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31 diciembre, 2017

Paraguaná, sin burros en la vía...

Por Alexis Andarcia

Nos han cambiado el paisaje. Hubiese preferido que esta nota fuese un agradable recordatorio del matrimonio de mi compadre Roberto Cuauro y su bella mujer Ingrid Martínez. Que sí lo es.

De esos tres días con cielo gris y los hielitos decembrinos en San José de Cocodite. Que también lo es.

Sin embargo, una ruptura de la cotidianidad, terminó por jefaturar la redacción. Algunos años atrás, recorrer la vía de las playas era toparse con un burro o sus pollinos. Cientos de ellos, entrañablemente hechos parte del paisaje; invadiendo el asfalto...mejor dicho, reclamando su territorio ancestral.


Hoy, en esos treinta o cuarenta minutos de la ruta a las playas y de las playas a Coro, el gran ausente de la mirada es el burrito sabanero. No es que hay pocos !No hay!

Sentí una mezcla de sentimientos, asombro y rabia, aciago y soledad, tristeza e impotencia. Mientras la eterna brisa insistía, incansable y monocorde.

"Eso es el hambre" dijo el chino. Por supuesto. Es tan evidente que han sido borrados del paisaje por la vorágine de la situación del país. La misma que hace casi imposible conseguir el dulce de leche de cabra.

El vendaval que no llega, casi nunca, para llenar las ubres, cosechar las piras y el maíz, es una anécdota. El de hambre, que seca los cuerpos, debilita los huesos y reduce la talla, va requerir más que una plegaria y el rosario de Mama Pancha.

Miradas vacías, corrales abandonados. Visitas sin café de las cuatro. En contraste con esa tranquilidad bondadosa de Paraguaná

"Hace tiempo no veo a naiden, estamos mi perro y yo"

Te recuerdo Ali Primera. De regreso de la Utopía. Nos fue mucho peor. Carretera despejada. Cada cien metros, un aviso "Burros en la vía" nos recuerda que, las cosas pueden ser más terribles de lo que pensamos.