POR MANUEL BARRETO HERNAIZ
“_Educad a los niños
y no será necesario castigar a los hombres"_
Aristóteles
“_Cada niño que viene
al mundo nos dice: Dios aún espera del hombre"._
Rabindranath Tagore
Qué ironía, ya desde el génesis de este desastre, el mismo
día que Hugo Chávez ganó las elecciones a la presidencia de la República, aquel
fatídico ´98, con su iracunda y altisonante palabra y dirigiéndose a una
multitud alborozada que le acompañaba en el Ateneo de Caracas, dirigiéndose a
todo el país exclamó: “Declaro que no permitiré que en Venezuela haya un solo
niño de la calle: si no, dejo de llamarme Hugo Chávez Frías”.
Por supuesto que resolver este prioritario problema es muy
difícil.
Hoy pululan, tanto en nuestro terruño como en muchas de las
ciudades venezolanas, mujeres con niños en los brazos mendigando en la mayoría
de las esquinas de mayor afluencia vehicular; estas escenas se hacen parte del
panorama habitual, pues resulta demasiado común el ver a esos niños
limpiando parabrisas, o a la espera que un billete totalmente devaluado caiga
es ese vasito desechable, que luego pasará a la alforja miserable de una
madre que a su vez, extiende la mano en tanto muestra en la otra, una
criaturita que desde sus pocos días de nacida, ya inhala monóxido y se curte a
la miseria. Esa escena, repetida en tantas calles y avenidas, muestra
un problema social: la explotación infantil, pero sobre todo, nos revienta en
el rostro la anomia total de un país a la deriva.
De entrada, se hace menester definir la denominación de estos
niños; si son “ _de la calle” o_ “ _en la calle”;_ y no es cuestión de
estigmatizarles – como lo dice la UNESCO- sino de protegerles.
Los niños “de la calle” tienen como hábitat principal,
permanente o transitorio la calle. Allí viven, duermen y desarrollan
estrategias de supervivencia. En tanto que los “niños en la calle” mantienen
sus vínculos familiares, pernoctan regularmente en sus hogares y se ubican en
la calle para trabajar. Y más delicado aún resulta el asunto cuando nos
referimos a las niñas “de la calle” , pues representan una de las categorías
que se encuentra expuesta a mayor riesgo por su condición de féminas y por los
distintos problemas que se pueden generar a largo plazo, entre otros: embarazo
precoz, abandono del hogar y prostitución.
Los niños de la calle se desenvuelven en un mundo dantesco:
robando, mendigando, siendo explotados, consumiendo drogas, víctimas de la
prostitución y ya acostumbrados a vivir en la calle; ya la han adoptado
como modo de vida, durmiendo bajo algún puente, o en los portales de los
centros comerciales, en condiciones infrahumanas viven esa terrible aventura de
buscar su sustento y el de sus familias, siempre expuestos a las inclemencias
del tiempo y a las amenazas de un hábitat que marcará irremediablemente, su
desarrollo físico y mental.
El problema de los niños “de la calle” y “en la calle” está
condicionado por diversos factores; entre ellos se destacan: los altos índices
de desempleo y pobreza; la ausencia de crecimiento económico sostenido; el
analfabetismo; la deserción escolar; la ausencia de mecanismos que garanticen
la escolaridad; la descomposición familiar; la falta de políticas claramente
definidas en materia de atención al niño de la calle; la discontinuidad en la
implementación de los programas y la ausencia de sus respectivos sistemas de
seguimiento y control. Nos saturaron de discursos repletos de menciones a
la infancia. Todos estos sinvergüenzas juraron trabajar por la niñez.
Y ahora he aquí que ese “Hombre Nuevo”, ese “Hijo de Bolívar
y de la Patria”, sufre de total y criminal abandono, de inmoral
olvido, pues hasta la actual “Primera Combatiente” dio inicio a su cuenta de
Twitter con una frase tomada del “Comandante Eterno”: “La primera importancia
son los niños de Venezuela, su esperanza, su futuro; esa sí es la primera
importancia”…
Retórica y demagogia cacareadas en incumplidas
acciones: la Gran Misión Hogares de la Patria, en la que también se
incorporaron las de Madres del Barrio, Hijos de Venezuela y Niño Simón.
Entonces nos preguntamos: ¿Dónde quedan los fundamento
de la Ley Orgánica del Niño, Niña y Adolescente, la Ley de la Familia y la
propia Constitución, que debería amparar a estas débiles
criaturas?...
Qué tristeza y que desamparo observar esa nueva Venezuela de
ese “Hombre Nuevo” que vino a un país que no es el que merece ningún ser que
nazca en esta “Tierra de Gracia” que ha caído en tremenda desgracia.
A un país donde la infancia es más larga que la vida. A un
país donde ya no va a la escuela, pues debe buscar su sustento; y si logra ir,
tendrá una formación mediocre, sin la estructura formativa concreto-práctica y
espacial …Cuánto dolor verles desnutridos, sin las medicinas o vitaminas
indispensables para su normal desarrollo…
Y así transita este terrible periplo por el siglo XXI
una niñez que merece, sin más dilaciones, ser rescatada de este oscuro
porvenir.
_“Si la ayuda y la salvación han de llegar sólo puede ser a
través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad”_ anotó
la gran pedagoga María Montessori - cuyo pensamiento ha sido tomado como
epígrafe de esta nota - y si nuestra Nación debe ser rescatada, refundada
y reconstruida, no olvidemos que cuanto procuremos a los niños, los niños
lo retribuirán a la sociedad....
Y para concluir, una vez más se hace muy pertinente
en este DÍA DEL NIÑO, hacernos de la prosa del Poeta de Venezuela, como recordatorio
grabado en piedra perpetua....
CUANDO SE TIENE UN HIJO (Andrés Eloy Blanco)
"Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos de
la tierra, al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga
en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa, y
al niño gringo que carga la criolla, y al niño blanco que carga la negra, y al
niño indio que carga la india... Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos
niños que la calle se llena y la plaza y el puente y el mercado y la iglesia, y
es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle y el coche lo
atropella..."