Rabat rompe relaciones con Teherán al que acusa de apoyar al
Polisario a través de la milicia Hezbolá
FRANCISCO PEREGIL / Tomado de El País / España
El conflicto del Sáhara Occidental va
mucho más allá del desierto, de África y de Europa. Impregna buena parte de la
política exterior de Marruecos. El último capítulo ha traído a Irán hacia el centro de la
discusión. El ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Burita, convocó a los
medios de comunicación el Día Internacional del Trabajo para anunciarles que su
país acababa de romper relaciones diplomáticas con Irán. La causa, según
Burita, es que Marruecos dispone de “pruebas irrefutables y detalladas” para
demostrar que Hezbolá, el
partido-milicia chií libanés apoyado por Irán, ha “financiado, armado y
formado” al Frente Polisario desde hace dos años.
Burita informó sobre un supuesto viaje de instructores
militares de Hezbolá a los campamentos de refugiados saharauis situados en las
afueras de la ciudad argelina de Tinduf. Afirmó además que Hezbolá había
entregado una cantidad indeterminada de misiles rusos a la organización
saharaui. Irán y Hezbolá negaron en sendos comunicados cualquier cooperación
con el Polisario. Arabia Saudí ha aplaudido la iniciativa de Rabat y Argelia ha
convocó este miércoles al embajador de Marruecos en Argel.
Mohamed Jadad, el portavoz del Frente Polisario, indicó en
conversación telefónica desde París que la reacción de Marruecos es una “obra
de teatro” para “ganarse el favor de Estados Unidos, de Israel y de Arabia
Saudí”, ahora que el presidente estadounidense Donald
Trump pretende romper el pacto nuclear con Irán y después de que
el primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, haya asegurado contar con
pruebas sobre un supuesto programa nuclear secreto de Irán.
“Nunca ha existido apoyo militar de Hezbolá al Frente
Polisario. Marruecos no puede presentar ninguna prueba”, señaló Jadad. “¿Usted
cree que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, de España, de Francia
o de Argelia, no están al tanto de lo que pasa en el Sáhara Occidental? ¿Solo
Marruecos desde Rabat puede descubrir lo que está pasando en el Sáhara? Hombre…
¡hay que ser serios! Como ahora está de moda que Irán y Hezbolá son la oveja
negra, hay que hacer todo lo posible para asimilarnos a ellos. Esto es una huida
hacia adelante de Marruecos, porque el Consejo de Seguridad de la ONU acaba de
conminarles a negociar con nosotros dentro de seis meses. Y busca cualquier
pretexto para no negociar”.
Cada año, a finales de abril, la
situación en el Sáhara Occidental se tensa. En esa fecha es cuando el Consejo
de Seguridad emite una resolución sobre el informe de la Misión de las Naciones
Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso). El
Consejo suele apelar a una solución justa y el problema se distiende hasta el
nuevo año. Así ha venido sucediendo, con escasas excepciones, desde 1991, año
en que se creó la Minurso. Pero este año ha sido diferente. Por un lado, el
Consejo ha dicho de forma clara que el Polisario debe retirarse
“inmediatamente” de la zona tapón o de separación situada en el sur del Sáhara
Occidental, y conocida como Guerguerat.
Por otro lado, el Consejo ha acortado la misión de la ONU y en vez de presentar
su informe cada año deberá hacerlo cada seis meses. Es decir, el próximo
octubre. Esa decisión, según el Frente Polisario y algunos analistas
marroquíes, mete presión sobre Marruecos para sentarse a la mesa
El embajador de la República Árabe Democrática Saharaui
(RASD) para Oriente Próximo, Mustafá Katab, indicó mediante conversación
telefónica desde los campamentos de Tinduf: “En realidad siempre ha habido
diferencias entre Irán y Marruecos. Basta recordar que Marruecos recibió al Sha
después de que fuese derrocado [en 1979]. Además, están las diferencias de
orden religioso entre los dos países. Pero ninguna de ellas explica la ruptura
diplomática de Marruecos”.
La razón que mueve a Marruecos, según Katab, es el afán por
conseguir el apoyo de la administración Trump “ante la presión que ha recibido
por parte del Consejo de Seguridad para sentarse a negociar en octubre”. “El
presidente de Estados Unidos aún no ha recibido al rey Mohamed VI”, argumenta
Katab. “Trump lleva casi un año y medio sin nombrar un nuevo embajador en
Marruecos. Y ahora busca su apoyo, cuando el Consejo de Seguridad le conmina a
sentarse con nosotros en un plazo de seis meses y sin condiciones previas”.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores marroquí emitió un comunicado en el que asegura que su
decisión de romper lazos diplomáticos con Irán la ha tomado sin estar
presionado por ningún país. El escrito apela a la historia reciente para
recordar que Marruecos fue uno de los “pocos países musulmanes” que decidió
restablecer relaciones con Irán. Y recuerda que en 2016, cuando la crisis con
varios países árabes se encontraba en su paroxismo, el rey ordenó el regreso
del embajador marroquí a Teherán, país con el que había roto relaciones en
2009.
El escrito de Exteriores insiste en que Marruecos ha
presentado ante Irán pruebas “irrefutables y detalladas” sobre el supuesto
papel que Hezbolá y la embajada iraní en Argel han desempeñado en la formación
militar del Frente Polisario, en el envío de armas y en el adiestramiento en
operaciones de guerrilla urbana.