Tras
haber sido premiado en más de 20 festivales y ocho países, arriba a la
gran pantalla nacional esta aguerrida e inspiradora historia para
compartir con toda la familia venezolana
Esta
semana llega a las salas de cine comerciales del país una
ejemplar historia de valor, coraje y constancia que exhibe cómo es
posible la inclusión de quienes en una sociedad marginada soportan
además las “deficiencias” de tener alguna discapacidad.
Musawat, inclusión en los campamentos saharauis
es un cortometraje documental de Darwin Dikó Cañas, realizador
venezolano que retrata la historia del “Dr. Castro”, un empeñado
activista que en medio del desierto ha levantado del polvo una
institución que se preocupa por dar educación, integración y autonomía a
niños con discapacidad de los campamentos de refugiados saharauis en
Argelia.
Puede
que al asistir a su cine favorito se encuentre con esta ejemplarizante
historia de 12 minutos o si se decide a buscarla tenga el valor agregado
de disfrutar de un largometraje posterior, pues su distribución se
lleva a cabo a través del programa Venezuela en Corto (aquí
puede consultar la Programación), que articula la obligatoriedad que
establece la legislación venezolana de difundir estas piezas
audiovisuales de gran contenido artístico.
No en vano Musawat
ha recogido en su recorrido por festivales cinematográficos nacionales e
internacionales más de una docena de premios, menciones y
reconocimientos por formar parte de la Selección Oficial de estas citas
especializadas en países como Italia, Cuba, México o España, además de
naturalmente la República Saharahui.
Este
pueblo del Sahara Occidental, en que mujeres, hombres y niños viven
bajo precarias condiciones como refugiados desde hace 40 años, permanece
esparcido en países como España, Francia, Mauritania y Mali. La mayor
concentración sufre la ocupación y discriminación de Marruecos, mientras
que otro gran asentamiento se ubica en Argelia, en las arenas de
Tinduf.
Allí se ubica la historia de
este cortometraje documental, cuyo título traduce “Igualdad” y muestra
cómo a pesar de extremas y precarias condiciones la ayuda humanitaria de
una suma de individualidades, empujada por la voluntad de un individuo
ejemplar, puede marcar la diferencia donde “no crecen plantas ni árboles
pero florecen personas”.
Reporte1.com