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22 enero, 2017

El liderazgo político es el responsable de darle una orientación política a las protestas ciudadanas


Nota de prensa

La presidenta de la asociación civil Sinergia, Deborah Van Berkel, opina que los venezolanos han dado una respuesta contundente de rechazo a la actual crisis que vive el país y de la cual son los principales afectados, pero la dirigencia partidista no le ha dado una orientación política a esa demanda ciudadana.
Cuando se le pregunta por qué los venezolanos parecen permanecer tan pasivos ante la más grave crisis económica, social y política que hayamos sufrido en al menos los últimos cien años, interrumpe para advertir que eso no es cierto. “Yo creo que la gente está muy movilizada, está muy molesta y protesta muchísimo. Hay un incremento de la protesta año a año en este país. De gente protestando y defendiendo sus derechos está lleno este país, y en situaciones en las que hasta han expuesto sus vidas. Aquí hay gente que todos los días sale a cerrar una carretera, a cerrar una autopista, a hacer protestas ante organismos públicos”, puntualiza.
“Lo que pasa es que esas protestas no tienen un canal a través del cual poder articular una respuesta más política a la situación. Lo que no vemos es una respuesta política articulada frente a esa necesidad”, precisó en la entrevista con Prensa Unidad Venezuela la presidenta de Sinergia, una organización no gubernamental que promueve la articulación, cooperación y creación de oportunidades de participación y fortalecimiento de organizaciones de la sociedad civil.
En su opinión, el liderazgo político es el “responsable de darle una lectura política y un acompañamiento y una orientación política” a las demandas de los ciudadanos.
“¿Quién ha estado al lado de la gente a la hora de la protesta? Hay algunos líderes políticos a quienes los hemos visto, pero no es la mayoría, y eso vale tanto para el partido de gobierno como para los de la oposición. Yo creo que los partidos políticos tienen empezar a pensar en la gente y a trabajar en la calle y no tanto puertas adentro. No es una cuestión de que cuando ven la necesidad, llaman a la gente y esta tiene que responder”, cuestionó.
“Las encuestas dicen un poco eso, de cómo ha bajado la aceptación de los partidos políticos, porque (la gente) no los ven al lado, muchas veces, de sus necesidades y protestas”, agregó.
“Tiene que haber un trabajo político más directo con la gente”, insistió, añadiendo que ha habido un esfuerzo de algunos líderes y de algunos partidos, pero “es insuficiente”.
Frente a ese descontento que pueda sentir algún sector de la población con respecto a los partidos políticos, lejos de propiciar su desaparición, lo que corresponde es realizar un trabajo a fondo para fortalecerlos. “Pensamos que la anti política le ha hecho mucho daño a este país. Necesitamos más bien muchos espacios de diálogo, de reflexión, de discusión política, porque lo ideal es que podamos resolver, con la menor cantidad de violencia y afectación a las personas, este conflicto, porque estamos en un conflicto muy grave”, advirtió.
“Insistimos: es necesario fortalecer las organizaciones civiles, fortalecer los partidos políticos y enfrentar toda la dinámica de militarización de la sociedad”, apuntó.
Conexión con la gente
Este trabajo de fortalecer a los partidos políticos se enfrenta a problemas de comunicación y organización entre la sociedad de base y las organizaciones partidistas.  Ese sentido, Van Berkel refirió que la comunicación de abajo hacia arriba es importante y no puede ser sustituida por otras formas, como por ejemplo los medios de comunicación. “Muchos líderes políticos pensaban que con una rueda de prensa y unas cámaras estaba resuelto ese problema”, acotó.
Las organizaciones políticas “deben buscar la manera de estructurar sus equipos locales, regionales (…) Deben trabajar con equipos de base y animar a la gente. Dar espacio a la gente para una participación activa y para que la gente se sienta reconocida y con un aporte”, recomendó.
“Darle más fuerzas y  más recursos a esos equipos para formarse y para trabajar juntos”, agregó.
Trajo a colación, como ejemplo, la suerte de abandono al que es sometido el voluntariado que participa en los procesos electorales. “Pero después que pasa eso (las elecciones) no hay ninguna comunicación de los partidos, no hay ninguna atención a esa organización de vecinos que siempre está dispuesta a colaborar. No se hace una reunión de formación, de actualización del tema electoral. Mucha gente se va apartando porque dice ‘me utilizan como mano de otra y después no nos toman en cuenta para más nada´”.
Organización vs control
Otro elemento que ha debilitado estas formas de organización ciudadana son las estructuras impulsadas desde el partido de gobierno - como los consejos comunales, las mesas técnicas del agua, las mujeres de barrio - que a su juicio constituyen más bien “mecanismos de control y de manejo de las necesidades fundamentales de la gente”.
“Los consejos comunales han venido anulando muchísimas iniciativas que se venían dando de manera natural en los barrios”, dijo Van Berkel, poniendo como ejemplo las organizaciones de vecinos y los multihogares, que fueron organizaciones de base propias para la atención de los niños de madres trabajadoras.
Con respecto al último ejemplo recordó que se trató de un modelo que surgió de la misma gente, que luego fue asumido por el Estado y  que este dejo morir desde el punto de vista burocrático, aunque en el barrio permanece el concepto.
La situación tampoco es fácil para las organizaciones que defienden el derecho a la participación en Venezuela. El más reciente informe del Observatorio sobre las garantías y ejercicio de los derechos de participación y asociación  en Venezuela, que conduce Sinergia, divulgado a finales de diciembre pasado, indica que 76 % de 50 organizaciones consultadas manifestó haber sufrido restricciones a la hora participar.
El informe recuerda que el derecho a la libertad de asociación - en especial el derecho a fundar organizaciones y asociaciones interesadas en cuestiones políticas y públicas - es un complemento esencial de los derechos amparados por el artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Aunque en al menos 56 artículos de la Constitución Nacional se consagra el derecho a la participación, las reformas legales hechas por la llamada “revolución” en la construcción de denominado “Estado socialista”, han restringido no solo el derecho a la participación, sino también los referidos a la protesta y a la huelga, advierte el informe.