psicología, les costará mucho más este confinamiento. Las
emociones no solo provienen de nuestro interior, también lo que vemos,
escuchamos, tocamos, etc, nos influye. Por ello, hay que ser selectivos
con lo que recibimos desde fuera para evitar entrar en círculos viciosos que
nos atrapen en la desesperación o nos hagan perder el control. Evitad en la
medida de lo posible: conversaciones de tipo pesimista, discusiones, malas
caras, exceso de información, películas de terror o intriga, desorden dentro de
casa. Como no hay muchas evasiones que nos hagan cambiar de chip, todo lo que
entre en nuestro cerebro permanecerá ahí por más tiempo de lo habitual por eso
hay que tener cuidado de no obsesionarnos o no dejar anidar una emotividad
negativa en nuestro interior. El exceso de pantallas también es malo,
porque sobre estimula el cerebro y nos pone más nerviosos. Hay que dormir
bien, pero en demasía pude provocar sensación de fracaso o derrota. Un remedio
buenísimo para canalizar la energía y relajarnos es bailar. Poned buena música
y reírse un rato largo bailando. Nada como reírse para reiniciar nuestro
sistema interior.
8. No estás aislado
Es importante comprender que no tienes por qué sentirte solo,
pues no lo estás. El amor y cariño de tu gente sigue ahí, aunque el
contacto físico se haya distanciado. Esta es una oportunidad para vivir la
comunicación a otro nivel más profundo, más íntimo. Habla con los que tienes en
casa con tranquilidad, sin prisas, escúchales hasta que terminen, deja que el
diálogo haga crecer la confianza y las confidencias construyan complicidad. Dí
lo que nunca tienes tiempo de decir, cuenta lo que siempre has querido contar,
habla de todo y nada pero con cariño, que es lo que llega al alma y hace nido.
Responde aquella postal navideña que no agradeciste, la carta que te emocionó y
a la que estabas aplazando respuesta, ese e-mail de una vieja amistad. Busca
palabras con belleza, intenta darle expresión a tus sentimientos más nobles…
Habla desde el corazón y crea lazos mucho más profundos con tu gente.
Descubrirás que la distancia no es ausencia.
9. Jornada de reflexión
Por no agobiarse, también es conveniente buscar momentos de
silencio y soledad. En la organización del tiempo para éstos días, también
meted espacios de oxigenación individual. ¡Cuántas personas alguna vez he
escuchado decir: Cómo me gustaría retirarme algunos días a un monasterio! Pues
la ocasión está aquí, en casa. Ordinariamente nos cansamos del aceleramiento que
tenemos encima, como si fuéramos desbocados por la rutina diaria sin tiempo
para asimilar lo que vivimos. Esperamos cambios sustanciales en la sociedad
«ésto no puede seguir así», también se escucha mucho. Pues tenemos esta
oportunidad para meternos en un capullo como el gusanito que se convierte en
mariposa. Reflexionad, pensad, meditad… ¿Qué puedo cambiar en mi para
ser mejor después de estos días?… La separación de las cosas que
ordinariamente nos traemos entre manos, ayudará para ver si realmente estamos
poniendo el acento en las que importan, de que otras cosas podemos pasar,
cuales son irremplazables, etc. Un buen discernimiento para mejorar hará que
estos días hayan sido de mucho provecho. Hombres y mujeres nuevos después de
esta crisis.
10. Ora
Sólo la oración (que es el vínculo de amistad con Dios) puede
sustentar la vida en todas las situaciones, especialmente en las adversas.
Oración, que como diría Sta. Teresa, «aunque la digo a la postre, es la
principal». Orar es abrirse a ese «Otro» que puede sostenerme cuando yo
necesito ayuda; pero también cuando yo estoy bien, orar es sostener a otros que
lo necesitan. Es la experiencia más universal del Amor. Ora, habla con Dios, se
pasarán las horas sin que te des cuenta: háblale de todo, no se cansa de
escucharte, desahógate con Él cuando lo necesites y ¿Por qué no?… deja que
también Él se desahogue contigo, es tu Padre, tu Hermano, tu Amigo. Ejercita tu
fe y tu confianza. Si te dejaste la relación con Dios en el trajecito
de marinero de tu primera comunión o en ese bonito vestido blanco, vuelve a
intentarlo, ahora hay tiempo y serenidad para conversar con él. Tal vez no
crees porque no has probado ¿Y si lo intentas?…
