LLUÍS MIQUEL HURTADO / TOMADO DE EL MUNDO – ESPAÑA
Empleados de organizaciones de Naciones Unidas retenían ayuda
humanitaria a cambio de sexo. Así lo han denunciado tanto adolescentes sirias
como Danielle Spencer, consejera de una ONG, a la cadena BBC
El escándalo por una cadena de episodios de violencia sexual
con trabajadores humanitarios involucrados llega a Siria e implica a la misma
ONU. La corporación mediática británica BBC informó ayer de una serie de casos
de abusos sobre refugiadas y desplazadas internas perpetrados, en
ocasiones, por empleados de organizaciones dependientes de Naciones Unidas.
Según la BBC, la ONU fue informada en 2015 de estas
explotaciones, que llegaron a obstaculizar el acceso regular de las mujeres a
la ayuda humanitaria, pero hoy persisten.
"Oímos acerca de mujeres que sufrieron chantaje cuando
el distribuidor [de ayuda] les pidió favores a cambio de servicios - como pasar
una noche con ellos". Esta declaración procede de una adolescente de Homs,
una de las provincias sirias escenario de sangrientas batallas durante la
guerra, que dieron paso a la destrucción y a la vida precaria. Está recogida en
el informe 'Voces de Siria 2018', editado por el Fondo de Población de la ONU y
que dedica un capítulo entero a los casos de explotación y acoso sexual de
víctimas del conflicto.
El medio británico acompaña este informe con las denuncias de
Danielle Spencer, una consejera en asuntos humanitarios empleada de una ONG.
Ella asegura que conoció estos abusos por primera vez, de boca de refugiadas en
un campo jordano, en marzo de 2015. Al ir más allá en sus pesquisas, explica,
las mujeres le detallaron cómo hombres de consejos locales en las provincias
sureñas sirias de Daraa y Quneitra les habían ofrecido ayuda
humanitaria a cambio de sexo.
"Retenían la ayuda que habían recibido y usaban a estas
mujeres con fines sexuales", sentencia Spencer, quien alerta del daño
social para las mujeres de estas conductas aparte de la misma agresión sexual,
pues provocan que muchas opten por acudir a por ayuda para sus familias.
"[Estas prácticas] eran tan endémicas que, de hecho, ellas no podían ir [a
por ayuda] sin ser estigmatizadas. Se asumía que, si habías ido a estos
centros de distribución [de ayuda], habías participado de algún tipo de acto
sexual a cambio de ayuda", concluye.
Pocos meses después de esta investigación, añade la BBC, el
Comité Internacional de Rescate cuestionó a 190 mujeres y niñas de Daraa y
Quneitra. Su conclusión es que el 40% de ellas había sufrido violencia
sexual al acceder a servicios, incluidos los de ayuda humanitaria.
Ambas investigaciones fueron presentadas durante un encuentro de agencias
vinculadas a la ONU en Jordania, en julio de 2015. Luego, critica Spencer, la
ONU rechazó su propuesta de investigar más y apenas realizó cambios en la gestión
de la ayuda.
Dado el peligro que supone operar en un país en guerra,
especialmente para el personal internacional, la ONU trabaja con organizaciones
locales en tareas como la distribución de ayuda humanitaria. Por ello, pese a
que en el encuentro jordano de 2015 afloraron las denuncias contra algunas de
estas organizaciones, Danielle Spencer reclama que el sector hizo caso omiso
"para asegurar el flujo de ayuda humanitaria hacia el sur de Siria".
La BBC explica que las agencias de Naciones Unidas han declarado
que tienen "tolerancia cero" con la explotación sexual y que no eran
conscientes de ningún caso de abusos de este tipo por parte de entidades socias
en la región. Un portavoz de Unicef confirmó su presencia en el encuentro en
Ammán de 2015. En respuesta, dice, pasó revista a sus organizaciones afiliadas
en el sur sirio, y matiza que no es consciente de ninguna denuncia de
esta naturaleza contra ellas.
Tres años después de las primeras denuncias de Danielle
Spencer, el reciente informe Voces de Siria deja patente que la
violencia sexual en el reparto de ayuda humanitaria no se ha acabado, sino al
contrario: es generalizado: "En varias provincias de Siria se han dado
casos de mujeres y niñas que se casan con funcionarios, por un breve período de
tiempo para 'servicios sexuales', a fin de recibir comida; distribuidores
pidiendo los números de teléfono a mujeres y niñas, transportándolas a sus
casas 'para tomar algo a cambio' o obtener distribuciones 'a cambio de una
visita a su casa' o 'a cambio de servicios, como pasar una noche con ellos'.
Mujeres y niñas 'sin protector masculino', como viudas o divorciadas, así como
mujeres desplazadas internas, son consideradas particularmente vulnerables a la
explotación sexual", describe el informe.
"Recuerdo a una mujer llorando en la habitación, muy
disgustada por lo que había experimentado", lamenta Spencer, hablando a la
BBC. "Las mujeres y las niñas necesitan ser protegidas cuando intentan
recibir comida, jabón y elementos básicos para vivir. Lo último que necesitas
es a un hombre, que se supone que debes confiar y de quien se supone que debes
recibir ayuda, pidiéndote tener sexo con él y reteniendo tu ayuda
humanitaria".