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20 diciembre, 2016

Un grupo de jubilados pone en marcha un consultorio sobre huertos urbanos

SILVIA ALBERICH / BARCELONA
Seis mesas habilitadas como viveros y ubicadas en una sala del centro cívico Parc Sandaru (Buenaventura Muñoz, 21) forman parte de un huerto urbano en el que se cultivan distintos productos, como cebollas, guisantes, tomates o calçots, dependiendo de la época del año. El huerto sirve como ejemplo para resolver las dudas que cualquier usuario pueda tener sobre cómo plantar una determinada semilla o cómo tratar la enfermedad de una planta.

Varios miembros del Casal de Gent Gran del Parc Sandaru se encargan de responder a esas cuestiones y asesorar sobre temas hortícolas y de jardinería. Lo hacen el primer y el tercer jueves de cada mes, de diez a once de la mañana, en una actividad que se conoce como Consultorio Hort Urbanita. Antonio Mira es el responsable de la misma. "Intentamos responder a las dudas de los asistentes y siempre ofrecemos soluciones caseras y ecológicas; nunca con productos químicos", explica Mira, quien ha hecho varios cursos, leído libros e incluso ha tenido un huerto urbano en su casa.
La falta de luz solar directa es el principal problema para estos huertos, aunque se ha resuelto de forma eficaz. "La luz artificial y los focos colocados en los huertos permiten que muchos cultivos prosperen", apunta el responsable del consultorio, que lleva tres años en marcha. Una de las asistentas habituales al mismo, desde sus inicios, es Elena Bellido. "Es muy interesante y aquí he aprendido y descubierto muchas cosas nuevas", afirma. En cada consultorio suelen regalar semillas de distintos productos y, a veces, incluso planteles. "Como las semillas y el abono son buenos -continúa Bellido-, sabemos que lo que comeremos es natural".

Un modelo para las escuelas

Los huertos están rodeados de plantas medicinales y aromáticas, algunas con coloridas flores, que cuida con esmero Magda Pont, otra voluntaria y miembro del Casal de Gent Gran. Pont resuelve dudas sobre este tipo de plantas e incluso da charlas sobre éstas en el centro cívico. "En ellas hablo de las propiedades de las plantas medicinales y de cómo cultivarlas y tratarlas", detalla la voluntaria, que ha estudiado naturopatía.
En los tres años de consultorio, los huertos también han servido como referente para que los alumnos de un colegio del barrio aprendieran a cultivar y cuidar distintas plantas. "Vinieron varios días para ver la evolución de lo que habían plantando y fue una experiencia muy enriquecedora", recuerda Josep Maria Porta, otro de los voluntarios del casal, quien insiste en la necesidad de que los centros escolares apuesten por este tipo de actividades.