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23 enero, 2018

Urge recuperar poder adquisitivo del trabajador

Por Eduar Yépez

Más allá de recuperar la patria o luchar contra el imperio, debemos centrar nuestra atención en el drama social que aqueja a la mayoría de los venezolanos, esto es, el bajo poder adquisitivo que impide satisfacer algo tan básico como la alimentación o la salud, situación que no puede esperar por una nueva Constitución o por el relevo del poder vía elecciones en “el segundo semestre de 2018”.
¿Bajo qué condiciones puede ejercer sus derechos civiles y políticos un ciudadano sumergido en la pobreza y desnutrición? No es posible el ejercicio pleno de la democracia si la pobreza se ha estructurado en la sociedad.
Hay una liberación de precios dentro de un ajuste económico en marcha, incremento de precios obligado por controles que represaron precios de productos y servicios, costos afectados por sucesivas devaluaciones y que el estado hoy acepta para que productores de alimentos y prestadores de servicio produzcan y contribuyan a disminuir la escasez, pero, que hoy pagamos todos con una pérdida brutal del poder adquisitivo.
Ahora bien, esta mejora en la producción y rentabilidad de las empresas, fruto de la adecuación de sus precios de venta, no se traduce en mejores ingresos para el trabajador o más empleos, y los ingresos que por los impuestos que se derivan de una mayor facturación o por mejoras en el precio del petróleo, no se ven reflejados en mejoras en el ingreso de funcionarios públicos, trabajadores de empresas estatales o de institutos autónomos.

Urge “desbonificar” el salario o “salarizar” el ingreso, hoy la seguridad social del trabajador pende de un hilo, un despido o jubilación implica desperdiciar años de servicio, el cálculo no incluye lo que hoy se percibe como “Cestaticket Socialista”, bono que tampoco incide en utilidades a fin de año, vacaciones y horas extras entre otros.
La Constitución es clara en los derechos, pero, esto hoy no se cumple:
.Artículo 91. Todo trabajador tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales.
El Estado garantizará a los trabajadores del sector público y del sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La ley establecerá la forma y el procedimiento.
Artículo 92. Todos los trabajadores tienen derecho a prestaciones sociales que les recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de cesantía.
Así mismo,  Ley del Cestaticket Socialista para los Trabajadores y Trabajadoras también:
Artículo 2°. A los efectos del cumplimiento de este Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, las entidades de trabajo del sector público y del sector privado, otorgarán a los trabajadores el beneficio de una comida balanceada durante la jornada de trabajo, denominado a los efectos de esta Ley “Cestaticket Socialista”, por lo que incluir esto como un “salario integral” es una estafa.
La solución tampoco es más aumentos compulsivos del salario mínimo, ampliar bonos o más controles, la realidad indica que no es la vía, urge concertar acuerdos entre patronos, trabajadores y el estado, refrendados en la AN.
         Se requiere hacer un inventario laboral de la administración pública: contratos colectivos vencidos, ratificar nombramientos pendientes, ajuste de escalafón, incorporación a nóminas de tercerizados, todo ello con el fin de mejorar la condición de nuestros funcionarios. Lo anterior es necesario para gestionar los recursos necesarios para el cumplimento de las obligaciones del estado como patrono, aquí es necesaria la participación y aprobación por parte de la AN de créditos adicionales.
A la empresa privada se le debe garantizar su viabilidad y las divisas para materia prima y repuestos, ya sea con financiamiento de organismos multilaterales o reconducción de la deuda, dar la debida seguridad a sus inversiones, urge un acuerdo entre AN y Ejecutivo que dé seguridad jurídica a las empresas, pero igualmente, se debe suspender la asignación de divisas para la importación de bienes terminados que pueden y son producidos en el país, divisas necesarias para generar y mantener los empleos nacionales, este compromiso obliga acompañar al trabajador en sus reivindicaciones, todos los acuerdos en cuanto a la garantía de funcionamiento de las empresas y flexibilización en la contratación debe estar precedido de acuerdos en las mejoras en el ingreso del trabajador.
Como en todo programa de ajuste, se requieren medidas para proteger la población más vulnerable, subsidios como el CLAP o misiones son necesarios para sobrellevar el desempleo, el subempleo y el bajo poder adquisitivo hasta lograr la recuperación del empleo e ingresos, pero estos deben ser aplicados sin partidizarlos, incorporando los Consejos Comunales en la asignación y verificación de los subsidios,  deben ser auditables, con un presupuesto aprobado y controlado por la AN, que lejos de “institucionalizar” subsidios en la Constitución, su carácter temporal  propenda a la independencia de los beneficiados de la asistencia del estado, que cada subsidio implique un compromiso de formación para el trabajo o un empleo.
         El desempleo, la paralización de empresas y el hambre son una realidad, para la industria nacional el mercado venezolano es prioritario, pero eso requiere un venezolano con poder adquisitivo suficiente, que más allá de sólo alimentarse pueda acceder a productos y servicios que mejoren su calidad de vida, el crecimiento del país pasa por mejorar el poder adquisitivo de todos.