En el noreste
de la isla de Dominica viven los Kalinago, que durante mucho tiempo fueron
discriminados e incluso difamados como caníbales. Sin embargo, ahora, seguros
de sí mismos, quieren presentar ante el mundo su modo de vivir. Dos aldeas
muestran la cultura de ayer y de hoy.
Irvince
Auguiste no se parece a un clásico cacique indio. No tiene plumas en el
cabello, no lleva una cinta en la frente ni tampoco una camisa con flecos. El
hombre fornido, de baja estatura, lleva unos vaqueros capri, zapatos de
plástico, una camiseta y una gorra sobre la coleta. "Nosotros no nos
disfrazamos y no fingimos nada", dice Auguiste. Cuando tenía 21 años de
edad, los Kalinago en la isla de Dominica le eligieron como su jefe, el más
joven en la historia de este pueblo aborigen.
Ahora, con
52 años de edad, Auguiste tiene un nuevo proyecto: en su pueblo, Touna, quiere
mostrarles a los turistas cómo viven hoy los Kalinago, unos de los últimos
pueblos indígenas del Caribe. "Nuestra vida es por un lado moderna y por
el otro somos autárquicos", explica Auguiste. "Tenemos televisión por
cable e Internet, pero comemos lo que nosotros mismos cultivamos".
Uno de los
motivos del sobrio estilo de vida de los Kalinago es la pobreza. En Dominica
ocupan el último lugar en la escalera social. "Siempre hemos sido
discriminados", dice Auguiste. Durante mucho tiempo no tenían acceso a
escuelas y médicos, y no tenían ninguna posibilidad de encontrar un buen
empleo.
"Hasta
el día de hoy muchos dominiqueses nos consideran inferiores, pero la situación
está mejorando". Hace poco, el gobierno del Estado insular, de 70,000 habitantes,
eliminó de los documentos oficiales la palabra "caribes", de origen
colonial. Para muchos Kalinago, este término es ofensivo porque siempre va
asociado a la imagen de horror de salvajes que comen carne humana.
A la isla
de Dominica llegan sobre todo cruceros y algunos senderistas y amantes de la
naturaleza. Casi nadie se dirige a Touna. Los grupos de turistas que en la
temporada de cruceros son llevados durante un par de horas al territorio
Kalinago generalmente visitan el pueblo Kalinago Barana Autê, un museo viviente
que es incomparablemente más fotogénico que Touna.
En este
lugar, el gobierno mandó construir chozas cubiertas de paja como las que
habitaban los aborígenes antes de la llegada de Colón. En el centro hay una
casa Taboui, en donde en el pasado el cacique y los demás hombres dormían en
hamacas y guardaban sus armas. En la réplica de la casa actúan bailadores
cuando llega un grupo de turistas.
Para
Irvince Auguiste, Barana Autê es una ampliación de su propio proyecto.
"Aquí tenemos un pueblo viviente". Hasta el momento, sin embargo, en
Touna solo se puede pernoctar en dos casas. Por esta razón, Auguiste está
construyendo un camping con chozas donde se pueden tender hamacas. Y ya está
listo el armazón de un pabellón para baile y música, porque sin ningún
espectáculo los turistas no llegarían.
