- 10,7 millones de hectáreas quemadas (una superficie más
grande que Portugal), al menos 25 personas han perdido la vida, más de
1.000 millones de animales han muerto y hay 2.500 casas
destruidas. Australia sigue ardiendo.
Los incendios forestales no son algo
nuevo en nuestras antípodas. Todos los años hay una época en la que hay
incendios; sin embargo, lo que está pasando esta vez NO es normal.
2019 ha sido el año más caluroso y
seco en este país desde que hay registros, por lo que se ha reducido el periodo
fuera de riesgo de incendios, que es cuando se pueden realizar quemas
controladas para disminuir la carga de combustible.
Por eso, Australia tenía una
situación de partida (más calor, menos humedad y más carga de
combustible) que ha sido el caldo de cultivo perfecto para la propagación de
un incendio de alta intensidad.
Cada vez es más frecuente que, a
pesar de los esfuerzos del operativo, los incendios forestales escapen a su
capacidad de extinción. Un planeta más caliente y más seco está pidiendo
soluciones urgentes y entender cómo se ha llegado a esta situación de
incendios dramáticos, incendios que se comportan de forma impredecible y de una
intensidad que genera microclimas propios de vientos y tormentas de fuego.
El cambio climático no
origina los incendios, pero sí agrava su propagación.
En este sentido, es necesario conocer
bien las causas de origen (riesgo de ignición) mediante la
investigación de las causas y motivaciones (negligencia, intencionado
o natural) para poder tomar iniciativas preventivas, de autoprotección y de
concienciación social.
Pero en incendios de tal magnitud
como los de Australia, nos centramos en las causas que propagan los
incendios (riesgo de propagación) donde el cambio climático es clave. Con
todo esto, las administraciones tienen que:
1. Gestionar los bosques, un
territorio cambiante que sufre las consecuencias del cambio climático
Las olas de calor y las
sequías se han prolongado y extendido.
Como resultado, el suelo y la
vegetación están más secos y el paisaje es más inflamable.
Se necesita una selvicutura
preventiva e iniciativas que reduzcan y gestionen la carga combustible para
tener bosques menos vulnerables frente cambio climático.
2. Aumento de fondos para
selvicultura preventiva y para los servicios de extinción de incendios
En Australia, la extinción
de incendios está dirigida por personas voluntarias (es la red de
voluntariado más grande y mejor organizada del país).
En estos días han recibido donaciones
de la sociedad civil.
¿Cómo es posible que un país como
Australia no profesionalice y presupueste las necesidades de extinción.
3. Preparar a la población ante el
riesgo creciente de incendio forestal para prevenirlo y mitigarlo
En zonas de IUF (viviendas en medio
natural) es fundamental que se organicen planes preventivos y de
emergencia para acortar los tiempos de caos y enfrentarse a las
primeras horas del incendio.
Estas primeras horas son clave para
los bomberos que tienen como prioridad la salvaguarda de las personas, después
los bienes (casas ya vacías) y, por último, el medioambiente.
En España y Australia tienen este mismo orden de
prioridades. Si las casas están protegidas, eso implicaría tener menos
hectáreas calcinadas y menos riesgo para los bomberos que cada vez más se
enfrentan a incendios más peligrosos.
Son testigos presenciales de lo nunca
visto y por lo que incluso llegan a perder la vida.
4. Ante el cambio climático
necesitamos actuaciones específicas para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero
Por eso, estamos pidiendo al
primer ministro australiano que reconozca el vínculo de los incendios
forestales y el cambio climático para que tome medidas urgentes.
En 2019 Australia fue el segundo
mayor exportador de carbón del mundo, uno de los principales responsables del
cambio climático, y las emisiones de gases de efecto invernadero llevan
creciendo cuatro años.
Es clave que se ponga en marcha
un plan de reducción de uso y quema de combustibles
fósiles mediante su sustitución por fuentes de energía limpia como la
eólica y la solar.
Los grandes incendios forestales son
la cara visible de una emergencia climática y de biodiversidad que es
necesario afrontar para evitar los peores impactos que ya estamos sufriendo.
Es fundamental que se aborden
soluciones para prevenir y mitigar los grandes incendios catastróficos en un
planeta cada vez más inflamable.