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21 julio, 2019

LA CALLE Y LOS NIÑOS…


POR MANUEL BARRETO HERNAIZ

“_Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres"_ 
Aristóteles
“_Cada niño que viene al mundo nos dice: Dios aún espera del hombre"._ 
Rabindranath Tagore

Qué ironía, ya desde el génesis de este desastre, el mismo día que Hugo Chávez ganó las elecciones a la presidencia de la República, aquel fatídico ´98, con su iracunda y altisonante palabra y dirigiéndose a una multitud alborozada que le acompañaba en el Ateneo de Caracas, dirigiéndose a todo el país exclamó: “Declaro que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle: si no, dejo de llamarme Hugo Chávez Frías”.

Por supuesto que resolver este prioritario problema es muy difícil.

Hoy pululan, tanto en nuestro terruño como en muchas de las ciudades venezolanas, mujeres con niños en los brazos mendigando en la mayoría de las esquinas de mayor afluencia vehicular; estas escenas se hacen parte del panorama habitual, pues  resulta demasiado común el ver a esos niños limpiando parabrisas, o a la espera que un billete totalmente devaluado caiga es ese vasito desechable, que luego  pasará a la alforja miserable de una madre que a su vez, extiende la mano  en tanto muestra en la otra, una criaturita que desde sus pocos días de nacida, ya inhala monóxido y se curte a la miseria.  Esa escena, repetida en  tantas calles y avenidas, muestra un problema social: la explotación infantil, pero sobre todo, nos revienta en el rostro la anomia total de un país a la deriva.


De entrada, se hace menester definir la denominación de estos niños; si son “ _de la calle” o_ “ _en  la calle”;_ y no es cuestión de estigmatizarles – como lo dice la UNESCO- sino de protegerles. 
Los niños “de la calle” tienen como hábitat principal, permanente o transitorio la calle. Allí viven, duermen y desarrollan estrategias de supervivencia. En tanto que los “niños en la calle” mantienen sus vínculos familiares, pernoctan regularmente en sus hogares y se ubican en la calle para trabajar. Y más delicado aún resulta el asunto cuando nos referimos a las niñas “de la calle” , pues representan una de las categorías que se encuentra expuesta a mayor riesgo por su condición de féminas y por los distintos problemas que se pueden generar a largo plazo, entre otros: embarazo precoz, abandono del hogar y prostitución.

Los niños de la calle se desenvuelven en un mundo dantesco: robando, mendigando, siendo explotados, consumiendo drogas, víctimas de la prostitución y ya acostumbrados a vivir  en la calle; ya la han adoptado como modo de vida, durmiendo bajo algún puente, o en los portales de los centros comerciales, en condiciones infrahumanas viven esa terrible aventura de buscar su sustento y el de sus familias, siempre expuestos a las inclemencias del tiempo y a las amenazas de un hábitat que marcará irremediablemente, su desarrollo físico y mental.    

El problema de los niños “de la calle” y “en la calle” está condicionado por diversos factores; entre ellos se destacan: los altos índices de desempleo y pobreza; la ausencia de crecimiento económico sostenido; el analfabetismo; la deserción escolar; la ausencia de mecanismos que garanticen la escolaridad; la descomposición familiar; la falta de políticas claramente definidas en materia de atención al niño de la calle; la discontinuidad en la implementación de los programas y la ausencia de sus respectivos sistemas de seguimiento y control. Nos saturaron de discursos  repletos de menciones a la infancia. Todos estos sinvergüenzas  juraron trabajar por la niñez.

Y ahora he aquí que ese “Hombre Nuevo”, ese “Hijo de Bolívar y de la Patria”,  sufre de  total y criminal abandono, de inmoral olvido, pues hasta la actual “Primera Combatiente” dio inicio a su cuenta de Twitter con una frase tomada del “Comandante Eterno”: “La primera importancia son los niños de Venezuela, su esperanza, su futuro; esa sí es la primera importancia”…

Retórica y demagogia cacareadas en  incumplidas acciones: la Gran Misión Hogares de la Patria, en la que también se incorporaron las de Madres del Barrio, Hijos de Venezuela y Niño Simón.

Entonces nos preguntamos: ¿Dónde quedan los  fundamento de la Ley Orgánica del Niño, Niña y Adolescente, la Ley de la Familia y la propia Constitución, que debería amparar a estas débiles criaturas?...  

Qué tristeza y que desamparo observar esa nueva Venezuela de ese “Hombre Nuevo” que vino a un país que no es el que merece ningún ser que nazca en esta “Tierra de Gracia” que ha caído en tremenda desgracia.
A un país donde la infancia es más larga que la vida. A un país donde ya no va a la escuela, pues debe buscar su sustento; y si logra ir, tendrá una formación mediocre, sin la estructura formativa concreto-práctica y espacial …Cuánto dolor verles desnutridos, sin las medicinas o vitaminas indispensables para su normal desarrollo…

Y  así transita este terrible periplo por el siglo XXI una niñez que merece, sin más dilaciones, ser rescatada de este oscuro porvenir.
_“Si la ayuda y la salvación han de llegar sólo puede ser a través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad”_ anotó la gran pedagoga  María Montessori - cuyo pensamiento ha sido tomado como epígrafe de esta nota - y si nuestra Nación debe ser rescatada,  refundada y  reconstruida, no olvidemos que cuanto procuremos a los niños, los niños lo retribuirán  a la sociedad....                    Y para concluir, una vez más se hace muy pertinente en este DÍA DEL NIÑO, hacernos de la prosa del Poeta de Venezuela, como recordatorio grabado en piedra perpetua....
CUANDO SE TIENE UN HIJO (Andrés Eloy Blanco)
"Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos de la tierra, al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa, y al niño gringo que carga la criolla, y al niño blanco que carga la negra, y al niño indio que carga la india... Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena y la plaza y el puente y el mercado y la iglesia, y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle y el coche lo atropella..."