Vistas de página en total

18 julio, 2019

EL CENTRO: SILENCIOSO Y SOLITARIO


    Por Gustavo Coronel

En su poema “The Second Coming” William Butler Yeats nos habló de la segunda llegada de la bestia en los siguientes términos,  mi traducción:
Elevándose, ampliando su giro
El Halcón desobedece al Halconero
Todo se disgrega, el centro no se mantiene unido
La anarquía desborda nuestro mundo
La marea sangrienta se derrama y, por todas partes,
Se ahoga la inocencia
Los mejores carecen de toda convicción, mientras que
Los peores están llenos de apasionada intensidad.

Hoy en día esas terribles líneas de Yeats  pueden servir para describir las trágicas amenazas que confronta el planeta: la rivalidad China-USA que parece llevar a estas potencias a caer en la trampa de Tucídides; el calentamiento global o cambio climático; la presencia de líderes sin escrúpulos como Putin y Trump en dos de los grandes países del planeta; las masacres y genocidio en países como Yemen, Sri Lanka, Sudan,  Siria y Venezuela; las grandes migraciones de seres humanos indefensos hacia países más desarrollados que los rechazan. Tragedias de primer o de  segundo rango, todas cobrando miles o millones de víctimas sin que aparezca algo o alguien que haga gesto significativo alguno para cambiar estas ominosas tendencias.  

Es posible que las advertencias que nos hiciera el fallecido Stephen Hawkins tengan el mismo significado del poema de Yeats.  Según él la humanidad tiene poco tiempo para salvarse (hablaba de un siglo) y su salvación dependería de la capacidad del hombre de viajar a otros mundos. El intuyó que la especie humana no será capaz de sobrevivir por mucho tiempo en este hermoso planeta, el cual está siendo destruido de manera inmisericorde por la estupidez e incompetencia de mucho del liderazgo político y la indiferencia criminal de las masas.    
El poema de Yeats es profético. Las masas (el Halcón) están actuando de manera caótica, sin escuchar a los líderes científicos e intelectuales (El Halconero). Lo que existe hoy en el planeta es una actitud de sálvese quien pueda, cada quien atendiendo exclusivamente a sus intereses tribales de corto plazo.  
Quienes se colocan equidistantes de la barbarie izquierdista ilustrada por el castrismo en Cuba, el chavismo en Venezuela o la agresividad de la extrema izquierda en USA y por  la patanería y xenofobia de la extrema derecha personificada por Trump o Bolsonaro, se sienten bastante solos. Aunque quienes exhiben esta postura son muy numerosos generalmente permanecen en silencio, temerosos de adelantar sus puntos de vista y de expresar lo que sienten. El temor no es del todo injustificado. Hace unos días publiqué en mi blog, en Noticiero Digital, en La Patilla y en el Blog de Carlos Alberto Montaner, un escrito sobre las carencias éticas de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos.  En Noticiero Digital el escrito ha tenido más de 10.000 lecturas y  unos 80 comentarios, de los cuales 75 son críticos de mi escrito, cuando no abiertamente insultantes. Pero ¿que habrán pensado los otros 9920 lectores? La que ha sido llamada la mayoría silenciosa calla acobardada por la estridencia y agresividad de los extremos.
No es posible participar activamente en la vida de nuestras sociedades manteniéndonos en silencio. Para participar y decir lo que pensamos es necesario pagar el precio de ser combatido hasta de manera poco civilizada. Quienes habitamos el centro, más centro-derecha que centro-izquierda, nos reconocemos en opiniones como las de George F. Will en su reciente libro “THE CONSERVATIVE SENSIBILITY”. Will se retiró del partido republicano en protesta contra la presencia de Donald Trump en la Casa Blanca. Es un conservador educado, quien piensa que el estado debe ser lo más pequeño posible y que el contenido de la declaración de Independencia de Estados Unidos es tan importante como la Constitución misma. En materia de filosofía política o social me considero una mezcla de 60% conservadurismo a lo Will,  25% humanismo a lo Todorov (El Jardín Imperfecto) y 15% social demócrata, a lo Betancourt, a lo Cardoso o a lo Mario Soares pero nunca a lo Zapatero o a lo Bernie Sanders, porque en el seno de esta última denominación se mezclan paladines de la libertad y bondadosos osos pandas con populistas y venenosas culebras de cascabel.

¿Dónde está mi centro, no solamente en materia de filosofía política sino de filosofía de la vida? :
·      Soy conservacionista y creo en la necesidad de contrarrestar los efectos del cambio climático o calentamiento global, reemplazando el uso de los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo con fuentes más limpias y renovable de energía de la manera más rápida posible. Creo, lamentablemente, que ya puede ser demasiado tarde;
·        Rechazo el aborto, a menos que el embarazo sea el producto de una violación o que la vida de la madre esté en peligro. La vida humana es sagrada;
·      Creo en un estado pequeño y un sector privado grande. Las únicas industrias básicas donde el estado debe participar, como decía Diego Bautista Urbaneja en los tiempos de Factor Democrático, deben ser la salud, la educación y los servicios públicos;
·      Creo en una política bien planificada de solidaridad social, con programas estructurales y de largo plazo en el campo de la salud, la educación y la protección de ancianos y niños. Rechazo la limosna y los subsidios directos como política de estado,  sobre todo cuando se dan a cambio de lealtad política;
·      Rechazo los conceptos de planificación central, ya sean de tipo económico o social, el sistema de planificación que llevó a la Unión Soviética al derrumbe y ha probado ser un fracaso en todos los países en os cuales se ha implantado;
·      Creo en la libre empresa, rechazo los controles de cambio, la inamovilidad laboral por decreto gubernamental, la integración de los poderes públicos en base a cuotas fijas de participación de algún grupo predeterminado, el control de precios o los aumentos salariales por decreto;
·      Creo en universidades meritocráticas, con exámenes de admisión y en la creación de centros de educación artesanales o técnicos para quienes no tengan la vocación universitaria. Creo en la igualdad de oportunidades pero no en la igualdad por decreto. Creo en la nivelación hacia arriba, no en la nivelación hacia abajo, como la que generan las universidades de pacotilla creadas por el chavismo;
·      Respeto la diversidad de géneros y preferencias sexuales;
·      Creo en igual tratamiento profesional para las mujeres con respecto a los hombres y aceptaría gustoso ver a una mujer en la presidencia de Venezuela, mi país natal,  o de los Estados Unidos, mi país de adopción. Algunos de los mejores líderes mundiales de los últimos años han sido mujeres;   
·      No creo en Dios, en el sentido religioso, pero sí creo en la importancia de la dimensión espiritual del ser humano, en el respeto hacia todas las religiones y en el efecto positivo que la creencia religiosa tiene en la gente que tiene fe. Creo que en nuestra acción en  la vida  podemos encontrar una razón para la vida, pero creo que   nuestra vida como seres humanos en el planeta Tierra es simplemente un accidente cósmico. No me alegro de creer así , pero no puedo dejar de creerlo aunque me gustaría mucho estar equivocado;
·       Creo que el futuro de Venezuela como país y sociedad viable estará en grave peligro si el liderazgo político de este siglo XXI insiste en adoptar un modelo estatista de gobernanza, el cual lleva de manera inevitable al populismo (promesas incumplidas e incumplibles) y a la corrupción;
·      Creo en un país de ciudadanos, no en un país habitado por un gentío. Si Venezuela no establece un programa de largo plazo de educación ciudadana obligatoria, el cual trascienda el cortoplacismo político y se instituya  para todos los venezolanos, desde los 6 a los 18 años, estaremos condenados a ser un país hundido en la mediocridad;
·      Creo en la necesidad de establecer un Panteón Nacional venezolano  para los grandes héroes ciudadanos. Venezuela necesita menos héroes militares o montados a caballo, menos líderes mesiánicos y más héroes con un libro, un pincel o un instrumento musical en las manos. Es preciso dignificar, mediante la moderación, el culto a Bolívar y promover la apreciación por los grandes ciudadanos a lo Vargas, Gallegos, Uslar Pietri, Gabaldón, Soto, Andrés Galarraga o  Vicente Emilio Sojo;
·      Creo que el hombre tiene una buena oportunidad de viajar a las estrellas, si puede actuar con rapidez para adelantarse a la estupidez de quienes están llevando al planeta al desastre ambiental;
·      Creo que todo lo que lo que podamos imaginar puede ser hecho realidad. Pero, como decía Caldera: hay que echarle pichón;
·      Creo en los beneficios de una amplia cultura en materia literaria, desde la filosofía hasta la ciencia-ficción y musical, desde la Billo’s hasta la Orquesta Sinfónica Venezuela, desde los cinco compositores  que dieron origen al nacionalismo musical ruso hasta  los elegantes compositores impresionistas franceses. Es posible disfrutar escuchando tanto a  Brahms y a Poulenc como a Aldemaro Romero y a los Bee Gees,  leer a Thomas Mann y los deliciosos artículos de José Ignacio Cabrujas o los poemas de Aquiles Nazoa.
Todos somos una mezcla de actitudes y creencias que, en ocasiones, hasta pueden parecer contradictorias. Creo en la libertad del individuo para tomar sus decisiones pero también creo que ellas deben estar moderadas por un sentido del deber social. Al final del día, sobreviviremos solo si podemos confiar los unos en los otros, si somos solidarios los unos con los otros, si estamos dispuestos a sacrificarnos los unos por los otros y dispuestos a aceptar que nuestro problema como individuos es de rango inferior al de la humanidad, de la cual formamos parte.
Por ello, la respuesta a la pregunta: ¿Quiénes heredarán la Tierra: Los hombres o las hormigas? aún está por verse.