PRODAVINCI
Por Samir Kabbabe
Los olvidos son asunto frecuente y es
común no saber cuándo empezar a preocuparse por ellos. A medida que
avanzamos en edad nos percatamos de que los recuerdos están sometidos a
cambios y la memoria está sometida a plasticidad.
El registro y almacenaje de información,
así como la incorporación de la información a la conducta y acciones
como procesar o evocar, son procesos complejos. Memoria y aprendizaje
van juntos, pero el aprendizaje depende de la capacidad de registro, de
la atención, de la concentración, además del uso y la repetición de lo
registrado y la evocación.
En estos tiempos que vivimos con
entornos de ansiedad y, además, tantos cambios en el conocimiento y en
las exigencias de nuevas destrezas, se afecta la atención y la capacidad
de registro de nueva información. Y a medida que vamos cumpliendo años
los sistemas de registro y memoria de nuestra mente pueden acumular
cierto deterioro.
Por eso es útil puntualizar algunos
conocimientos básicos de la apasionante biología de la memoria y la
mente humana, para saber cuándo un olvido es benigno y no representa
mayor problema, pero también cuándo un olvido es patológico y amerita de
atención médica.
¿Qué hacer para preservar la memoria e identificar tempranamente una demencia?(...)
La memoria
La memoria la constituyen varios
sistemas que funcionan para el almacenamiento, la retención y la
recuperación de informaciones. Así que, funcionalmente, la memoria se
clasifica en cuatro tipos.
1. Memoria de Trabajo.
Es la memoria operativa, la de corto plazo. Permite la actividad
cotidiana y se mantiene mientras la información está en la conciencia.
Por ejemplo: para desplazarnos en automóvil por alguna ruta activamos
circuitos de orientación espacial, que son circuitos aprendidos y
almacenados sobre el manejo y las normas que manipulamos precavidos de
lo que acontezca, como la velocidad, los movimientos de los otros
vehículos, los semáforos, los baches y cualquier desviación fuera de lo
normal, mientras estamos al tanto del reloj, de la radio y de lo que nos
digan los acompañantes. Por eso es habitual no retener todo lo que pasa
durante la actividad de esta memoria.
2. Memoria Episódica.
Es explícita y consciente, porque es la que reúne las experiencias
personales y únicas de cada individuo, así que puede recoger
innumerables detalles de lo vivido. Esos recuerdos pueden durar minutos o
volverse permanentes. Es la que permite, por ejemplo, evocar una
experiencia en la playa, acostados, plácidos, a las cinco de la tarde,
con brisa una refrescante que lleva algunos granos de arena a rozar la
piel algo húmeda y caliente, con el ruido de olas, el olor de mar, el
placer, la ensoñación. Todos esos elementos almacenados confluyen
simultáneamente y nos hacen vivir de nuevo la experiencia, hasta en sus
más mínimos detalles. Esta memoria coherente que recoge los mapas de
todo lo acontecido, sentido y vivido, existe gracias a una integración
que se da en una parte de nuestro cuerpo: el hipocampo.
El hipocampo es
fundamental para la memoria episódica y la integración de los recuerdos.
Su nombre se debe a que tiene forma de caballito de mar si se corta y
se lo ve de frente. Está ubicado de tal forma que hace contacto con las
distintas partes que almacenan las informaciones que confluyen en él
durante la memoria episódica. En el hipocampo y en la zona entorrinal
(que está debajo de él) hay células neurológicas progenitoras que
terminan en neuronas con complejidades de conexiones que formarán nuevos
circuitos neuronales para nuevos aprendizajes, nuevos recuerdos.
Hay una actividad
conocida como Sinapsis de Hebb que consiste en la actividad de descarga
simultánea de todas las neuronas conectadas entre sí, partiendo del
hipotálamo. Con la activación repetida, como un árbol de navidad con
luces intermitentes, cada vez que enciende se consolida la permanencia
de la información en la corteza cerebral de las distintas partes del
cerebro donde se deposita la memoria. Posteriormente se liberan esas
células hipotalámicas, quedando disponibles para la adquisición de nueva
información.
Cuando alguien
padece la Enfermedad de Alzheimer uno de los hallazgos típicos es la
marcada reducción del volumen del hipocampo y la zona entorrinal.
3. Memoria Semántica.
Es la memoria explícita o declarativa. Consciente y duradera para toda
la vida, guarda los conocimientos del entorno y la información genérica
que se adquiere en distintos contextos.
A ella se accede sin
que haya detalles del momento en que fueron adquiridas las
informaciones, como sucede con el uso del vocabulario, la asociación de
conceptos, el significado de lo que es un tenedor, una palabra escrita,
un semáforo en rojo, un olor característico, una esvástica, una alarma.
Esta memoria tiende a
permanecer estable con la edad y su pérdida es patológica: cuando uno
no sabe qué es un tenedor o para qué se utiliza, hay un trastorno
patológico.
A medida que la
pérdida de esta memoria avanza, los objetos pierden su significado y así
un gavilán pasa a ser sólo un ave rapaz, de ahí a ser un ave, de ahí a
un ser vivo, de ahí a ser un objeto.
4. Memoria Procedimental.
Implícita, no consciente y duradera, es la memoria de ejecución.
Inflexible, repetitiva, automática. Son los hábitos, las habilidades,
los condicionamientos y también las asociaciones: un bate, por ejemplo,
puede servir como arma; una paleta como una cuchara.
Está adaptada a las
experiencias y a las necesidades del individuo: un violinista tiene
mejor expresión motora de los dedos, un ciclista con experiencia ejecuta
el manejo de la bicicleta sin problemas.
Esta memoria también tiende a permanecer estable con la edad y su pérdida siempre es patológica.
¿Cuándo son benignos los olvidos?
Los olvidos benignos son trastornos de
la memoria en los que ocurre alguna alteración en los sistemas de
almacenamiento, retención y recuperación de informaciones, pero que no
comprometen la funcionalidad cotidiana ni la autonomía. Pueden ser
transitorios, pero cuando son permanentes o frecuentes, obedecen a una
declinación de la función cerebral de la memoria como ocurre en la
ancianidad. Por eso se hace necesario diferenciarlos de una entidad
denominada Trastorno Cognitivo Leve (TCL, también denominada
predemencia), donde la declinación es mayor de la observada para la edad
y pueden cursar con limitaciones de otras funciones cognitivas y
comprometer la autonomía.
En la demencia, una condición más
avanzada, la pérdida severa de la memoria y la declinación de otras
funciones cognitivas superiores comprometen la actividad cotidiana, la
independencia y la interrelación con el mundo externo y el
autoempoderamiento, requiriendo una asistencia permanente.
Los olvidos benignos ocurren en
cualquier etapa de la vida. Y a medida que avanza la edad se hacen más
frecuentes y tienen una instalación lenta y progresiva. Habitualmente se
asocian con acciones rutinarias y automáticas de la memoria de trabajo.
Suelen deberse a falta de atención, aislamiento, ansiedad, depresión o
hiperactividad. Y un síntoma son las frecuentes las pérdidas de objetos
en acciones automáticas, como llaves, lentes, lápices…
También hay olvidos benignos cuando se
cambia el foco y el contexto de una actividad. Es decir: no se recuerda
lo que se iba a hacer o a buscar, ni lo que se acaba de leer o decir
cuando se cambia el contexto.
Bill Cosby, el humorista estadounidense a
quien se le sigue juicio por cosas que sucedieron hace muchos años y de
las cuales (aparentemente) ahora ni se acuerda, explicó en una
oportunidad que al abandonar la silla de su escritorio para buscar algo
en la alacena, al llegar se le olvidaba a qué iba y que luego, al volver
a sentarse en la silla, le volvía a la memoria. Y esto le sucedía
reiterativamente, l oque le permitía concluir, y así lo explicaba, que
había unos dispositivos en las nalgas que al sentarse activaban la
memoria.
No se trata de eso, sino de que los recuerdos tienen contexto y funcionan como ventanas que se abren secuencialmente.
Muchas veces el olvido de locaciones,
fechas o lo que se acaba de escuchar ocurre por déficit de registro
provocado por ansiedad, pánico, falta de atención, aislamiento o
depresión.
En tiempos de guerra, por ejemplo, los
niños en Bosnia no registraron en su memoria durante los bombardeos ni
gran parte de los hechos y vivencias. Y los niños y algunos adultos de
la Siria actual probablemente no registren partes de sus dramáticas
vivencias.
¿Cuándo son patológicos los olvidos?
Los olvidos son patológicos cuando
tienen instalación aguda o subaguda. Son patológicos los olvidos que,
por su magnitud y frecuencia, afectan la actividad cotidiana, la
independencia y capacidad de interrelación.
Toda alteración de la Memoria Semántica
es patológica. No es normal que se pierda la capacidad de saber qué es
una cuchara, qué significa la luz roja del semáforo o qué significa ser
apuntado por un arma.
Toda alteración de la Memoria
Procedimental es patológica. No es normal que se pierda la destreza de
utilizar los cubiertos para comer, cómo utilizar un destornillador o
cómo escribir.
También son patológicos los olvidos
cuando se presentan junto con la declinación de otras funciones
cognitivas que acompañan a la memoria, como la comprensión, el lenguaje,
el cálculo, el razonamiento, la toma de decisiones, etcétera. La razón
es que sugieren alguna enfermedad como el Alzheimer.
Si le preocupan los olvidos,
acuda al médico
Si tiene motivos para preocuparse por
sus olvidos, acuda al médico. Y si lo que le preocupa son los olvidos de
un familiar, acompáñelo al médico y participe en la consulta. Un médico
calificado podrá explorar a través de tests validados si los trastornos
de memoria revisten alguna anormalidad o requieren precisión
diagnóstica y algún tipo de tratamiento.
Después del interrogatorio y el examen
físico, si hubiera elementos de juicio para sospechar que no se trata de
olvidos benignos, el médico buscará descartar anormalidades y
enfermedades que alteran el funcionamiento normal del cerebro y la
mente. Y pueden ser las responsables del deterioro de la memoria, como
trastornos de la función de la glándula tiroidea, hipoglicemia,
insuficiencia cardíaca, renal o hepática, déficit de sodio o de potasio,
de vitamina B12 o ácido fólico, alcoholismo, pobre concentración de
oxígeno en sangre, efectos medicamentosos y depresión, entre otras
cosas.
El médico también juzgará si es
necesario solicitar estudios adicionales (tests especializados, estudios
de imágenes, electroencefalograma) que permitan confirmar o descartar
un TCL o una demencia como el Alzheimer.
Proteja y promueva su memoria
Para un buen registro y almacenaje de
información y una buena recuperación de lo almacenado, es necesario el
adecuado manejo del estrés, no dejarse invadir por obsesiones ni
emociones extremas como el pánico, darle el tiempo necesario a las
ocupaciones y no retar a la mente con múltiples actividades simultaneas,
descansar, divertirse, dormir lo necesario, descargar los contenidos
tóxicos de la mente y mantener una nutrición balanceada.
Además de eso, las únicas estrategias
que han mostrado evidencias definitivas para la prevención de los
olvidos, el TCL y la demencia, son los ejercicios aeróbicos, los
ejercicios cognitivos y las dietas balanceadas como la mediterránea.
Todo el resto de cosas que se han anunciado y mercadeado, como las
estatinas para normalizar colesterol, los antioxidantes comercializados,
los vasodilatadores que venden como “oxigenadores”, productos naturales
como gingseng y gingkobilova y todo lo que la industria farmacéutica y
las paralelas han buscado mercadear, no han mostrado evidencias de tener
impacto alguno.
Cuando hay un diagnóstico definitivo de
un TCL, tiene efectividad preventiva el uso de Donepezil y vitamina E.
En pacientes con diagnóstico definitivo de demencia se utilizan
medicamentos que mejoran a los pacientes y, obviamente, también es
necesaria la estabilización de cualquier otra enfermedad en estas
personas.
En cuanto a los ejercicios, pues nunca
menos de 150 minutos semanales de ejercicios aeróbicos, distribuidos en
no menos de tres días. Además, los ejercicios cognitivos (muchas páginas
de Internet tienen modelos) deben consistir en mantener activas las
funciones cognitivas, como juegos de cálculo y memoria, razonamiento,
asociación de ideas, actividades creativas y con propósitos escribir,
emprender proyectos.
Somos memoria
Hay que evitar el aislamiento y
ejercitar la memoria en lo afectivo del contexto familiar, pero también
con nuestros congéneres en lo social y cultural. Hacerlo en una
cotidianidad con propósitos de provecho cívico y de responsabilidad con
el país, superando las desmemorias que sólo sintonizan nuestra historia,
nuestras anécdotas y las fechas épicas extraviadas que repiten desde la
época de la conquista los errores de las riquezas fáciles en oro,
perlas y mene, en vez de mirar el trabajo diario, creativo y exitoso que
aporta crecimiento y madurez a la sociedad, sus tradiciones y cultura.
Sin memoria cultural las sociedades son precarias. Y sin memoria no hay individuos libres.