La vida de Hai Chan podía haber seguido el trágico final que
tienen muchos de estos osos, sin embargo, 10 años después de su cautiverio, ha sido
recatado. El animal ha experimentado la luz del sol por primera vez.
Hai Chan, un oso negro asiático, fue liberado el
pasado mes de noviembre por la organización Four Paws. Cuando acudieron al
recinto el animal llevaba 10 años encerrado en un jaula de una granja de bilis,
toda una vida, y le habían amputado las dos patas delanteras.
Cultivar bilis de oso es terriblemente cruel e ilegal en
muchas partes del mundo.
Se trata de un ingrediente popular en la medicina tradicional
china, y se estima
que su comercio genera un negocio estimado de 2 mil millones de dólares
anuales, de un estimado de 12.000 osos, todos mantenidos en cautiverio a
pesar de que existen alternativas sin ningún tipo de crueldad.
El componente más importante de la bilis del oso es el ácido
ursodesoxicólico (de
hecho, son los únicos mamíferos que lo producen en cantidades
significativas). Un líquido que, si bien se ha demostrado en
investigaciones que es eficaz contra algunas dolencias (como ciertas
enfermedades hepáticas), la medicina tradicional china la prescribe
para muchas otras cosas, desde el dolor de garganta hasta la epilepsia o tipos
de cáncer.
Existen dos formas de adquirir la bilis actualmente: o matar a un oso en la
naturaleza y cortar su vesícula biliar, o acudir a las llamadas
granjas de bilis de oso donde drenan repetida y constantemente las vesículas biliares
de los animales en cautiverio.
Este segundo caso se asemeja a una casa de los horrores. Para cultivarlo, los
osos generalmente se mantienen en pequeñas jaulas en las que no pueden pararse
o darse la vuelta, y con una fístula permanente abierta o un catéter insertado
para extraer la bilis, por lo general por alguien sin entrenamiento
veterinario.
Los osos se suelen capturar en la naturaleza cuando son unos
cachorros, sus
madres son asesinadas por cazadores furtivos, y los mantienen medio muertos de hambre,
deshidratados, y con frecuencia están enfermos y les faltan dientes al masticar
las barras de sus jaulas.
En el caso de Hai Chan (y como muchos otros), en ocasiones se
les amputan las patas delanteras para hacer vino de pata de oso, una especie de bebida exótica “de
lujo” que se prepara sumergiendo la extremidad cortada en alcohol.
Cuando Hai Chan fue rescatado estaba en unas condiciones
miserables, además
de las patas amputadas, el animal tenía agrandamiento de las glándulas
suprarrenales, desnutrición, heridas de los numerosos procedimientos dolorosos
de extracción de bilis y trastornos de estrés.
Tras su liberación, el animal fue trasladado a un
santuario en Vietnam donde dsifruta de una nueva vida. Los veterinarios de
su nuevo hogar lo han cuidado durante seis semanas antes de que estuviera lo
suficientemente preparado como para aventurarse al aire libre en la seguridad
de su recinto. Según la veterinaria Szilvia Kalogeropoulu:
En el momento en que se abrieron las puertas del recinto y
Hai Chan sacó su nariz de la casa, todo nuestro equipo se llenó de emoción. Fue
la primera vez que caminó sobre la hierba y experimentó la luz del sol. A pesar
de perder sus dos patas delanteras, podía caminar sobre los planos de sus patas
delanteras y sobre sus muñones. Siempre hemos confiado en que caminaría y
enfrentaría su discapacidad, pero es un milagro que haya desarrollado la fuerza
para hacerlo tan rápido.
Hai Chan parece haberse adaptado muy rápido a su nueva vida y
entorno, y probablemente muy pronto pueda socializar con otros osos. Su historia es un rayo de
esperanza tras los anuncios que durante años ha prometido el gobierno de
Vietnam. En el 2017 prometieron que, ahora sí, pondrían fin a una de las formas
de tortura animal más escalofriantes e inhumanas que existen, la cría de bilis
de oso.