Richard
Gray /BBC Future
Desde ese grito característico al inicio
de la canción, hasta el contagioso acorde de la guitarra que sigue a cada parte
de la letra, hacen de "I feel good", de James Brown, una receta para
la felicidad.
Pudiera decirse que esta icónica pieza
es una de las más alegres que se haya compuesto en todos los tiempos, capaz de
acelerarte el corazón, hacerte sacudir la cabeza y alzar tu puño al aire al
ritmo de la música.
Sin
embargo, a pesar de todo ese jolgorio, al parecer hay algo siniestro acechando detrás de la letra
pegajosa y el energético estilo de James Brown.
"En la vida real, la música es
utilizada para manipular a las personas en todos los sentidos", explica
Naomi Ziv, psicóloga en el Universidad de Estudios Académicos de Gerencia, en
Israel.
"La música puede hacer a la gente
más obediente, agresiva e incluso racista".
Estos
descubrimientos recientes son un duro
contraste con presunciones de larga data,
incluyendo las creencias de que el rap furioso y el rock metálico, interpretado
por artistas como Eminem y Marilyn Manson, pueden incitar a la violencia.
¿Qué tan peligrosa puede ser la
influencia de la música?
Rap
para relajarse
La
psicóloga Genevieve Dingle y sus colegas de la Universidad de Queensland, en
Australia, sugieren que la música
como la de Manson puede ayudar a suavizar nuestros impulsos más agresivos.
En la vida real, la música es utilizada para manipular
a las personas en todos los sentidos (...) ¨Puede hacer a la gente más
obediente, agresiva e incluso racista"
Naomi Ziv, psicóloga
Este
equipo desarrolló un experimento donde pedían a las personas que hablaran sobre
una situación en la que un amigo los hubiese hecho enojar y luego les
colocaban heavy metal.
Después de escuchar la música, los
participantes reportaron muchas más emociones positivas, que aquellos que
permanecieron sentados en silencio.
"Escuchar
música extrema puede convertirse en una manera saludable para procesar la rabia de estos
individuos", comenta Dingle.
Mozart, peligroso
Frente
a eso, la investigación de Ziv sugiere que las canciones "fáciles de escuchar" pueden
ser más peligrosas.
Por mencionar un caso, en el 2011
concluyó que la música tenía el poder de alterar el juicio moral de las
personas.
Ella le pidió a un grupo de voluntarios
que escucharan un comercial ficticio sobre una página web que ofrecía
documentos falsos para permitir a las personas reclamar una pensión más alta.
La mitad del grupo que escuchó el
comercial también oyó el alegro de "Una pequeña serenata nocturna",
de Mozart, mientras que la otra mitad no tuvo música.
Entretanto, a otro grupo se le pidió
escuchar otro comercial que describía cómo los participantes podían hacer
trampa en un trabajo académico utilizando una página web.
Como en el experimento anterior, una
mitad escuchó música (en este caso "I feel good") y la otra no.
En
ambos experimentos, los que
oyeron el comercial con la música de fondo se mostraron inclinados a aceptar
comportamientos antiéticos promovidos en la publicidad.
Suavemente
cruel
En
otros estudios, publicados en la revista especializada Psicología de la Música,
se reseñan experimentos donde se le pedía a los participantes cometer acciones
más extremas, como ser
crueles con otros compañeros.
A los individuos se les pidió completar
una prueba de gramática mientras escuchaban música de fondo.
Algunos oyeron la famosa pieza de James
Brown, mientras que a otros, "Suavemente", de Elvis Crespo. Un grupo
de control no escuchó ninguna canción.
Mientras la música todavía sonaba, los
investigadores les pidieron a los participantes que llamaran a una estudiante
que quería participar en el estudio para ganar unos créditos y completar el
curso, y decirle que ya no podría hacerlo.
A otro grupo se le pidió decirle a una
estudiante que había perdido un semestre por enfermedad que no podría tener los
materiales académicos que se le habían prometido.
La mayoría de quienes no escucharon
música rechazaron estas solicitudes, lo cual es obvio: a quién le gustaría
hacer el trabajo sucio de otro, en especial cuando pudiera afectar la
posibilidad de terminar la carrera académica de alguien.
Ziv
reporta que en el primer experimento, 65% de los que escucharon música aceptaron cumplir el
requerimiento que les hicieron. En la segunda
prueba el número ascendió a 82%.
"Fue realmente estremecedor. Se les
pedía hacer algo que implicaba herir a otra persona y muchos de ellos dijeron
que lo harían", comentó Ziv.
Felicidad
manipulada
¿Y qué pasa cuando las personas escuchan
continuamente la canción de James Brown?
Ziv cree que la respuesta recae en lo
que le ocurre a nuestra personalidad cuando estamos felices.
Cuando estás de buen humor, eres proclive a aceptar
más cosas y la manera en que procesas la información que recibes es menos
rigurosa"
Naomi Ziv, psicóloga
"Hay investigaciones que demuestran
que cuando estás de buen humor, eres proclive a aceptar más cosas y la manera
en que procesas la información que recibes es menos rigurosa".
"Las
personas que están tristes suelen
ser más analíticas y menos propensas a ser
persuadidas", explica Ziv.
"La música de Navidad es un ejemplo
perfecto de cómo las canciones alegres pueden hacer a las personas más
complacientes. Hay equipos de profesionales enteramente dedicados a pensar cuál
música colocar en los centros comerciales y en la publicidad, para crear la
atmosfera perfecta".
Ritmos
cerebrales
Algunos elementos de la música también
funcionan de la manera en que trabaja nuestro cerebro.
Por
ejemplo, el ritmo de un sonido puede sincronizarse
con el comportamiento y pensamiento de un grupo de personas.
Anne Schirmer, neurocientífica de la
Universidad de Singapur, descubrió que el ritmo en un tambor ocasiona ondas
cerebrales para adaptarse a ese compás.
Sus
hallazgos pueden ayudar a explicar por qué los tambores cumplen una función tan
importante en las ceremonias tribales y por
qué los ejércitos marchan al ritmo de un tambor.agresivo.
Todavía no está claro exactamente cómo
la música puede influenciar el comportamiento más allá del laboratorio, aunque
Ziv sospecha que el efecto puede ser profundo.
Para reforzar su punto, ella menciona la
violencia de los fanáticos del futbol y la influencia que puede tener las
canciones de los equipos.
"La música puede crear un sentimiento de cohesión y
entendimiento. Cuando las personas hacen cosas juntas
están más inclinadas a llegar a acuerdos entre sí. Esto lleva a algo llamado
pensamiento colectivo, que puede generar un deterioro de los principios
morales".
Ziv también considera que el efecto
puede percibirse en la manera que votas.
Jason McCoy, musicólogo de la
Universidad Bautista de Dallas, afirma que la música ayuda a "normalizar
la narrativa" de lo que pudieran ser mensajes inmorales.
Como
ejemplo, resalta el caso de los nazis cuando transmitían en la radio piezas
de swing,
para hacer que los más jóvenes se sintonizaran con mensajes de propaganda.
McCoy evaluó el papel de la música en
hacer, aparentemente, más aceptable el genocidio de Ruanda, en 1994.
Evidentemente, la música es solo uno de los factores que sutilmente
influyen en nuestra actitud.
Sin embargo, vale la pena tenerlo en
cuanto la próxima vez que escuches una canción en la radio y, parafraseando la
famosa pieza de James Brown: "Solo porque te hace sentir bien, no
significa que puedas hacer algo malo".