La conexión gallega del caso Madeleine: «El hombre del retrato robot intentó llevarse a mi hija en un hotel luso»
Una familia de Miño reconoció en el sospechoso del caso Madeleine al hombre que se había colado en su cuarto en el 2001
Miño / La Voz
Las televisiones de todo el mundo se hicieron eco. Y ese día a una familia gallega se le atragantó la comida. Porque uno de aquellos dos retratos, el más definido, correspondía al hombre que años antes había intentado llevarse a la hija pequeña de la habitación de un hotel de Abrantes, un pequeño pueblo del centro de Portugal. «Yo no sé si ese hombre de la foto secuestró a Madeleine, para mí es el hombre que intentó llevarse a mi hija», dice Andrés, un empresario vecino de Miño.
El incidente sufrido por esta familia ocurrió en noviembre del 2001, seis años antes del supuesto rapto de McCann. El matrimonio y sus dos hijas, de 13 y 5 años, viajaban hasta Trujillo por Portugal. «La noche nos pilló en un sitio llamado Abrantes, entramos en un hotel modesto en el que no había nadie cuando llegamos», relata Andrés. Al volver de cenar cruzaron un salón inglés y allí vieron a un hombre «vestido a lo gentleman, con su pañuelito, su pelo perfecto, un jersey de lana con cuello de pico...».
«Boa noite, que crianças máis lindas», les dijo el sospechoso cuando entraron en el hotelCon un gin-tonic en la mano, el hombre, de unos 45 años, aludió entonces a las hijas del matrimonio. «Boa noite. Que crianças máis lindas!», les dijo. Y posteriormente la familia se repartió en dos habitaciones juntas. Celia, la esposa de Andrés, salió en pijama al pasillo. «Y allí estaba él, y me saludó. ¿Qué hacía allí? Él y nosotros éramos los únicos inquilinos del hotel esa noche», recalca la mujer. Y la habitación del hombre era la contigua a la de las niñas. Minutos después, la mayor llamó por móvil a su padre. «Papá, estaba medio dormida: ¿tú viniste al cuarto?», y de repente comenzó a gritar porque el extraño hombre entraba en la habitación. Andrés corrió al cuarto de sus hijas, la tranquilizó y sospechó que el misterioso hombre volvería. Acertó. «Me escondí tras la puerta y a los tres minutos entró de nuevo», recuerda.
-Que fas?
-Ah, venho ver se as crianças estão tapadinhas.
«Aún hoy es el día que no sé cómo se me escapó, se escurrió como una anguila», lamenta. La indignación aumentó cuando la familia denunció el caso en recepción, pidiendo que llamaran a la policía. «Pero dijeron que no, que era un cliente habitual al que le gustaban los niños, pero no les hacía mal...», recuerda Andrés, quien dejó la huella de su zapato en la puerta de la habitación del hombre por las numerosas ocasiones en que intentó tirarla abajo. «Si lo pillo, lo mato».
Puertas con picaporte
¿Cómo
había abierto el hombre la puerta de las niñas? «Porque no se cerraban,
había que pasar un picaporte: si no lo hacías, se podía entrar sin
problema, no cerraba de serie». Horas después, ya con la luz del día,
comprobó que tras las habitaciones había una terraza por la que
posiblemente se había fugado. Con el desayuno llegaron los dueños del
hotel, a los que también se conminó a llamar a la policía, pero
respondieron con la misma desidia.Andrés declaró ante la Policía Nacional, Scotland Yard y la oficina creada por el matrimonio McCann Y pasaron los años. Y llegó el 2007. Y desapareció Madeleine. Y llegó el 2013. Y salió el retrato robot ya mencionado. La hija mayor del matrimonio de Miño se encontraba en Palma de Mallorca (la pequeña no sufrió la situación de Abrantes, dormía). Llamó a los padres a Miño alertando de lo que acababa de ver en televisión, aquella inquietante cara conocida. Ellos también se habían quedado de piedra. Y entonces, el caso que hoy Andrés comparte en La Voz de Galicia se lo cuenta a un amigo alto cargo de la Policía Nacional. «Me pidió que acudiera a Lonzas [sede del cuerpo en A Coruña] a prestar declaración de todo aquello». Y allí se pasó tres horas ante un agente. Días después, Andrés recibió la llamada de Scotland Yard, y se produjo otra larga declaración «por teléfono con un policía que hablaba perfectamente castellano». Y aún tendría que repetir su truculenta historia una vez más. «Me llamó desde Londres una chica portuguesa que coordinaba la oficina que habían montado los padres de Madeleine para canalizar información y pistas de todos los rincones del mundo».
Desde Scotland Yard le dijeron que le avisarían si descubrían alguna novedad a raíz de su testimonio. «Pero no han llamado y, lo que es peor, la cría sigue sin aparecer».
Una de las preguntas más repetidas que le formularon en todas las declaraciones era si su hija pequeña se parecía a Madeleine. El hombre muestra al periodista una vieja foto en su móvil. «Igualitas, ¿no?». Igualitas, sí.