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02 mayo, 2016

La economía China: ¿solución o parte del problema mundial?



Julio Sevares
Nueva Sociedad



China, antigua estrella económica internacional, podría ser hoy parte de la grave crisis que afecta al mundo y que incide con fuerza en América Latina.
China ha dejado de ser la estrella indiscutida del éxito económico y la locomotora del crecimiento para convertirse en parte del problema de la economía internacional.
Desde principio de siglo y hasta la crisis iniciada en 2008 la economía china creció por encima del 10% y arrastró al resto de la economía mundial, especialmente a las proveedoras de materias primas. Para enfrentar la crisis el gobierno chino implementó un paquete de medidas de inversión pública y de estímulo a la inversión logrando en 2009 un crecimiento del 8,7%, menor que el de años anteriores, pero muy alto en comparación con el resto de las grandes economías.

Las medidas de estímulo tuvieron, no obstante, consecuencias que incidieron en los años siguientes. Una de ellas el fuerte crecimiento del endeudamiento de las empresas que, según Standard&Poor´s, llegó al 160% del PBI el año pasado.
Otra es que el plan de estímulo generó un shock de inversiones que resultaron mayores que la capacidad de absorción del mercado, especialmente en el sector inmobiliario y en las industrias de las provincias que no querían perder puestos de trabajo.
Como consecuencia de los problemas internos y de la baja post-crisis de la demanda externa el crecimiento se debilitó: el aumento del PBI pasó del 10% de 2010 al 6,8% el año pasado, esperándose una tasa algo menor para el corriente. Consultoras y organizaciones privadas, como el Commerzbank de Alemania, estiman que las estadísticas chinas sobreestiman el crecimiento y que las tasas reales son aún menores. El gobierno chino denomina a este nuevo y más modesto horizonte de crecimiento como una «Nueva Normalidad».
Reorientación productiva
En este contexto y para adecuar la economía a las nuevas condiciones internas y del mercado mundial, el XII Plan Quinquenal 2011-2015 y el XII° que comienza a implementarse este año, reorientan las palancas del crecimiento desde las inversiones y la exportación, hacia el consumo interno y los servicios, con una mayor atención a problemas sociales como los ambientales y la pobreza.
Como parte de la política de modernización el gobierno está implementando un programa de cierre o fusión de empresas poco competitivas que hasta ahora se mantienen vivas por razones políticas, por lo que son denominadas «zombies». También lleva adelante una política de reducción de la producción y procesamiento de carbón, la principal fuente energética de China, por razones medioambientales.
China cuenta con recursos para implementar sus políticas. Por una parte tiene sistema financiero sólido, aunque un alto porcentaje de los préstamos, especialmente los del sector inmobiliario, tienen riesgos de cobro y podrían convertirse en problemáticos para el sistema. También dispone de enormes reservas que pueden financiar tanto la inversión al exterior como soportar sin esfuerzo fugas de capital como las que se han producido en los últimos meses.
Además, China desarrolla una nueva palanca de expansión con el creciente flujo de inversiones externas que constituye una válvula de escape a las limitaciones de la economía interna.
América Latina y países de la periferia han recibido, en los últimos años, un creciente aporte de esas inversiones y, en 2013, se sumó el programa de la Nueva Ruta de la Seda (One Belt One Road, OBOR) de construcción de infraestructura de transporte en rutas que unen China con Europa Occidental y África, atravesando Europa Oriental y Asia.
El factor político
Oficialmente, se espera que la pérdida de trabajo provocada por el menor crecimiento y el ajuste productivo, sea compensada por los empleos creados en empresas más dinámicas de la producción o los servicios, por el efecto de un programa oficial de subsidios y orientación a los nuevos desempleados y por los estímulos fiscales: el año pasado el gobierno decidió un aumento del gasto público admitiendo un progresivo incremento del déficit fiscal, que pasó del 0% en 2012 al 2,3% el año pasado, según el FMI.
Sin embargo, tanto la Oficina Nacional de Estadísticas de China como observadores externos, dan cuenta de pérdidas de empleos y de un aumento de huelgas y reclamos sociales, especialmente en el interior del país.
Esta situación es determinante porque el Partido Comunista chino necesita garantizar la creación de empleos y la mejora en los ingresos para sostener el pacto social implícito por el cual la población acepta las restricciones a las libertades públicas a cambio de mejoras en las condiciones de vida.
Impacto en la economía mundial
El nivel de crecimiento de china es fundamental es la segunda economía del mundo y absorbe el 10% de las exportaciones del resto del mundo.
El año pasado las compras chinas en el exterior cayeron un 13%, lo cual provocó una caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional, con particular fuerza en el petróleo.
Paralelamente, en un círculo vicioso, el debilitamiento de las economías y su pérdida de capacidad importadora determinó una caída de las exportaciones del gigante asiático del 2%, la primera desde la crisis de 2008.
A las preocupaciones que generan tendencias de la economía real y de la situación política en China, el año pasado se sumaron dos sucesos inesperados que agregaron incertidumbre: el primero fue la abrupta caída de la bolsa de Shanghai, la principal del país, por el estallido de una burbuja especulativa que había sido alimentada por el propio gobierno con créditos a los inversores chicos. El segundo episodio fue una inesperada y significativa devaluación del yuan en el mes de agosto. El Banco del Pueblo de China (Banco Central) informó que la movida tenía el objeto de adecuar el sistema cambiario a los requisitos que establece el FMI para que el yuan se incorpore a la canasta que determina el valor de los Derechos Especiales de Giro. Pero en su momento surgió el temor de que había sido una respuesta al debilitamiento exportador de China o, incluso, producto de una mala decisión de las autoridades [1].
América Latina en el nuevo escenario
En América Latina el impacto ha sido sensible, especialmente para los países que en los últimos años incrementaron su dependencia de las producciones y exportaciones de productos primarios. El año pasado la región sufrió una caída en las tasas de crecimiento, deterioro de sus términos del intercambio y salida de capitales que provocaron devaluaciones. Paralelamente se registra una creciente presión de saldos exportables de China sobre las industrias locales, como sucede especialmente en el mercado del acero.
En síntesis, el escenario económico internacional se ha deteriorado en relación al período pre-crisis de 2008 y los países latinoamericanos enfrentarán una demanda externa menos dinámica con mayores presiones de la competencia.
Nota:
[1] Diferentes visiones sobre las perspectivas de China en R. Bringas Nostti y F. Duhamel, «Las sombrías perspectivas de China en el mediano plazo». Cuadernos de Trabajo del CECHIMEX. N°2, 2015. UNAM.