Crece la desigualdad, desocupación y
trabajo mal remunerado en el mundo
“Para millones de personas comunes,
es cada vez más difícil construir vidas mejores a partir de su trabajo”, afirmó
el Director General de la OIT, Guy Ryder. –
Imagen: Adrián Pérez
La falta de trabajo decente asociada
al aumento del desempleo y a la persistencia de las desigualdades, hacen cada
vez más difícil que las personas se construyan una vida mejor gracias a su
trabajo, concluye un reciente informe mundial de la OIT sobre las tendencias
sociales y del empleo. Casi 500 millones de personas trabajan menos horas
remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al trabajo asalariado, según
el informe de la Organización Internacional del Trabajo "Perspectivas
sociales y del empleo en el mundo - Tendencias 2020".
El informe muestra que el desajuste
entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo
a una amplia subutilización de la mano de obra. Además del número mundial
de desempleados (188 millones), 165 millones de personas no tienen suficiente
trabajo remunerado y 120 millones o bien han abandonado la búsqueda activa de
trabajo o no tienen acceso al mercado laboral.
El desempleo mundial se ha mantenido
relativamente estable durante los últimos nueve años, pero la desaceleración
del crecimiento económico significa que mientras a nivel mundial la fuerza de
trabajo se incrementa, no se están creando suficientes nuevos empleos para
absorber a los que se incorporan al mercado laboral.
“Para millones de personas comunes,
es cada vez más difícil construir vidas mejores a partir de su trabajo”, afirmó
el Director General de la OIT, Guy Ryder. “La persistencia y la amplitud de la
exclusión y de las desigualdades relacionadas con el trabajo les impiden
encontrar un trabajo decente y forjarse un futuro mejor. Esta es una conclusión
extremadamente preocupante que tiene repercusiones graves y alarmantes para la
cohesión social”.
A nivel mundial, la parte del ingreso
nacional destinada a la mano de obra (en vez que a otros factores de
producción) disminuyó de manera substancial entre 2004 y 2017, de 54 por ciento
a 51 por ciento. Esta caída es más acentuada en Europa, Asia Central y las
Américas. Esto es más de lo que sugerían las estimaciones previas, como muestra
el informe.
En la actualidad, la pobreza de los
trabajadores (definida como ganar menos de 3,20 dólares al día en términos de
paridad del poder adquisitivo) afecta a más de 630 millones de trabajadores,
uno de cada cinco personas de la población activa mundial.
Otras desigualdades significativas –
definidas por sexo, edad y ubicación geográfica – siguen siendo factores
evidentes de los mercados laborales actuales, constata el informe, limitando
tanto las oportunidades profesionales individuales como el crecimiento
económico general. En particular, 267 millones de jóvenes entre 15 y 24 años no
trabaja ni estudia o recibe formación, y muchos más tienen que soportar malas
condiciones de trabajo. El informe advierte que el fortalecimiento de las
restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o
indirectas, sobre el empleo.
En lo que se refiere al crecimiento
económico, el informe constata que el ritmo y la forma actuales del crecimiento
están entorpeciendo los esfuerzos dirigidos a reducir la pobreza y mejorar las
condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos. El informe recomienda
cambiar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor
agregado a través de la transformación estructural, la modernización
tecnológica y la diversificación de la producción.
“La subutilización de la mano de obra
o los empleos de baja calidad significan que nuestras economías están perdiendo
los beneficios potenciales que representa el enorme caudal de talento humano”,
declaró el principal autor del informe, Stefan Kühn. “Encontraremos la vía
hacia el desarrollo sostenible e inclusivo sólo si combatimos este tipo de
desigualdades en el mercado laboral y facilitamos el acceso al trabajo
decente”.