MAYNOR SALAZAR, Managua / Tomado de 14ymedio
La mujer tocó los piececitos del niño. Jugó con ellos, los
acarició, los besó. Pasó lentamente su dedo índice sobre la naricita. "Mi
niño, mi niño", exclamó tristemente tantas veces como pudo. El bebé de
apenas cinco meses, estaba inmóvil, con sus ojos cerrados, con quemaduras en su
cuerpo y su cabecita. Matías Pavón Raudez estaba muerto, en un ataúd tan
pequeño como él.
Cinthia López rompió en llanto. De nuevo tocó los piececitos de
"su niño" y los acarició. Luego levantó su cabeza y observó a su
alrededor los otros cinco ataúdes que estaban en el salón. Ahí estaban los
cuerpos de Oscar Pavón, su padre; Maritza Muñoz, su madre; Alfredo Pavón, su
hermano; Ángela Raudez, su cuñada, y Daryelis Pavón Raudez, de apenas dos años
de edad. Todos, muertos en un incendio provocado a mansalva.
Su mirada se llenó de enojo, culpa, desesperación y tristeza.
Cinthia fue una de las tres sobrevivientes que escapó del incendio que ocurrió
a eso de las seis de la mañana de este sábado, en el barrio Carlos Marx, en
Managua. "Me mataron a toda mi familia, fueron los policías y las turbas
sandinistas", declaró con mucho dolor y furia.
Los vecinos que auxiliaron a la familia de Cinthia relataron
a 'Confidencial' que muy temprano en la mañana un contingente de policías y
paramilitares fuertemente armado
Los vecinos que auxiliaron a la familia de Cinthia relataron
a Confidencial que muy temprano en la mañana un contingente de
policías y paramilitares fuertemente armado, que se movilizaba en varias
camionetas de tina, se desplegó por el barrio. Su objetivo era remover las
barricadas que los ciudadanos tenían sobre la pista que va hacia el mercado El
Mayoreo.
Los armados, según los testigos que observaron desde sus
casas, se proponían ubicar a uno de sus francotiradores en la casa de Cinthia,
una construcción de tres pisos que desde la planta alta tiene una vista
privilegiada hacia la carretera y los barrios colindantes.
"Ellos iban buscando tener ventaja, para dispararnos a
todos y que no nos resistiéramos cuando quitaran las barricadas", aseguró
un testigo.
Ubicar a un hombre en las alturas, les permitiría que las
espaldas de los oficiales y paramilitares quedaran cubiertas mientras
desmantelaban las barricadas. Rodearon la estructura de tres pisos, y luego
golpearon las puertas. Los dueños de la vivienda se rehusaron a abrir y esto
desató la furia de los atacantes, que lanzaron sin piedad bombas molotov,
morteros y balas.
La casa de Cinthia estaba dividida de la siguiente manera: en
el primer piso estaban los colchones y demás materiales que utilizaban en su
fábrica artesanal. En la segunda planta se encontraban los dormitorios y en la
parte de arriba, había un gran espacio en los que la familia realizaba cultos evangélicos.
Las bombas molotov y morteros provocaron que todo el primero
piso se incendiara rápidamente. El fuego avanzó hasta la segunda parte de la
casa, donde se encontraban nueve personas encerradas en una habitación,
incluida Cinthia. Abajo los paramilitares, disparando contra los ciudadanos que
se acercaron a intentar ayudar. La película de terror continuaba con un guión
espeluznante.
El relato de un sobreviviente
Javier Pavón está sentado en la acera de la casa de tres
pisos. Ve pasar a sus vecinos con baldes llenos de agua. Intentan sofocar las
últimas llamas del incendio que arrasó con la vivienda en la que vivía él, y
ocho de sus familiares. Tiene el semblante triste, los ojos rojos y la mirada
perdida. Se le acercan unos "hermanos" de la iglesia. Le preguntan
cómo fue que sobrevivió al incendio.
Javier vivía y trabajaba en el negocio de elaboración y venta
de colchones de Oscar. "Mi tío era bien bueno conmigo, siempre me
apoyó", dice mientras tapa su rostro con una camisa. Llora, porque no pudo
salvar a todas las personas que estaban en la casa.
"Yo me levanté porque escuché los disparos. Todos
estábamos en el segundo piso. Mi tío había dicho que no iba a abrir a los que
estaban disparando. Nos encerramos esperando a que dejaran de atacarnos, pero un
humo negro llegó hasta el cuarto y nos comenzamos asfixiar", relata
Javier.
La habitación se llenó de más humo. Se estaban ahogando, pero
Oscar dijo que no saliera nadie. Que podía ser peligroso. Javier no hizo caso y
abandonó el lugar en dirección hacia el balcón, que estaba en el mismo segundo
piso.
Javier Pavón, sobrevivió al incendio de la vivienda en el
barrio Carlos Marx en el que fallecieron seis personas, entre estas dos niñas.
Se tiró del balcón de la casa para escapar de las llamas. "Fueron paramilitares
y policías", aseguró.
"Yo no sé cómo, pero con mis manos quebré la puerta. Me
ensarté un montón de vidrios, pero cuando sentí que podía respirar continué. No
sé de dónde saqué fuerzas, pero abrí el portón, lo doble y cuando logré salir,
sentí cómo el aire llegaba a mis pulmones", indicó.
Lo primero que se le vino a la cabeza a Javier fue lanzarse
del balcón hacia la calle. Lo iba a hacer, cuando escuchó la voz de dos de sus
primas: Cinthia y Maribel Pavón. Entonce regresó por ellas y las trajo consigo
hasta la zona de seguridad que él había llegado.
En medio de la desesperación los tres se lanzaron desde el
balcón hacia afuera de la casa. Ya no había paramilitares cerca, tampoco
oficiales. Fue entonces que los vecinos acudieron para ayudar a los que todavía
estaban adentro.
"Yo quería en ese momento tener superpoderes, entrar y
rescatar a mi tío, a los niños, pero no pude, no pude, solo a mis dos primas
logré sacar", afirmó Javier, en medio de lágrimas.
Todos se refugiaron en una casa cercana. Cinthia aprovechó
para grabar un video, y acusó directamente del ataque a los grupos
paramilitares y de la Policía Nacional. También señaló al presidente Ortega y a
su familia.
"Quemaron mi casa, la colchonería y toda mi familia está
muerta, los niños, mis hermanos, mi mama. Quemaron mi casa. La quemaron, salí
porque me tiré del balcón.... Mis padres, los mataron... pero maldigo a Daniel
Ortega y a toda su familia y a toda su descendencia, los maldigo", dijo
Cinthia en una publicación que pronto se volvió viral.
Los vecinos abrieron las puertas de la vivienda. Con baldes
trataron de sofocar el incendio. Era una tarea casi imposible apagar las llamas
de esa forma
Los vecinos abrieron las puertas de la vivienda. Con baldes
trataron de sofocar el incendio. Era una tarea casi imposible apagar las llamas
de esa forma. Afortunadamente el Benemérito Cuerpo de Bomberos acudió al lugar
y con el apoyo de los pobladores, lograron detener el avance del incendio. No
obstante, ya era demasiado tarde para las seis personas que quedaron en el
tercer piso.
Durnte las labores de rescate, los bomberos encontraron los
cuerpos de Alfredo, Oscar, Maritza y Ángela, completamente calcinados. Matias y
Daryelis estaban en la misma habitación, pero con aparente signos vitales. Los
bajaron a los dos, sin embargo, solo el niño tenía pulso. Él fue trasladado en
un taxi hacia el hospital Alemán, pero camino al centro hospitalario, expiró.
Los vecinos aseguran que si los grupos armados no hubieran
permanecido en frente de la casa disparando a quienes intentaban auxiliar a las
víctimas, probablemente ninguna de las personas hubiese muerto.
"Intentamos salir a ayudar a las personas pero la
Policía nos decían, así vulgarmente, 'hijueputas métanse'. Incluso cuando
estábamos sacando el último cuerpo, una camioneta de policías pasó por aquí y
nos dispararon a todos. Nosotros tuvimos que meternos a la casa para resguardar
nuestras vidas", explicó uno de los testigos.
Otra ciudadana manifestó que las patrullas policiales tenían
el plan de tomarse la casa y lo querían ejecutar desde temprano, sin embargo,
no contaron con que los dueños de la vivienda se iban a negar.
"Desde las cinco de la mañana ellos pasaron filas tras
filas, iban de civil, encapuchados, y se pusieron en la esquina de una casa que
estaba vacía. A la gente que iba pasando les decían que se regresaran. Después
de que ellos comenzaron a quemar la casa, no se movieron, ellos dejaron que la
familia se quedara atrapada, y se murieran quemados", informó otra
ciudadana.
Dos muertos en la 9 de junio
Unos minutos después del incendio provocado en el barrio
Carlos Marx, los paramilitares y oficiales se dirigieron a los alrededores de
Villa Miguel Gutiérrez y la Colonia Nueve de Junio a derribar otras barricadas
que estaban sobre esa pista.
Los armados entraron a este sector disparando contra las
barricadas. Los ciudadanos no salieron de sus casas. Se defendieron desde
adentro con armas artesanales y morteros. También grabaron con sus celulares a
los oficiales y paramilitares que dispararon en contra de las viviendas.
En el enfrentamiento dos personas, identificados por los
pobladores como paramilitares, cayeron entre las barricadas. "Lo que
hicieron los policías fue quitarles las armas y luego se fueron, los dejaron
como perros en la calle, poco les importó si estaban vivos o muertos. Así los
ven, como cualquier mierda", relató uno de los ciudadanos de la Colonia 9
de Junio.
En su pantalón los pobladores encontraron una tarjeta de
vacunación. El hombre fue identificado como Francisco Aráuz Pineda, originario
de Matagalpa y de 54 años, quien según medios oficialistas, era un
"histórico combatiente del FSLN" e hijo de Amanda Pineda, víctima de
las torturas de la guardia de Somoza en los años setenta. Según la misma
información, Aráuz ayudaba a labores de limpieza cuando lo mataron. Esta
versión todavía no ha sido confirmada.
El otro ciudadano fue identificado como Antonio Fernández.
Este cayó en el sector de los semáforos de Villa Miguel Gutiérrez. De él los
pobladores indicaron que su cuerpo fue retirado del lugar por los paramilitares
a bordo de una Hilux.
Luego de registrar sus bolsas y encontrar esa tarjeta de
vacunación, los protestantes de las barricadas llevaron el cuerpo sin vida de
Aráuz hasta en medio de la calle. Le rociaron gasolina, y en un acto de
venganza, le prendieron fuego. El acto de barbarie fue condenado de inmediado
por miles de ciudadanos
— ¿Y por qué lo quemaron?
— Porque ellos (los paramilitares) quemaron a una familia
completa. A seis personas. Pero sabe algo, al menos nosotros lo quemamos cuando
estaba muerto, mientras que ellos quemaron a esa familia estando vivos.
Las mentiras de Edwin Castro
Mientras los cuerpos de las seis personas que habían
fallecido en el incendio eran llevados a la casa donde iban a ser velados, en
la mesa de Diálogo Nacional, los representantes del Gobierno, alegaron que
estas personas eran simpatizantes del FSLN y habían sido víctimas de los
supuestos "vándalos de la derecha".
"Y quería decirles que la familia fallecida, era una
familia reconocida sandinista de ese barrio", declaró el diputado Edwin
Castro. Sin embargo, los familiares de la familia Pavón, desmintieron al
legislador del partido de Gobierno.
Oscar Pavón, hijo de las víctimas, declaró que su familia
nunca ha pertenecido a ningún partido político, menos al Frente Sandinista.
Afirmó que quienes mataron a su padre y su madre, fueron las turbas y la
Policía Nacional. Insistió en ser testigo de cómo estos grupos incendiaron la
casa y apuntaban a los vecinos que intentaban auxiliar a las víctimas.
"Fue la JS y la Policía la que mató a mi familia, me
mataron a toda mi familia, esos malditos perros", sentenció.
Durante la mesa de Diálogo la representación del Gobierno
leyó un comunicado emitido por la Dirección General de Bomberos de Nicaragua,
en el que aseguraban que vecinos del lugar manifestaron que delincuentes
encapuchados "han mantenido acechando el sector desde hace varias semanas,
quienes lanzaron bombas molotov provocando el incendio".
El documento indicaba que "al momento de llegar para
controlar el incendio, no pudieron intervenir de manera rápida porque las
puertas del local estaban enllavadas... mientras los bomberos desarrollaban su
labor, estuvieron siendo asediados y atacados por grupos encapuchados".