Julio Sevares
Nueva Sociedad
Nueva Sociedad
China, antigua estrella económica internacional, podría ser hoy parte de la grave crisis que afecta al mundo y que incide con fuerza en América Latina.
China ha dejado de ser la estrella
indiscutida del éxito económico y la locomotora del crecimiento para convertirse
en parte del problema de la economía internacional.
Desde principio de siglo y hasta
la crisis iniciada en 2008 la economía china creció por encima del 10% y
arrastró al resto de la economía mundial, especialmente a las proveedoras de
materias primas. Para enfrentar la crisis el gobierno chino implementó un
paquete de medidas de inversión pública y de estímulo a la inversión logrando
en 2009 un crecimiento del 8,7%, menor que el de años anteriores, pero muy alto
en comparación con el resto de las grandes economías.
Las medidas de estímulo tuvieron,
no obstante, consecuencias que incidieron en los años siguientes. Una de ellas
el fuerte crecimiento del endeudamiento de las empresas que, según
Standard&Poor´s, llegó al 160% del PBI el año pasado.
Otra es que el plan de estímulo
generó un shock de inversiones que resultaron mayores que la capacidad de
absorción del mercado, especialmente en el sector inmobiliario y en las
industrias de las provincias que no querían perder puestos de trabajo.
Como consecuencia de los problemas
internos y de la baja post-crisis de la demanda externa el crecimiento se
debilitó: el aumento del PBI pasó del 10% de 2010 al 6,8% el año pasado,
esperándose una tasa algo menor para el corriente. Consultoras y organizaciones
privadas, como el Commerzbank de Alemania, estiman que las estadísticas chinas
sobreestiman el crecimiento y que las tasas reales son aún menores. El gobierno
chino denomina a este nuevo y más modesto horizonte de crecimiento como una
«Nueva Normalidad».
Reorientación productiva
En este contexto y para adecuar la
economía a las nuevas condiciones internas y del mercado mundial, el XII Plan
Quinquenal 2011-2015 y el XII° que comienza a implementarse este año,
reorientan las palancas del crecimiento desde las inversiones y la exportación,
hacia el consumo interno y los servicios, con una mayor atención a problemas
sociales como los ambientales y la pobreza.
Como parte de la política de
modernización el gobierno está implementando un programa de cierre o fusión de
empresas poco competitivas que hasta ahora se mantienen vivas por razones
políticas, por lo que son denominadas «zombies». También lleva adelante una
política de reducción de la producción y procesamiento de carbón, la principal
fuente energética de China, por razones medioambientales.
China cuenta con recursos para
implementar sus políticas. Por una parte tiene sistema financiero sólido,
aunque un alto porcentaje de los préstamos, especialmente los del sector
inmobiliario, tienen riesgos de cobro y podrían convertirse en problemáticos
para el sistema. También dispone de enormes reservas que pueden financiar tanto
la inversión al exterior como soportar sin esfuerzo fugas de capital como las
que se han producido en los últimos meses.
Además, China desarrolla una nueva
palanca de expansión con el creciente flujo de inversiones externas que
constituye una válvula de escape a las limitaciones de la economía interna.
América Latina y países de la
periferia han recibido, en los últimos años, un creciente aporte de esas
inversiones y, en 2013, se sumó el programa de la Nueva Ruta de la Seda (One
Belt One Road, OBOR) de construcción de infraestructura de transporte en rutas
que unen China con Europa Occidental y África, atravesando Europa Oriental y
Asia.
El factor político
Oficialmente, se espera que la
pérdida de trabajo provocada por el menor crecimiento y el ajuste productivo,
sea compensada por los empleos creados en empresas más dinámicas de la
producción o los servicios, por el efecto de un programa oficial de subsidios y
orientación a los nuevos desempleados y por los estímulos fiscales: el año
pasado el gobierno decidió un aumento del gasto público admitiendo un
progresivo incremento del déficit fiscal, que pasó del 0% en 2012 al 2,3% el
año pasado, según el FMI.
Sin embargo, tanto la Oficina
Nacional de Estadísticas de China como observadores externos, dan cuenta de
pérdidas de empleos y de un aumento de huelgas y reclamos sociales,
especialmente en el interior del país.
Esta situación es determinante porque
el Partido Comunista chino necesita garantizar la creación de empleos y la
mejora en los ingresos para sostener el pacto social implícito por el cual la
población acepta las restricciones a las libertades públicas a cambio de
mejoras en las condiciones de vida.
Impacto en la economía mundial
El nivel de crecimiento de china
es fundamental es la segunda economía del mundo y absorbe el 10% de las
exportaciones del resto del mundo.
El año pasado las compras chinas en el exterior cayeron un
13%, lo cual provocó una caída de los precios de las materias primas en el
mercado internacional, con particular fuerza en el petróleo.
Paralelamente, en un círculo
vicioso, el debilitamiento de las economías y su pérdida de capacidad
importadora determinó una caída de las exportaciones del gigante asiático del
2%, la primera desde la crisis de 2008.
A las preocupaciones que generan
tendencias de la economía real y de la situación política en China, el año
pasado se sumaron dos sucesos inesperados que agregaron incertidumbre: el
primero fue la abrupta caída de la bolsa de Shanghai, la principal del país,
por el estallido de una burbuja especulativa que había sido alimentada por el
propio gobierno con créditos a los inversores chicos. El segundo episodio fue
una inesperada y significativa devaluación del yuan en el mes de agosto. El
Banco del Pueblo de China (Banco Central) informó que la movida tenía el objeto
de adecuar el sistema cambiario a los requisitos que establece el FMI para que
el yuan se incorpore a la canasta que determina el valor de los Derechos
Especiales de Giro. Pero en su momento surgió el temor de que había sido una
respuesta al debilitamiento exportador de China o, incluso, producto de una
mala decisión de las autoridades [1].
América Latina en el nuevo escenario
En América Latina el impacto ha
sido sensible, especialmente para los países que en los últimos años
incrementaron su dependencia de las producciones y exportaciones de productos primarios.
El año pasado la región sufrió una caída en las tasas de crecimiento, deterioro
de sus términos del intercambio y salida de capitales que provocaron
devaluaciones. Paralelamente se registra una creciente presión de saldos
exportables de China sobre las industrias locales, como sucede especialmente en
el mercado del acero.
En síntesis, el escenario
económico internacional se ha deteriorado en relación al período pre-crisis de
2008 y los países latinoamericanos enfrentarán una demanda externa menos
dinámica con mayores presiones de la competencia.
Nota:
[1]
Diferentes visiones sobre las perspectivas de China en R. Bringas Nostti y F.
Duhamel, «Las sombrías perspectivas de China en el mediano plazo». Cuadernos de
Trabajo del CECHIMEX. N°2, 2015. UNAM.