El siguiente
informe representa únicamente la perspectiva de Andrey Manoilo, profesor de la
Universidad Estatal de Moscú y asesor del alto gobierno ruso; y Konstantin
Strigunov, analista del think tank Эксперт. Traducción de Vicente Quintero,
conocido de Manoilo. La relación de Manoilo y Quintero es estrictamente
académica y profesional. La publicación del artículo se realiza a solicitud
expresa de Manoilo.
Andrei
Manoilo, miembro del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa
A la espera
de nuevas elecciones presidenciales de Estados Unidos, la pregunta es la
siguiente: ¿se firmarán acuerdos entre Putin y Trump sobre Venezuela?
El 30 de
enero de 2020, la agencia de noticias rusa TASS señaló que el Ministro de
Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Sergei Lavrov, realizará una
visita oficial a Venezuela el 7 de febrero. Allí sostendrá conversaciones
oficiales con Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. El programa de la visita
también incluye negociaciones con el Vicepresidente Ejecutivo y Ministro de
Relaciones Exteriores de Venezuela.
El propósito
de la visita de Lavrov a Venezuela es claro. Por un lado, esta es una respuesta
“espejo” a Mike Pompeo, quien se reunió en enero en Colombia con el proconsul
pro-estadounidense, el señor Juan Guaidó, y el 1 de febrero con el presidente
de Bielorrusia, el señor Lukashenko. Los rusos buscamos demostrar que, mientras
Pompeo está tramando intrigas con Lukashenko y Guaidó, nosotros tampoco nos
quedamos atrás. Por otro lado, necesitamos supervisar las negociaciones que
Nicolás Maduro podría tener con los Estados Unidos; es conveniente que mejoren
las relaciones con Estados Unidos, pero en una tríada Estados
Unidos-Rusia-Venezuela. Para Rusia, podría ser alarmante el establecimiento de
cualquier canal de negociación entre Donald Trump y Nicolás Maduro.
Para los
intereses del partido Единая Россия (United
Russia), es vital “darle vida” al gobierno venezolano en este momento. Rusia
todavía tiene la oportunidad de maniobrar en el conflicto; es posible
reconciliar a Trump con Maduro, con el papel de intermediario de Vladimir
Putin. Probablemente, Lavrov discutirá este tema en detalle con Nicolás Maduro.
Rusia ha invertido una gran cantidad de dinero en Venezuela, y según algunas
fuentes, las inversiones rusas en el país sudamericano ascienden hasta los 20
mil millones de dólares, de los cuales alrededor de 8 mil millones de dólares
se han invertido recientemente. A Rusia no le conviene que Venezuela se
convierta en una Libia más, en donde además de lo que todos ya saben, los rusos
perdieron el dinero invertido. El desenlace tiene que ser favorable a Rusia.
Para que
Trump, Putin y Maduro dejen de ser enemigos y se sienten a la mesa de
negociaciones, deben hacer una serie compromisos. Y aunque no lo crean, la vida
da muchas vueltas.
Comencemos
analizando a Donald Trump: ¿qué hay en la cabeza de este señor?
1.
Derrocar a Maduro es, para Donald
Trump, una “cuestión de honor”. Donald Trump ya le ha prometido al Congreso, a
sus votantes y a todo el pueblo estadounidense que acabaría con el régimen
chavista. Y esta promesa no se ha cumplido. Si Trump no destruye a Maduro antes
de noviembre de 2020, antes del día de votación para el nuevo presidente de los
Estados Unidos, habría fracasado rotundamente su operación Venezuela.
2.
Por ahora, para Donald Trump no hay
vuelta atrás en sus relaciones con Maduro. Está en una encrucijada; entre sus
intereses personales, la posición del Congreso de los Estados Unidos, los
intereses de sus grandes amigos, la estabilidad de la región, etcétera. Pero
confiaremos en que tomará la mejor decisión, la cual será la más favorable para
los intereses de todos nosotros. Lo mejor de Donald Trump es que piensa como un
buen empresario.
3.
A diferencia de otros presidentes de
los Estados Unidos, más equilibrados mental y emocionalmente, Trump tuvo en sus
manos una herramienta realmente efectiva para derrocar al poder chavista en
Venezuela, la cual conocemos en Rusia como el llamado “precedente venezolano”.
Lamentablemente, fracasó por culpa de una oposición inepta, fracasada y
patética. Se basa en una combinación de los principios de las revoluciones de
colores, el poder dual, y los golpes de Estado verticales.
4.
Trump confiaba en que convertir a
Maduro en una “moneda de cambio” era más que suficiente. Pero los hechos han
demostrado que no fue así: la confiscación de activos y cuentas personales en
bancos extranjeros debilitó a Nicolás Maduro, pero este aún está en el poder. Y
los traidores están muy bien identificados. Los estadounidenses subestimaron el
rol que podían tomar los rusos al exponer el papel de John Bolton en su intento
de reclutar altos funcionarios venezolanos para sus planes. Y ahí tenemos un
resultado a la vista de todos: John Bolton fue despedido.
5.
La CIA no ha tenido todavía éxito en
Venezuela, pero esto no significa que los estadounidenses no podrán encontrar a
otra persona del círculo íntimo de Maduro que haga lo que sea por recuperar sus
activos en el extranjero. La reciente reunión entre Guaidó y Pompeo, en el
marco de la conferencia regional antiterrorista que tuvo lugar en Bogotá el 20
de enero de 2020, sugiere que quizá se haya encontrado un nuevo candidato para
vencer a Maduro desde las filas del chavismo.
6.
Mike Pompeo viajó a Bogotá no solo
para decirle chistes a Guaido, sino que para darle instrucciones y órdenes a
sus agentes. Esto significa que, muy pronto, los estadounidenses repetirán su
manual para derrocar a Maduro, pero con otros personajes. Ni siquiera deberíamos
descartar que Guaidó, en el momento menos pensado, desaparezca del mapa.
7. Maduro
sabe que no puede confiar en nadie. Cualquiera persona, incluso los chavistas
fieles y originarios, en cualquier momento podrían venderlo a los
estadounidenses. La tecnología descrita para organizar golpes de Estado,
probada por primera vez por los estadounidenses en Venezuela, es muy útil;
fracasó por lo inepta que es la oposición venezolana. Pero Trump no tiene
suficiente tiempo para preparar nuevos cuadros políticos y académicos. El tiempo se agotó y perdieron el
dinero invertido.
8.
El principal objetivo estratégico de
Trump no es la victoria de Estados Unidos en Venezuela, sino su victoria
personal en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de
2020. Ambas cosas son importantes, pero un objetivo precede al otro. La
victoria electoral en Estados Unidos es la prioridad ante el derrocamiento de
Maduro.
9.
Trump entiende que el derrocamiento
efectivo del régimen de Maduro puede darle una tremenda ventaja electoral sobre
sus rivales, que también se postulan para las elecciones. Los estadounidenses
votan por los fuertes y exitosos. Para Trump no es rentable para destruir a
Maduro ahora, en estas condiciones. Ya para noviembre se habría olvidado esta
victoria. Y es por eso que Trump está preparando bien el escenario para
intentar derrocar a Maduro a finales de 2020, 2–3 semanas antes del día de la
votación.
10.Maduro
comprende esto, y envía señales de Trump sobre su disposición a sentarse
nuevamente en la mesa de negociaciones.
¿Qué puede
hacer Nicolás Maduro para salvarse? Todavía está muy joven para que una calle
de Moscú tenga el honor de llevar su nombre
1.
Para Nicolás Maduro, la estabilidad
del régimen venezolano y la capacidad de permanecer en el poder no es una
cuestión de prestigio o popularidad regional, sino de supervivencia. Todos
recuerdan exactamente cómo terminaron los jefes de Estado que se atrevieron a
desafiar a los Estados Unidos: Gadafi, Hussein y Allende son solo algunos
ejemplos. Después de su decisivo “no” a Washington, Maduro fue puesto en la
“lista negra”. A simple vista, pareciera que a Maduro solo le quedan dos
opciones: ceder a los estadounidenses o, tarde o temprano, sufrir la suerte de
Allende. Pero el panorama no es tan negativo para Maduro, que puede equilibrar
su correlación de fuerzas internacionales entre Cuba, Rusia y Estados Unidos,
con la esperanza de que los antagonistas lleguen a acuerdos que permitan su
supervivencia.
El equilibrio, sin embargo, ha comenzado a resquebrajarse desde 2019. Las razones son las siguientes: las negociaciones de Oslo, en donde no fueron invitadas delegaciones de países aliados de Venezuela; la revelación de los planes de la CIA en agosto de 2019; etcétera.
El equilibrio, sin embargo, ha comenzado a resquebrajarse desde 2019. Las razones son las siguientes: las negociaciones de Oslo, en donde no fueron invitadas delegaciones de países aliados de Venezuela; la revelación de los planes de la CIA en agosto de 2019; etcétera.
2.
Maduro está listo para negociar con
los Estados Unidos, por supuesto, bajo garantías personales de seguridad y la
devolución de activos extranjeros. Pero Maduro no es tonto, como algunos
piensan. A Maduro no se le subestima; ya lleva más de media década en el poder.
Y Maduro sabe cuál fue el destino de Gadafi. Los estadounidenses no siempre
cumplen su palabra y hay que tener distancia a la hora de negociar con ellos.
3.
Maduro también está listo para
negociar con Rusia. Y recordemos que, después del fracaso de las negociaciones
en Barbados en agosto de 2019, Maduro inmediatamente viajó a Moscú, el 25 de
septiembre de 2019. Los rusos seguirán apoyando a los chavistas con dinero,
servicios de inteligencia secreta-militar y asesoramiento. Pero nos desagradó
el hecho de no haber sido invitados a las negociaciones en Osló.
4.
El cálculo estratégico de Nicolás
Maduro se basa en cada posible retraso en la planificación de su derrocamiento
por parte de Estados Unidos. Si Trump no logra derrocar a Maduro, tendrá que
replantearse su estrategia en Venezuela, así como los estadounidenses lo han
hecho con Cuba durante más de medio siglo. Y en Venezuela hay muchísimas
oportunidades para hacer negocios. Donald Trump, como empresario, tendrá que
valorar eso, tarde o temprano. Y si todo fracasa, luego llegará el momento para
normalizar las relaciones. Maduro sabe que su victoria está en resistir el paso
del tiempo, cueste lo que cueste. Las elecciones presidenciales de 2020 son un
tema crucial en los Estados Unidos.
5.
La situación de Nicolás Maduro no es
sencilla. En particular, porque los otros altos funcionarios del gobierno
venezolano podrían intentar tomar el poder por la fuerza, como trataron de
hacerlo un grupo de chavistas el año pasado, con Leopoldo López y Juan Guaidó.
¿Y qué hay de
Vladimir Putin en Venezuela? Este es el hombre que podría unir a Donald Trump y
Nicolás Maduro. Tiempo
al tiempo.
1. Para
Rusia, lo cierto es que Venezuela representa lo mismo que Cuba era para la
Unión Soviética; un aliado estratégico, cabeza de puente militar y punto de
apoyo. Además, para Rusia, la oportunidad de frustrar los planes de Estados
Unidos en Venezuela es una oportunidad para “voltear la nariz” de los
arrogantes políticos estadounidenses que creen que solo ellos pueden desempeñar
el papel del “gendarme necesario mundial”. A los rusos nos molesta que los
estadounidenses siguen creyendo que todos los demás países son su “patio
trasero”. Incluso Rusia
es asumida como patio trasero estadounidense.
2.
Rusia acudió a darle asistencia a
Maduro a principios de 2019, cuando la posibilidad de su eliminación física era
real. Gracias a los especialistas rusos y los ajustes realizados en la guardia
personal del Presidente de Venezuela, es que Nicolás Maduro logró permanecer
con vida. A Caracas habían llegado fuerzas especiales secretas de otros países
vecinos, preparadas para quitarle la vida a Maduro.
3.
Asimismo, los rusos han frustrado los
planes secretos de los Estados Unidos en Venezuela, a través de operaciones de
inteligencia y guerras híbridas. Y la información, en todo esto, es muy clave.
La información vale tanto, o más, que un arsenal de ametralladoras. Y lo hemos
demostrado. Hasta los momentos, Nicolás Maduro sigue siendo el presidente de
Venezuela, sin tener todo el poderío de los Estados Unidos. Esta experiencia
demuestra que se puede resistir efectivamente a las amenazas estadounidenses,
sin sucumbir.
4.
Se revelaron los puntos principales
de las negociaciones de un importante chavista con la CIA, así como las
condiciones (garantías) exigidas para tomar el control del país durante las
elecciones presidenciales anticipadas, a las cuales Maduro convocaría, en
función de los acuerdos con los Estados Unidos en las conversaciones en Oslo y
Barbados.
5.
El fracaso de esta operación no es
culpa mía, sino de los propios oficiales de personal de la CIA y SNB. Ellos
mismos lo revelan todo. Y algunos, hasta venden información.
La
importancia de Venezuela para Vladimir Putin
Fue, a través
de Venezuela, que Rusia comenzó a recuperar su rol en América Latina, una
región con cuyos países la Unión Soviética siempre había tenido relaciones
amistosas — en el siglo XX, fueron Cuba, México, Argentina, Uruguay y Perú los
principales socios —. La ayuda a Venezuela también es importante para los
ciudadanos de Rusia, ya que es una oportunidad para que estos sientan orgullo
patrio y perciban que el papel de Rusia en el mundo y los procesos mundiales
está creciendo. Y esta es la primera vez que Estados Unidos realmente quiere
hacer algo — derrocar al régimen de Maduro —, pero no puede, gracias en parte a
Rusia; no puede, a pesar de concentrar todas sus fuerzas y esperanzas en esta
meta. Este es un precedente que limita la influencia estadounidense en todo el
mundo.
Además de la
política internacional, Rusia también tiene intereses económicos en Venezuela,
en el campo de la producción y refinación de petróleo, así como también en el
desarrollo de la industria minera y el comercio. Todo esto será posible tan
pronto como Estados Unidos deje de estrangular a Venezuela con sanciones y
amenazas de invasión militar directa. Es decir, cuando Putin, Trump y Maduro
finalmente se den la mano y olviden sus diferencias.
¿Es posible
un Tratado de Amistad entre los señores Donald Trump-Vladimir Putin-Nicolás
Maduro?
Sí. Muy
posible. Pero para que ello sea viable, debe elaborarse primero una fórmula de
compromiso que se adapte a todas las partes contratantes. Y esta fórmula se
deriva directamente de la coincidencia de los intereses de Maduro, Trump y
Putin. ¿Dónde está este punto de coincidencia? Aquí lo veremos.
Trump quiere
convertirse nuevamente en el presidente de los Estados Unidos. Y necesita una
victoria en Venezuela. Rusia no puede garantizar la victoria de Donald Trump y
estamos categóricamente en contra de esto, debido a que viola los principios
éticos que definen la política rusa para el extranjero. Sin embargo, los rusos
podemos ayudar a “salvarle la cara” a Donald Trump. Los rusos haríamos que
Trump logre quedar como un personaje digno e impoluto, en la víspera de las
elecciones. La derrota de Trump en Venezuela podría enterrar su carrera
política, debido al impacto que puede tener en las elecciones, sin ignorar
tampoco todo lo que está hablándose de Trump en la opinión pública
estadounidense. Y solo Vladimir Putin, que en Venezuela ha demostrado su
supremacía sobre Donald Trump, es el que puede ayudarlo. Vladimir Putin le
salvará la cara a Donald Trump y podría permitir que gane las elecciones
nuevamente. Pero esto tiene un costo muy grande y nuestros intereses en
Venezuela quedarán intactos.
La mejor
opción para Trump será negociar una salida a la crisis de Venezuela con el
arbitraje y la mediación de Vladimir Putin. Venezuela seguirá siendo
independiente, soberana e indivisible; en todo su territorio se mantendrá la
neutralidad entre Rusia y los Estados Unidos (“statu quo”); el poder
permanecerá en manos del partido PSUV; se le cederán algunas funciones a algunos
sectores de la oposición, para que al menos les quede algo.
Pero el poder
no se le puede transferir a una oposición marginal como la que presenta Juan
Guaidó y sus “representantes”, sino una oposición real, cuyos líderes tienen
peso y autoridad en la sociedad venezolana. En este escenario, la nueva
vicepresidenta de Venezuela puede ser María Corina Machado, una líder opositora
real y autorizada con sus propios recursos políticos y capacidad contractual.
María Corina Machado es mejor que Guaidó, este hecho debería ser obvio para
Trump. Juan Guaidó, al lado de Machado, parece un estudiante adolescente.
Además, Guaidó es tan similar a Obama, física y psicológicamente, que incluso
es extraño que Guaidó aún no haya causado que Trump tenga una reacción alérgica
hacia ese ser; hacia esa persona.
1. Trump
debe retirarle cualquier tipo de apoyo político y económico a Juan Guaidó; debe
abandonar cualquier intento de cambiar el sistema político de Venezuela por
medios armados. Estados Unidos no intervendrá directamente en los asuntos
internos de este país soberano. Y las sanciones contra Venezuela deben ser eliminadas.
2.
A cambio, a Donald Trump se le dará
la oportunidad de convertirse en una figura verdaderamente histórica: formular
su “Doctrina Trump”, que puso fin al conflicto entre Estados Unidos, Rusia y
Venezuela. Y es que le advertimos a Donald Trump que, si sucumbe a las
presiones del “gordo” Mike Pompeo, el destino será el mismo y se repetirá el
escenario de 2019. Lo mejor que puede hacer Estados Unidos es eso: formular la
Doctrina Trump y todos quedaremos beneficiados. De la mano de Nicolás Maduro y
María Corina Machado, una nueva Venezuela puede resurgir de las cenizas. ( Medium.com )
* Andrey
Manoilo es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Moscú