- Carta a Rubén González y demás
trabajadores venezolanos.
Estimado
Rubén:
Con
la decisión del tribunal militar, que te ha condenado a más de 5 años
de cárcel por defender a los trabajadores del hierro, el régimen, y,
sobremanera el usurpador, desgarra su máscara de “trabajador”. Sin
temor a equivocarme, hoy se te ha legitimado ante los ojos de tus compañeros de
la clase trabajadora de Guayana y del país, como el líder sindical de mayor
peso en Venezuela. Máximo, cuando lo imperante es la inexistencia de libertades
sindicales, de vigencias contractuales y la extinción de conquistas laborales
que se sostengan en el contexto hiperinflacionario, financiero, social y
político. Durante los últimos 20 años, los jerarcas del gobierno han hecho
añicos todas las conquistas laborales obtenidas en tiempos de libertad...
lanzadas por el inodoro burocrático que desemboca en la cañería ideológica de
utilería...terminando en el basurero mitológico de ese adefesio
"involutivo" tipificada como revolución. Si, esta involución ha sido
drástica en el mundo del sector trabajador. Para ejecutar este plan político
militar contra los trabajadores se instrumentaron muchos mecanismos "unidireccionales"
cuyo objetivo principal fue acabar con el movimiento sindical -organizado
o no- del país, y, con él, su capacidad de lucha y articulación regional,
nacional e internacional.
El minucioso plan comenzó desde el día uno y la nueva
constitución de 1999, al comprometer el destino de los sindicatos al arbitraje
del poder electoral o CNE. En un país donde el principal patrono es el
estado, que, además, asume de juez electoral, cobrar y darse el vuelto, vale
decir: "Zamuro cuidando carne". He allí, el primer signo de
involución que contraviene tratados internacionales suscritos por la república
con organismos internacionales como la OIT. Fue así, como se dio paso a
una supuesta “democratización electoral” de la CTV, al elegir a su presidente
mediante el voto universal, directo y secreto. Ya no de los trabajadores, sino
de todo ciudadano mayor de 18 años, -trabajadores o no-. Aun derrotado el
régimen electoralmente en la CTV y resultando Carlos Ortega Presidente de este
organismo, tampoco se respetaron los resultados, siendo este
compañero encarcelado, perseguido y exiliado. En tanto la central
languidece en la inercia, el desconcierto y la incertidumbre, en una jugada
paralela el régimen creó su propia “central burocrática” de acólitos y
borregos; más leales a sus patronos que a sus afiliados. Mientras,
avanzaban asaltando sindicatos, interviniéndolos o usando el paralelismo
sindical como forma de acción: Si “el problema” era persistente acudían a
los pistoleros en sustitución de los cabilleros. Paso siguiente, pasaron
al uso de los “pranes” para colonizar las áreas sindicales etiquetadas
como conflictivas, sembrando miedo, sicariato y muerte a su paso.
Judicializaron los conflictos laborales y criminalizaron las protestas, para
inhabilitar los contratos colectivos. Satanizaron la tripartita entre
trabajadores, empresarios y estado. Invisibilizaron la inspectoría del trabajo,
amenazaron a todos aquellos que no eran “rojos rojitos”, engolosinaron a la
vanguardia laboral, la corrompieron, comprometieron, desprestigiaron,
dividieron, y usaron de esquiroles contra su propia clase
logrando liquidarla. Así mismo, el régimen avanzó con sus expropiaciones,
estatizaciones y militarizaciones, bajo cánticos
entusiastas de: “Así, así, así es que se gobierna”. Envenenando con discursos
populistas ramplones a la prole, mientras ellos saqueaban a manos llenas. Ahora
no conforme con todo este historial de barbarie, enfrentan a los trabajadores
con sus socios mayores, la cúpula castrense, y sus intereses en los más ocultos
negocios con mafias de extracción minera y narcotráfico, tal como hicieron
contigo al enjuiciarte en un tribunal militar, bajo la ridícula figura de
“ultraje al centinela”.
De modo
Rubén, que haber sorteado todos esos obstáculos, te hace héroe civil de los
trabajadores venezolanos. No solo de cara al presente, sino al futuro. He
tenido ocasión de estar contigo en luchas pasadas y presentes, por eso abrigo
la esperanza y trabajo para ello, de podernos abrazar en libertad y echar a
andar los sueños de una Venezuela Libre. Ya no solo por tu libertad o la mía,
sino de la nación entera; ¡libre de mafias, corporaciones criminales, tiranos y
cuarteles! ¡Libres de populismo! En un país con trabajo decente donde podamos
contribuir a generar riqueza y bienestar para todos, prósperos y soberanos. Con
menos estado y más ciudadanos productivos. Libres de rentismo estractivista y
paternalista. Comprometidos en desarrollar una industria respetuosa con el
ambiente. Podemos asociar a nuestros trabajadores a formas de producción donde el
norte sea la filosofía ganar ganar. Reinventar todo ese parque industrial -hoy
en manos criminales- con el concurso de los mejores y la audacia inteligente y
necesaria para hacerlas autosustentables, viables, eficientes, productivas,
rentables y competitivas. No es fácil, eso es lo interesante del reto que
debemos enfrentar y para el cual estamos preparados y comprometidos.
Fuerza Rubén,
no hay salidas mágicas, inspírate y arráigate en lo que hemos sido capaces
de construir como pueblo; venimos de la estirpe de los padres fundadores y
forjadores de la independencia de medio continente, de la creación de la
corporación antiimperialista más importante del mundo contemporáneo, la
OPEP. Vencimos el militarismo, hasta reducirlos a sus cuarteles. Y en
plena guerra fría, desafiamos tiranías de Izquierda y de derecha. Es fácil
decirlo, pero ha sido de titánica ejecución. Rubén, estos son tiempos
difíciles, complejos y matizados; no podemos esperar que caiga la tiranía,
tenemos que contribuir en ese propósito. Tu eres el indicado para
constituir un nuevo foro laboral en Venezuela, que surja del desafío abierto a
la narcodictadura, capaz de convocar un proceso de legitimación abierto y
popular desde la calle, usando el voto universal, directo y secreto de los
venezolanos, sin usar al CNE. Refundar desde las cenizas, un nuevo movimiento
sindical en el país recurriendo a la irreverencia que reconquiste la
libertad y los derechos. Tu puedes inspirar hoy la construcción de ese
instrumento... que tú celda no te limite, como no limitó a Mandela. Construir
esperanza no es una tarea a futuro, ni un objetivo fatuo porque nacimos como
república luchando por ser libres de todo yugo. No hablo de magia, sino
del resultado del esfuerzo que pongamos en el. Las circunstancias te han
colocado a ti al frente de esta tarea épica, esta es la oportunidad de crear
este instrumento representativo de la clase trabajadora en estos momentos de
orfandad, para que surja la Asamblea Nacional de Trabajadores, ANT, Es el
momento histórico para dar este paso y avanzar como sociedad. Temple
y coraje Rubén.
Américo De
Grazia - Diputado por el Edo Bolívar en la Asamblea Nacional
- correo americodegrazia@gmail.com
@AmericoDeGrazia (Twitter)