Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, hizo un
balance de los resultados de las elecciones del 20 de mayo en el que sostiene
que "ni el Gobierno, ni la oposición lograron su objetivo".
En conversación con PANORAMA, vía telefónica, dijo que
"la variable más escasa en Venezuela no es la leche, ni el café, ni el
azúcar, es la confianza".
— A una semana del 20 de mayo, ¿cuál es el balance que hace
de los resultados?
— Creo que ninguna de las partes ha logrado su objetivo
central y eso genera mucha incertidumbre sobre los escenarios futuros del
país. Por un lado, el Gobierno intentó un adelanto de elecciones para tratar
de relegitimarse y bajar un poco la tensión tanto interna y la internacional,
y también tratando de controlar internamente al chavismo. Lo que realmente
estamos viendo es una elección que lejos de legitimarlo lo deslegitima más.
Al final se logró una cosa que era muy rara, la unificación de la oposición
completa alrededor de la idea de la ilegitimidad de la elección porque sumó a
los abstencionistas con los que participaron en la idea de que esa elección
no era una elección válida, que representara de alguna manera la opinión de
las mayorías, y por otro lado, a nivel internacional lo que hizo fue
profundizar la idea de la ilegitimidad.
— ¿Quién ganó y quien perdió el 20 de mayo?
— Es muy difícil hacer una evaluación. Desde el punto de
vista simbólico gana la abstención, es obvio que la mayoría de la población
prefirió abstenerse, no participó. El Presidente fue elegido por el 30% de la
población total. La convocatoria abstencionista logró su objetivo de convocar
a la abstención o supo leer a la población que quería abstenerse por lo que
desde el punto de vista es un mensaje de deslegitimación vinculado a la
abstención. Ahora, desde el punto de vista empírico el poder está en manos de
quien lo ejerce y el presidente Maduro ejerce poder independientemente de lo
que ocurrió el 20 de mayo y no solo eso, sino hay nada que lo pare él no se
va a enfrentar a una elección presidencial durante seis años y medio. Por
parte de la oposición se muere la estrategia electoral, el voto y la obliga a
una estrategia distinta (...).
— ¿Qué diferencia hay entre esta abstención a la de los
procesos anteriores?
— Porque la oposición institucional lo manejó como un
planteamiento político y lo otro fue una expresión espontánea, una
irreverencia contra el Gobierno y contra la oposición institucional. Ahorita
una abstención como mensaje se puede interpretar más contra el Gobierno
(...).
— ¿La viabilidad de unas nuevas elecciones como lo pidió
Henri Falcón, el mismo 20-M, y luego lo pidió la MUD y el Frente Amplio, ¿en
qué escenario pueden darse?
— Solamente en que la medida de presión sea tan grande que
fracture a la élite dominante del Gobierno, al chavismo civil y militar que
lo obligue a pensar que es indispensable rescatar los equilibrios en
Venezuela y convocar a una elección legítima alrededor de una negociación
política con la oposición, de lo contrario es nada, sería un discurso retórico
(...).
— Con la oposición abstencionista, que ha llevado más a un
estrangulamiento político, ¿en cuánto tiempo pueden darse esas elecciones?
— No lo sabemos porque ni siquiera ha ocurrido el evento
que nos haga pensar que eso pueda ocurrir. Si hoy lo tuviera que proyectar el
escenario de tener unas elecciones en breve tiene más baja probabilidad de
ocurrencia que el escenario que no pase nada. Los dos sectores están en
problemas. Maduro deslegitimado, con problemas internos, aislado
internacionalmente (...) y una oposición que tiene un reto de como aprovechar
la mayoría que se expresó sin saber cómo porque ya no tocan elecciones y para
que ocurra una elección tendría que haber una acción que obligue al Gobierno
a convocarlas en condiciones distintas (...).
— ¿Qué opina sobre el llamado a diálogo que está haciendo
el Gobierno?
— El Gobierno no es creíble, no lo ha sido en el pasado y
mucho menos ahora. Lo que puede ocurrir es que esté interesado en tratar
rescatar algunos niveles de legitimidad después de la elección como para que
la gente se olvidara de eso y tratara de buscar algunos acuerdos para bajar
la presión en Europa, con actores internos, sectores empresariales para
tratar de ganar una legitimidad paralela, pero la probabilidad de que eso sea
suficiente para rescatar la legitimidad lo veo muy cuesta arriba.
— ¿Cree habrá un golpe de timón en la economía del país?
—Estoy seguro que sí, el problema es que no sé cuándo.
Primero, con la sanciones de entrada a este país exigen que se volteen a
buscar negocios, recursos, operaciones financieras, importaciones de países
que no son sus socios principales como los árabes, India, China y Rusia que
aunque se trabaja con ellos no son los actores fundamentales de la economía
venezolana. Es a juro, porque hay hiperinflación y no hay forma de convivir.
Ahorita el Gobierno se la da de valiente y habla como si tuviera la cosa bajo
control, pero eso es mentira (...).
— ¿Considera que es el momento darle un giro de 180 grados
al Gabinete de Gobierno?
— El Gobierno va a tratar de mostrar acciones de cambio
para rescatar algo de confianza interna, no creo que con esta crisis y la
declaratoria del Presidente de que no estaban haciendo las cosas bien, lo
haga. Obviamente va a tratar de mostrar unos cambios. Aquí la pregunta es, si
los cambios serán profundos o cosméticos porque la solución de fondo exige no
solo un cambio, sino el rescate de los equilibrios políticos y la relación
internacional, y eso en mi opinión a estas alturas está fuera de la
posibilidad en el Gobierno del presidente Maduro, pero no quiere decir que no
pueda darse en otro Gobierno chavista.
— ¿Cree que la oposición sigue desconectada de los sectores
populares del país?
— Es más profundo porque también tiene que ver la visión de
cómo enfrentar al Gobierno, a veces uno critica a la oposición y la gente
interpreta que al criticarla porque está fracturada, que no ha tenido una
estrategia coordinada parece que fuera la culpable de la crisis y no se puede
olvidar nunca que el culpable de la crisis es el Gobierno. Ahora la oposición
no ha sabido cómo enfrentarlo, eso es otra cosa.
— ¿Y el venezolano cree que también se ha desconectado del
sistema electoral, de los partidos como ocurrió hace más de 25 años? ¿Qué
puede ocurrir en el corto plazo?
— No tiene confianza. La variable más escasa en Venezuela
no es la leche, ni el café, ni el azúcar, es la confianza; y si no la hay es
más difícil porque es reconstruir instituciones, incluso, opositoras, y se
tiene que arrancar por ahí.
—¿Qué puede perder o ganar Henri Falcón si se suma un
proceso de reunificación en la oposición?
— Los espacios están abiertos, el liderazgo está vacío. Si
yo tuviera que describir con una sola palabra el liderazgo opositor, la
cabeza es un vacío y cuando hay vacío se ve la parte negativa y la gente no
se siente identificada (...), pero eso tiene una oportunidad de outsiders, de
actores que podrán aparecer en un momento determinado y cautivar a la
población. Creo que Venezuela está en el camino de abrir líderes nuevos.
— El Frente Amplio pareciera que se quedó en las cuatro
paredes del Aula Magna de la UCV...
— Creo que es un símbolo de acuerdo nacional en la búsqueda
de cambios, un foro de debate sobre cómo abordar el problema, una forma de
buscar una opinión distinta, hoy es una institución bastante débil, no es un
partido político.
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