Por: Ing.
Eduar Yépez*
Mientras el
alcalde Miguel Burgos concentra esfuerzos y recursos del municipio en una rampa
de salida hacia Guacara, innecesaria por lo demás, el resto del municipio
languidece por su desatención. Aún el puente de Samán Mocho espera por su
culminación y sectores de El Roble lucen olvidados por su gestión.
El sector
“Villas de mi Pueblo” tiene sus calles sin aceras ni asfaltado, obligando a sus
habitantes a “chapalear barro” cuando llueve. El alumbrado es inexistente y el
tendido eléctrico precario, el gas es otro bien que escasea, para colmo de
males, el programa conjunto de MinComunas, Estado Mayor de la Vivienda y la
Alcaldía de Los Guayos de sustitución de “rancho por vivienda” que en abril del próximo año cumplirá 5 años,
hizo que beneficiarios de Vivienda Base, Esmeralda 1 y Villas de Mi Pueblo
derribaran sus ranchos como requisito previo y únicamente se les construyó la
losa, algunos volvieron a construir ranchos sobre las losas, pero otros viven
“arrimados” esperando por la culminación, sin embargo, pese a las gestiones que
ante la Alcaldía y en Caracas han realizado los afectados, ni la anterior
gestión municipal ni la actual y ni los concejales han procurado la continuidad
ni dan explicación del destino de los recursos asignados.
En La Alegría
la desidia municipal también es lo único que se percibe. El canal que bordea la
comunidad requiere de dragado y desmalezamiento, pero, las cuadrillas de Miguel
Burgos solo limpian la Av Bolívar, muchas casas ya tienen paredes y pisos
agrietados por el agua retenida, el Consultorio de Barrio Adentro de “La
Alegría” está justo al frente del canal de aguas de cloacas estancadas. Al
igual que en el resto del municipio, las cloacas están colapsadas y corren por
las calles, acá tampoco llega el gas hace más de 1 año y la gente debe cocinar
en fogones de leña, por lo que las enfermedades respiratorias afectan a algunos
y agravan la condición de asmáticos.
El alumbrado
es inexistente, ya hay “nidos de pájaros” donde debería haber bombillos y la
oscuridad cómplice de la inseguridad facilita el robo de cables que los
incomunica y aísla.
La
negligencia municipal requiere una Cámara Municipal que exija al alcalde y sus
directores el cumplimiento de sus atribuciones, los concejales están ahí para
respaldar al pueblo, no para complacer los deseos del mandatario de turno, por
ello, este 9 de diciembre los invitamos a un cambio, a sustituir a quienes hoy
por su ineptitud contribuyen al deterioro de Los Guayos.
*Candidato a
Concejal por El Cambio, Copei, MAS, Movev, AP