Diario16
Este año 2016 se conmemora el 40 aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui
Democrática (RASD) nacida en 1976 tras el abandono por parte del Gobierno de
España de los que había sido territorios propios, no colonia y que entregó sin
contrapartidas a Marruecos.
Este año, también, el
secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, visitará las zonas en las
que habitan actualmente los saharauis, lo que le otorga especial relevancia al
aniversario.
Con estos motivos
ofrecemos un interesante y minucioso trabajo sobre todo ese desconocido pasaje
de nuestra historia reciente elaborado por Fernando Muniesa y que hará
reflexionar a nuestros lectores, sobre todo a los más jóvenes que desconocen
casi en su totalidad lo ocurrido, lo que se llamó y se llama “La vergüenza y
traición de España a los saharauis”.
Trabajo que se
complementa con la entrevista que publicamos con Jira Bulahi, la nueva delegada del Frente POLISARIO en España.
La memoria, potencia
intelectual por medio de la cual se retiene y recuerda lo pasado, no es útil
sólo para adquirir erudición; también es necesaria para mantener una conducta
de vida adecuada a la dignidad humana.
Una verdad especialmente
entendida a partir de la era cristiana. Por poner un ejemplo, Plutarco, que
además de historiador, biógrafo y ensayista, fue un moralista extraordinario,
sostenía que el recuerdo de los acontecimientos pasados da ejemplos para
deliberar con más acierto sobre los venideros, o si se prefiere -decimos
nosotros- para gobernar mejor.
Aunque antes de Plutarco
ya se había dicho y escrito mucho también sobre el término ‘historia’, muy
vinculado a la ‘memoria’ al entenderse aquél como la narración o exposición
verdadera de los acontecimientos pasados y dignos de recuerdo. De hecho, en ese
maridaje entre memoria e historia (que en cualquier caso significan cosas
distintas), encaja esta consideración de Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.),
político, escritor y brillante orador romano: “El que no conoce la historia -o
no sabe lo sucedido antes de que él naciese- toda su vida será un niño”…
La promesa incumplida de
Juan Carlos I
La responsabilidad de
proteger los legítimos derechos de la población saharaui, fue asumida
públicamente por el entonces príncipe de España y Jefe del Estado en funciones,
don Juan Carlos de Borbón, exactamente el 2 de noviembre de 1975, en El Aaiún,
capital de lo que todavía era el Sahara español. Con la ‘Marcha Verde’ en el
horizonte y con Franco agonizando, el hombre que apenas 20 días después (el 22
de noviembre) sería proclamado Rey de España hizo un viaje sorpresa para animar
a los militares destinados en el Sáhara Occidental.
En el Casino Militar y
ante el ministro del Ejército, el jefe del Estado Mayor, el capitán general de
Canarias y el gobernador militar del Sáhara -entre otras personalidades que
acreditaban la relevancia del acto-, quien en aquellos decisivos momentos en la
historia de España oficiaba como Jefe del Estado lanzó el siguiente mensaje:
“Quería daros personalmente la seguridad de que se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y su honor.
España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz, don preciso que tenemos que conservar. No se debe poner en peligro vida humana alguna cuando se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y se busca con afán la cooperación y el entendimiento entre los pueblos.
Debemos proteger también
los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en
el mundo y nuestra historia nos lo exigen”.
La prensa destacó el
clima de máxima tensión política y militar y cómo las palabras de Juan Carlos
fueron recibidas con alegría y aprobación. A las cuatro horas volvió a Madrid.
Solo tres días después, según los cables diplomáticos develados por WikiLeaks,
el príncipe de España filtraba al embajador de Estados Unidos en Madrid, Wells
Stabler, “los movimientos de Franco respecto al Sahara” (Público 11/04/2013).
Al mes y medio salía de El Aaiún la última compañía de la Legión y el 28 de
febrero de 1976 se arrió la bandera española en el Sáhara.
Las palabras de Juan
Carlos de Borbón en El Aaiún se han recordado en repetidas ocasiones, pero el
monarca nunca las oyó directamente hasta el 31 de marzo de 2009. Ese día se
encontraba en la Universidad de Alcalá de Henares justo presidiendo la entrega
del Premio de Derechos Humanos Rey de España, y lo que menos esperaba es que la
mujer que se acercó a saludarle ataviada con una melfa (prenda tradicional
saharaui) le dijera: “Majestad, soy saharaui y recuerdo perfectamente cuando
visitó mi ciudad natal, El Aaiún, en noviembre de 1975. Su Majestad prometió
que iba a defender el legítimo derecho del pueblo saharaui. Sin embargo, el
pueblo saharaui aún está esperando que esa promesa se cumpla, todavía estamos
sufriendo las consecuencias de esa promesa que no se ha llevado a cabo”. Era
Zahra Ramdán, presidenta de la Asociación de Mujeres Saharauis en España
(AMSE): recuerda que el Rey escuchó y calló…
EL PUEBLO SAHARAUI AÚN ESTÁ ESPERANDO QUE
ESA PROMESA SE CUMPLA
En julio de 2013, ante
el anuncio del viaje oficial que el rey Juan Carlos giraría el 15 de julio a
Marruecos, al que invitó a todos los ministros de Asuntos Exteriores de España
de la democracia, algo sin precedentes en la diplomacia española y que en
medios políticos internacionales se entendió como un ejercicio de pleitesía
ante el rey de Marruecos, los principales movimientos solidarios con el pueblo
saharaui dirigieron una carta al Jefe del Estado recordándole las olvidadas
palabras de compromiso con el pueblo saharaui que pronunció en El Aaiún.
En la misiva de la
Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-SÁHARA), la
Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sáhara (FEDISSAH) y la
Coordinadora de Intergrupos Parlamentarios ‘Paz para el Sáhara’, se pidió al
rey que“coherentemente con sus palabras de ayer, tenga hoy la decisión y el
coraje de asumir las responsabilidades nunca asumidas y se implique
decididamente en la búsqueda de una solución política que reconozca los
legítimos derechos del pueblo saharaui para asumir su propia responsabilidad en
el ámbito de las naciones contemporáneas”. Y se señalaba al monarca que “aún es
posible enterrar el dolor y la ira y restaurar la dignidad y la justicia que
sus palabras no consiguieron enmendar ni enderezar entonces”.
Como quiera que en su
viaje a Marruecos el Rey iba a estar acompañado por una veintena de empresarios
españoles, con el presidente de la CEOE, Juan Rosell, a la cabeza, y por un
insólito grupo de ex ministros de Asuntos Exteriores de España, también
pidieron a esta última representación que en su cena prevista con el rey alauí
Mohamed VI, tuvieran “la valentía de adoptar una postura conjunta en defensa
del derecho de los saharauis a decidir su futuro, un pueblo al que España
abandonó y con el que tiene una deuda histórica”…
Un sentimiento general
de injusticia con el pueblo saharaui
Este recurso a la
memoria histórica, entendida como concepto ideológico o en el sentido de
desarrollo historiográfico que le ha atribuido recientemente Pierre Nora,
notable sociólogo y miembro de la Académie Françoise, es el que también late en
la conciencia de muchos testigos excepcionales de la historia compartida entre
España y el pueblo saharaui. Sin duda bien visible en la entrevista al teniente
general Antonio Ramos-Yzquierdo, presidente de los Veteranos del Sáhara,
publicada en ElEspiaDigital.com (30/06/2013).
Se puede perdonar, pero no olvidar
Pero en su memoria
también permanece la entrega ilegal del Sáhara Occidental a Marruecos, con la
indignación de los militares. Y ahora, con la perspectiva de la historia
transcurrida, se reprueba la postura favorable a las tesis marroquíes que
mantiene el Gobierno de España, que no respaldó la propuesta que hizo Estados
Unidos en 2013 para que la misión de Naciones Unidas vigile el cumplimiento de
los Derechos Humanos, lamentando que nadie obligue a Marruecos a celebrar el
referéndum de autodeterminación para que el pueblo saharaui decida su futuro.
Cuando en la conclusión
de la entrevista se le preguntaba sobre qué futuro deseaba para los saharauis,
el presidente de los Veteranos del Sáhara respondía categóricamente: “Un futuro
de independencia, por descontado. Un estado saharaui enfrente de Canarias nos
favorecería. Hay opiniones contrarias como la del Embajador Javier Rupérez, que
dijo en un artículo (ABC, 26/03/2010) que era mucho mejor que aquello fuera
marroquí. Yo creo que no, incluso teniendo en cuenta las posibilidades de
infiltración del terrorismo de Al Qaeda por una razón: los saharauis nunca han
sido fanáticos religiosos, sus prácticas del Corán son bastante suavizadas. La
zona natural de desenvolvimiento del Sáhara es Canarias. Y eso nos favorecería
mucho, sin hablar de las posibilidades del petróleo”.
Este tipo de sentimiento
sobre la cuestión general del antiguo Sáhara Español, expresado incluso desde
una óptica de rectitud militar, converge con otros muchos de raíz
complementaria que finalmente muestran una misma frustración política, en una
idéntica memoria de comportamientos indignos con el pueblo saharaui.
Así, en abril de 2014 y
ante la inminente renovación por el Consejo de Seguridad de la ONU de su misión
en el Sáhara Occidental, un grupo de personalidades españolas de diferentes
ámbitos sensibilizadas con el problema, publicaron un manifiesto recordando al
Gobierno del PP que España “sigue siendo la Potencia Administradora de iure”
del territorio y que, por ello, debía “asumir de una vez sus responsabilidades”
y propiciar “un mayor papel de Naciones Unidas en la resolución del conflicto y
en la tutela de los Derechos Humanos”.
El ‘Manifiesto por una Política Digna de España
en el Sáhara Occidental’, lo encabezaron Jaime
de Piniés Bianchi, hijo del que fue embajador de España ante la ONU cuando, en
contra de su criterio, tuvo lugar en 1975 el abandono del pueblo saharaui; el
teniente general Miguel Iñiguez del Moral, que tras estar destinado en el
Sáhara fue en los años ochenta Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra
(JEME); Carmen Díaz Llanos, viuda de Juan Garrigues y expresidenta de la
Asociación de Amigos del Sáhara de Madrid; Ana María Rodríguez de Viguri, empresaria
e hija del último secretario general de España en el Sáhara; Eduardo
Fungairiño, ex fiscal del Tribunal Supremo; Javier Morillas, catedrático en la
Universidad CEU-San Pablo…
Para ellos fue
“escandalosa y vergonzosa” la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy en 2013
al respaldar a Francia en su rechazo de la propuesta de Estados Unidos de
ampliar a los DDHH las competencias de la MINURSO (Misión de Naciones Unidas
para el Referéndum en el Sáhara Occidental). Señalaron que la resolución del
conflicto del Sáhara “no es ni debe ser” en España “patrimonio exclusivo de
ninguna corriente ideológica”, pues es “un tema de Estado que concierne a todos
sus ciudadanos e instituciones”, constituye “la gran asignatura pendiente de la
Transición Española”, y los saharauis son “los grandes sacrificados”.
“LA GRAN ASIGNATURA PENDIENTE DE LA
TRANSICIÓN ESPAÑOLA”
Se mostraron categóricos
en su afirmación de que no debe tolerarse que Marruecos“chantajee continuamente
a España para consolidar su ocupación ilegal” con asuntos tan sensibles como la
inmigración clandestina y la política antiterrorista, y que“la política de
buena vecindad con Marruecos no puede estar basada en la permanente cesión de
España”. También criticaron la reducción de más del 50% de la ayuda humanitaria
y a la cooperación con los refugiados saharauis adoptada por el Gobierno de
Rajoy, al que pidieron“oficializar”, con un estatuto diplomático específico,
las relaciones con el Frente Polisario y con las autoridades de la República
Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Con todo, el Consejo de
Seguridad no atribuyó a la MINURSO, una vez más, competencias en materia de
DDHH, aprobándose el proyecto de resolución con el apoyo del irónicamente
llamado ‘Grupo de Amigos del Sahara Occidental’, integrado por España, Francia,
Rusia, Reino Unido y Estados Unidos.
Los saharauis que
habitan los territorios ocupados por Marruecos seguirían sin protección para
ejercer libremente los derechos de expresión, reunión y manifestación, mientras
la MINURSO sigue siendo la única misión de la ONU desde 1978 sin cometido en
materia de DDHH.
La actuación del
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en el tema de la
MINURSO ha sido muy criticada, especialmente cuando calificó de “inviable” la
propuesta de la administración Obama en 2013 de incluir la vigilancia de los
DDHH.
Dirigentes saharauis
dijeron que era antidemocrática y continuación de otras del mismo signo
connivente con Marruecos, como fue retirar a los cooperantes españoles de los
campamentos de refugiados, cuestionar las medidas de seguridad por parte del
Polisario en los campamentos de Tinduf o alinearse con el Gobierno marroquí en
contra del enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, Chistopher
Ross.
Los portavoces del
Polisario afirmaron que el ministro español de Exteriores actúa al límite de la
postura oficial del Partido Popular y recordaron que en su programa electoral
el PP dejó claro que apoyaba los esfuerzos de Naciones Unidas “con vistas a
lograr una solución conforme a las resoluciones del Consejo de Seguridad y el
Derecho Internacional y a la responsabilidad histórica de España”.
En esa misma línea
señalan que la actitud de García-Margallo se contradice con la declaración del
presidente Rajoy, realizada el 25 de septiembre de 2012 ante la 67 Asamblea
General de la ONU, marco solemne en el que comunicó esta postura
oficial:“España mantiene su compromiso de una solución justa, duradera y
mutuamente aceptable al contencioso del Sahara Occidental que prevea la libre
determinación del pueblo saharaui de acuerdo con los principio y propósitos de
la Carta de las Naciones Unidas”.
La posición diplomática
de España, en la práctica favorable a Marruecos, motivó que la Delegación
Saharaui para España emitiera un comunicado en el que expresaba que, una vez
más, García-Margallo “se declara a favor de las tesis anexionistas y coloniales
marroquíes al expresar que la salvaguarda de los derechos humanos, por parte de
la MINURSO en el Sahara Occidental, es inviable”. CEAS-SÁHARA habló de la ‘traición’
personal de García-Margallo, preguntándose: “¿Nuestro ministro de Asuntos
Exteriores [está] al servicio de Marruecos…?”.
De esta forma, parece
claro que, en lugar de ayudar a la resolución del conflicto del Sáhara, del que
España fue responsable en sus orígenes, lo que hace García-Margallo es
doblegarse sistemáticamente ante los chantajes de Marruecos, arropando y
oxigenando su radicalidad.
Como ejemplos de la
constante violación de los DDHH de los saharauis en los territorios ocupados
por Marruecos y la falta de respuesta española baste recordar el caso de
Aminetu Haidar, cuando el ministro socialista de Asuntos Exteriores, Miguel
Ángel Moratinos, aceptó en noviembre de 2009 la expulsión de la activista de
DDHH hacia Lanzarote, después de haber estado detenida en el aeropuerto de El
Aaiún. Tras 32 días en huelga de hambre, esta mujer de salud frágil por los
cuatro años que estuvo detenida de forma ilegal en cárceles secretas
marroquíes, pero a la que las autoridades de ocupación no lograron doblegar, consiguió
regresar a su tierra gracias a las gestiones de Estados Unidos ante Marruecos,
dejando en lamentable evidencia al Gobierno de Rodríguez Zapatero. ¿A qué se
debió que el 25 de marzo de 2014 Moratinos fuera galardonado en Rabat por la
Fundación Diplomática marroquí como ‘gran amigo de Marruecos’…?
España, Marruecos y el
oscuro negocio de las armas
Pero desde la dirección
del Polisario se va más allá de denunciar los chantajes de Marruecos a España.
No faltan fundadas sospechas de que detrás de la actuación del ministro español
de Asuntos Exteriores favorable a las tesis del país alauí, que se niega reiteradamente
a que la MINURSO vigile las violaciones de los derechos humanos en el Sahara
Occidental, tal y como han exigido distintas organizaciones internacionales
(como Amnistía Internacional, la Human Rights Watch o el Robert F. Kennedy
Center), se cobijan, entre otros, los oscuros intereses de la industria
nacional de defensa y seguridad, que por su limitado nivel de desarrollo
tecnológico tiene de momento en el país alauí un cliente potencial nada
desdeñable.
El 6 de noviembre de
2014 el Gobierno español fue denunciado por quinta vez como vendedor de armas a
Marruecos, vulnerando la legislación que prohíbe autorizar estas exportaciones
a países en los que existen indicios racionales de que el material puede ser
empleado con fines de represión interna o en situaciones de violaciones de los
DDHH.
En los últimos diez
años, España ha vendido armamento a Marruecos por un importe de 193 millones de
euros, con lo que éste país se ha convertido en su principal cliente dentro del
continente africano, ocupando la posición 16 en el ranking exportador de
armamento español y contraviniendo sin el menor sonrojo la legislación nacional
y los tratados internacionales suscritos por nuestro país. Con anterioridad, ya
se había producido la venta de plataformas navales (patrulleras clase
‘Vigilance’ y ‘Lazaga’ y patrulleras rápidas o guarda-costas de RODMAN, e
incluso la corbeta ‘Teniente Coronel Errahmani’, de la clase ‘Descubierta’, que
en su momento fue el buque insignia de la Marina Real Marroquí).
A ese comercio hay que
sumar el valor de las donaciones de armamento a precio simbólico que se
realizaron en 2008. El 18 de enero de ese año, el Consejo de Ministros autorizó
la cesión a Marruecos de ocho juegos de lanzadoras de bombas de aviación, por
el precio simbólico de un euro, a pesar de estar valorados en 86.848 euros. Y
el inmediato 27 de junio autorizó la cesión de seis torpedos ligeros MK-46, de
la clase 2, destinados a la Marina Real también por el precio simbólico de un
euro…
Según las organizaciones
denunciantes, en 2011 España suspendió la venta de armamento a Libia y en 2013
a Egipto y Taiwán (antigua Formosa). Pero el Gobierno nunca ha atendido las
justas peticiones de la población saharaui para que no facilitara la represión
marroquí en el Sahara Occidental.
Y lo vergonzoso del caso
es que España promueve estas ventas de armas a Marruecos siendo nada menos que
la potencia administradora del Sáhara Occidental (hasta que finalice el periodo
de descolonización), tal y como ha dejado claro un auto dictado por el pleno de
la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en julio de 2014. De hecho,
Marruecos no figura como ‘potencia administradora’ de dicho territorio en el
catálogo de Territorios No Autónomos de Naciones Unidas.
En julio de 2013 varias
organizaciones de la sociedad civil denunciaron que Marruecos utilizaba
material bélico español para reprimir al pueblo saharaui, coincidiendo con una
visita oficial del rey Juan Carlos a Marruecos. La denuncia incluyó testimonios
gráficos e informaciones de prensa dando fe de que el ejército marroquí utiliza
vehículos VAMTAC, fabricados por UROVESA, para reprimir manifestaciones
saharauis.
Precisamente esta
empresa española, ubicada en Santiago de Compostela, fue visitada en abril de
2013 por el ministro de Defensa marroquí, Abdellatif Loudiyi, para conocer los
nuevos modelos VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) con aplicaciones, entre
otras, de antimotines, porta-armas, plataforma lanza-misiles, transporte de
personal, apoyo de vigilancia, comunicaciones, mando y control… Una gira en la
que el ministro marroquí estuvo acompañado de su homólogo español, Pedro
Morenés, convertido en agente comercial y de relaciones públicas de la
industria privada de defensa, función desde luego muy alejada de su
responsabilidad institucional…
El uso demagógico de la causa saharaui
En una entrevista a
Abdelkader Taleb Omar, primer ministro de la RASD, publicada también en
ElEspiaDigital.Com (16/06/2013), ya se aclaraba el trasfondo de la política
falsaria y represiva de Marruecos en relación con el Sáhara Occidental,
evidenciando al mismo tiempo la complicidad del Gobierno de Rajoy. Además,
aclaraba que la posición personal del actual presidente español (hoy en
funciones) estaba más en línea con la de su predecesor en el cargo, Rodríguez
Zapatero, que con la de José María Aznar (“No cabe duda de que Aznar tenía
posicionamientos más claros a favor de la causa saharaui”).
Lo que entonces pedía el
primer ministro de la RASD al Gobierno de España, hoy cobra una especial
relevancia en la antesala del 40 Aniversario la creación del Estado saharaui
(27 de febrero). Decía literalmente: “Lo que exigimos del Gobierno de España es
que, como mínimo, defienda que haya control de los Derechos Humanos en el
Sáhara Occidental. No pedimos ni que reconozca la República Saharaui ni que
lleve políticas de sanciones sobre Marruecos. Simplemente un principio aceptado
universalmente, que se respeten los Derechos Humanos. Y, también, que sea más
activo en la implementación del derecho de autodeterminación del pueblo
saharaui”.
Una vez llegados al
Gobierno, tanto el PP como el PSOE han subordinado su posición sobre el Sáhara
Occidental a su relación con Marruecos, ocupante del territorio. Aunque la
causa saharaui se venga utilizando para atacar al propio gobierno español
cuando cualquiera de ambos partidos políticos se encuentra en la oposición,
sabiendo que de esta forma sintonizan con la opinión pública, generalizadamente
simpatizante con el pueblo saharaui.
Dicho de otra forma, el
sufrimiento de los saharauis se ha utilizado como un instrumento demagógico de
carácter electoralista, que, una vez llegados al poder, tanto PP como PSOE olvidan
afectados por el chantajismo y los oscuros intereses económicos con los que se
condicionan las relaciones bilaterales entre España y Marruecos.
El caso de Felipe
González fue paradigmático. El 14 de noviembre de 1976 el entonces secretario
general del PSOE y aspirante a presidir el Gobierno de España, dijo en los
campamentos de refugiados cosas como:
“Nuestra repulsa y
nuestra reprobación por el acuerdo de Madrid de 1975”; “… el Frente Polisario
es el guía recto hacia la victoria final del pueblo saharaui”; “… lo más bueno
del pueblo español es solidario con vuestra lucha”; “… el Gobierno no sólo ha
hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en
manos de gobiernos reaccionarios”. Y afirmó con especial rotundidad: “Sabemos que
vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas. Yo
quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme con la
Historia. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”.
NUESTRO PARTIDO ESTARÁ CON VOSOTROS HASTA
LA VICTORIA FINAL
Pero ese mismo González,
que incluso llegó a hacer más tarde gestiones verdaderamente rastreras ante el
Gobierno de Colombia para que retirase el reconocimiento de la RASD y ante el
de Chile para que no la reconociera, el 28 de septiembre de 2009 dijo en un
debate en Madrid cosas tan contrarias como:
“No sé dónde está la
expoliación de recursos que está arruinando el Sáhara”; “… el país con mayor
espacio de libertades que conozco del mundo árabe se llama Marruecos… incluidas
las autoridades del Sahara Occidental”; “… con lo que estoy totalmente de
acuerdo: una fuerte autonomía saharaui que les permitiera ser algo que muchos
de ellos no saben, lo que históricamente fueron, pero que nadie lo ha puesto de
manifiesto. Históricamente fueron una parte de ese Magreb… con derechos
especiales en la relación con el sultanato de Marruecos”.
Y uno se puede preguntar
de forma razonable a santo de qué, o a cambio de qué oscuras compensaciones,
venían esas palabras después de presidir durante cuatro legislaturas seguidas
el Gobierno de España. Porque es difícil olvidar que el PSOE opositor de la UCD
en los primeros años de la Transición, y entonces defensor de la causa saharaui
y aliado del Frente Polisario, pidió al Gobierno de Suárez la denuncia de los
acuerdos tripartitos de Madrid por los que se entregó el Sáhara y que se
reconociera al Frente Polisario; reivindicaciones que abandonó una vez llegado
al Gobierno, en contra del sentimiento y la opinión de su militancia, pro
saharaui de forma mayoritaria.
El PP de Rajoy (no el de
Aznar) también ha hecho un recorrido de ida y vuelta. En una conferencia de
apoyo y solidaridad con el pueblo saharaui de 2005, intervino un diputado del
PP, algo hasta entonces inusual. Jorge Moragas, diplomático y hoy director en
funciones del gabinete de la Presidencia del Gobierno, dijo entonces que la
política del Ejecutivo socialista era ambigua y que se había alejado de la
neutralidad activa mantenida por todos los gobiernos de España desde la
Transición.
Además, la presencia de
políticos populares en actos a favor de la RASD empezó a ser cada vez más
frecuente durante sus ocho años de oposición; incluida alguna manifestación en
la calle, como la del 13 de noviembre de 2010, en la que hizo acto de llamativa
presencia el entonces vicesecretario de Comunicación y hoy eurodiputado,
Esteban González Pons. Peroaquel apoyo a la causa saharaui duró, como sucedió
con el PSOE, sólo hasta que el PP ganó las elecciones generales y se hizo con
la Presidencia del Gobierno…
La formación política
que sí se ha mantenido fiel a la causa saharaui desde el inicio de la
democracia, ha sido el Partido Comunista de España, que también pidió a la UCD
el reconocimiento de la RASD y que incluso rompió con los comunistas
marroquíes. Después, reprochó al gobierno socialista haber abandonado al
Polisario para pastelear las relaciones con Marruecos. Una línea de compromiso
y apoyo al pueblo saharaui y al Polisario que Izquierda Unida sigue manteniendo
constante.
Hoy, transcurridos
cuarenta años desde que España comprometiera su dignidad de Estado en un
proceso honroso de descolonización del Sáhara Occidental por mandato de la ONU,
y de que el pueblo saharaui iniciara su lucha por la legítima y prometida
independencia, la historia se muestra llena de frustraciones y plagada
efectivamente de olvidos y traiciones, que nada bueno dicen en favor de nuestra
democracia, de nuestra política exterior y, en definitiva, de nuestro sistema
de convivencia.
La responsabilidad heredada por Felipe VI
Antes al contrario, las
altas instituciones del Estado, con la Corona a la cabeza, han mostrado en la
cuestión general del Sáhara Occidental su peor cara, especialmente oscura en
cuanto su connivencia con los intereses de Marruecos ha sido de una evidencia
casi constante. Se pueden excluir de este juicio los gobiernos de la extinta
UCD -que más o menos toleraban las acciones entonces más agresivas del Frente
Polisario- y el de José María Aznar enfrentado claramente a la actitud de
Marruecos.
De hecho, en el Frente
Polisario se tiene un buen recuerdo de Aznar. Como ejemplo, ahí están las
declaraciones de su entonces delegado en España, Bucharaya Beyun. En
ABC(28/11/2010) afirmó: “Aznar se plantó ante Bush y le dijo que España no
podía aceptar que se impusiera una solución distinta a la que permitiera al
pueblo saharaui expresarse libremente”. Y en el digital InfoLibre (13/05/2013)
sostuvo: “El mejor posicionamiento lo tuvo Aznar”; “… hemos tenido muchos más
problemas en las etapas de Rodríguez Zapatero y Felipe González”.
Cosa distinta es la
promesa de Juan Carlos I incumplida durante todo su largo reinado:“Debemos
proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que
nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen”.
Con todo, Felipe VI
inició el suyo siguiendo la misma senda de sumisión ante las políticas
antidemocráticas de Marruecos y de los juegos económicos que se cruzan entre
las oscuras sombras de nuestra relación bilateral con el reino alauí. Y no será
por ignorar la realidad del sufrimiento saharaui.
A FELIPE VI LE PIDO QUE INTERVENGA
A raíz de la
proclamación de Felipe de Borbón como Rey de España el 19 de junio de 2014, se
planteó que la Corona intermediase ante Mohamed VI en favor de los legítimos
derechos del pueblo saharaui. La presidenta de AMSE, Zahra Ramdán, fue clara:
“A Felipe VI le pido que intervenga, por sus estrechas relaciones con la
monarquía marroquí y, por supuesto, con Francia, país que obstaculiza una
solución”. Dijo que la Monarquía española tiene una deuda con los saharauis y
que, con Felipe VI como Jefe del Estado, había llegado el momento de saldarla.
Y citó un caso más de la discriminación que sufren los saharauis: “Le están
dando la nacionalidad española a los sefardíes de hace más de 500 años y de los
saharauis, que eran también ciudadanos españoles, se han olvidado por el
chantaje marroquí”.
Con esa misma esperanza
de recuperar la memoria perdida y de cambiar el injusto curso de la historia,
el conjunto de las asociaciones solidarias con los saharauis también pidieron a
Felipe VI (infructuosamente) que, en su primera y emblemática visita oficial a
Marruecos, defendiera los legítimos derechos del pueblo saharaui, compromiso
originalmente adquirido por su padre hace 39 años, aunque desde entonces el
conflicto del Sáhara Occidental apenas haya interesado a la Corona.
Por su parte, Mohamed
Abdelaziz, presidente de la RASD y secretario general del Frente Polisario,
aludió a ‘la responsabilidad histórica de España’ con la causa saharaui en el
mensaje de felicitación que remitió a Felipe VI con motivo de su proclamación
como Rey de España.
Tras enviar esa misiva,
Abdelaziz vivió la curiosa circunstancia de coincidir con el presidente Rajoy
en la 23 Cumbre de la Unión Africana (UA), celebrada el 26 de junio de 2014 en
Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, antigua colonia española (hasta
posaron juntos en la tradicional foto de familia).
En su discurso ante el
pleno de la cumbre, y en presencia del dictador Teodoro Obiang Nguema, Rajoy se
dirigió “a los líderes de África” para decirles que los problemas quedan atrás
si se mantiene un rumbo firme. Y afirmó: “El trabajo de los líderes consiste
precisamente en marcar ese rumbo y mantenerlo frente a los pesimistas. Somos
amos de nuestro destino”, definiendo la democracia como un “proyecto compartido
al que pueden contribuir todos los ciudadanos independientemente de su raza,
sexo, ideología o religión, y con pleno respeto de los Derechos Humanos”.
Pero el presidente Rajoy
no hizo ninguna referencia al Sáhara Occidental, quizás porque en aquella ex
colonia España no se llevó a cabo el proceso de descolonización como se hizo
con Guinea Ecuatorial durante el franquismo, y se entregó el territorio a
Marruecos (Mauritania rehusó participar en esa usurpación). Y también fue curioso
que su rey, Mohamed VI, no se encontrara entre los líderes africanos asistentes
de la cumbre, dado que el reino alauí se retiró de la Organización para la
Unidad Africana (OUA), predecesora de la UA, en 1982, cuando ingresó en la
misma la RASD.
Esta retracción del
Gobierno de Rajoy para siquiera hablar de la causa saharaui, ciertamente
cobarde (y hasta enfermiza), todavía ha sido más patente en el entorno de la
Casa Real española. Solo en dos ocasiones, y de forma muy apretada, el rey Juan
Carlos I citó estas dos palabras: Sáhara Occidental.
La primera fue el 13 de
marzo de 2007 en Argel. Ante Abdelaziz Buteflika, entonces presidente de
Argelia, don Juan Carlos afirmó: “Es igualmente urgente, como ha puesto
recientemente de relieve mi Gobierno, encontrar una solución política justa,
duradera y mutuamente aceptable para la cuestión del Sáhara Occidental, que
prevea la libre determinación y a la que se llegue a través del diálogo entre
las partes en el marco de las Naciones Unidas”.
La segunda, todavía más
escueta, se produjo dos años después, el 23 de enero de 2009, en Trípoli
(Libia). En el discurso que pronunció en la cena ofrecida por Muamar el Gadafi,
Juan Carlos se limitó a decir: “Por otro lado, confiamos en que las
negociaciones iniciadas al amparo de la Resolución 1754 del Consejo de
Seguridad puedan constituir la vía para lograr una solución definitiva a la
cuestión del Sáhara Occidental”.
En el caso de Felipe VI,
llamó poderosamente la atención que en el discurso de su proclamación ante la
Cortes Generales, el 19 de junio de 2014, hiciera referencia a motivos de unión
de España con otros pueblos, como la historia y los lazos de afecto y hermandad
y, sobre todo, por “nuestra lengua y nuestra cultura compartidas”. Pero se
refirió a los países iberoamericanos, no al Sáhara Occidental (ni a Guinea
Ecuatorial), donde también se habla español aunque lamentablemente cada vez más
desplazado por la lengua francesa.
Con anterioridad a esa
proclamación de Felipe VI, las asociaciones de amistad hispano-saharaui
pidieron en varias ocasiones a los entonces príncipes de Asturias, don Felipe y
doña Letizia, que recibieran a los niños saharauis que cada verano viajan a
España dentro del programa vacaciones en paz. Siempre se les contestó, por
supuesto cortésmente, que no era posible por problemas de agenda…
La triste realidad es
que, en definitiva, la primer visita oficial de los reyes de España a Rabat del
pasado mes de julio, transcurrió sin referencia alguna a la situación de los
Derechos Humanos, en contra de lo que habían solicitado a Felipe VI distintas
organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los DDHH y
asociaciones de amistad con el pueblo saharaui.
Días antes del viaje
regio a Marruecos, la Liga Española Pro-Derechos Humanos envió a los reyes de
España, para que se lo entregasen Mohamed VI (también de forma infructuosa), el
auto de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de 4 de julio de 2014 en
el que se determina continuar la investigación por el asesinato del saharaui de
nacionalidad española Baby Hamday Buyema, ocurrido en El Aaiún en noviembre de
2010.
El presidente de dicha
organización, José Alonso Rodríguez, informaba por escrito a Su Majestad que,
según la Audiencia Nacional, Naciones Unidas siempre ha considerado a España la
Potencia Administradora –de iure y no de facto– del Sáhara Occidental hasta que
finalice formalmente el periodo de descolonización. Y agregaba el siguiente
párrafo textual de la resolución judicial: “Debe señalarse por último que si
por la legalidad internacional un territorio no puede ser considerado marroquí,
tampoco puede aceptarse su jurisdicción como fuero preferente del lugar de
comisión del delito”.
De hecho, la visita de
los reyes de España se produjo dos días después de la muerte por disparos del
ejército marroquí del saharaui Brahim Budda Ould Taher, en la ciudad de Oum
Dreyga, cerca del muro que divide en dos el Sáhara Occidental. Según
CEAS-SÁHARA,“desde 2005 trece saharauis han sido asesinados por el gobierno de
Marruecos, ante la total impunidad del gobierno marroquí en los territorios del
Sáhara Occidental y la cobertura que le brindan los estados francés y español”.
Poco antes de ese suceso esta organización se preguntaba si Felipe VI iba a
defender ante Mohamed VI los derechos fundamentales de los saharauis, “que
tienen la libertad de expresión secuestrada o están presos en cárceles
marroquíes”.
Un requerimiento que muy probablemente don Felipe seguirá sin
atender.
La opinión de Willy
Meyer, que desde IU ha venido siendo el principal valedor de la causa saharaui,
tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlamento Europeo, fue muy
negativa al respecto (y también reveladora). Dijo que Felipe VI en su primera
visita oficial a Marruecos no se iba a pronunciar ante Mohamed VI a favor de
los legítimos derechos del pueblo saharaui.
En declaraciones a
ElEspíaDigital.Com, antes del viaje de los Reyes a Rabat, Meyer se mostró
realmente escéptico sobre la posibilidad de que Felipe VI tuviera un gesto o
palabras favorables hacia la población originaria del Sáhara Occidental.
Su posición fue así de
clara y pesimista: “La monarquía española está totalmente unida al sátrapa
marroquí y, por lo tanto, no espero nada, ninguna reivindicación fuerte, que es
lo que tendría que hacer un jefe de Estado. Un jefe de Estado, si fuera
republicano, lógicamente tendría que impulsar el cumplimiento del derecho
internacional; y en esa visita protocolaria España, como país interesado en la
administración de la descolonización, debería pedir y exigir fechas concretas
para el ejercicio de la autodeterminación”.
LA MONARQUÍA ESPAÑOLA ESTÁ TOTALMENTE
UNIDA AL SÁTRAPA MARROQUÍ
Añadió: “Pero esto no va
a pasar así, porque la monarquía es hoy fundamentalmente un lobby económico.
Esto es en lo que se ha convertido la monarquía en España, con grandes
intereses económicos, con grandes fortunas y lo único que pretenderá hacer es
que las grandes empresas españolas sigan explotando recursos que no son
propiedad de Marruecos, sino de los saharauis”…
Finalmente, deseamos que
la celebración el próximo 27 de febrero de los cuarenta años de la creación de
la RASD y de su lucha institucional hacía la liberación y la plena soberanía,
que se verá culminada con la visita del Secretario General de la ONU, Ban
Ki-Moon, a la región en el mes de marzo, España tome verdadera conciencia del
papel que debe jugar en la resolución del conflicto del Sáhara Occidental y de
la obligación de la Comunidad Internacional en imponer el cumplimiento de las
resoluciones de Naciones Unidas. Y proclamando también nuestro firme apoyo a la
lucha por la independencia del pueblo hermano que España entregó a Marruecos de
forma injusta e indigna, hace cuarenta años y en un tránsito plagado hasta hoy
de olvidos y traiciones.
Una de las mayores
grandezas de los seres humanos (o racionales), es el privilegio de poder sentir
el dolor de la esclavitud y el ansia de libertad. Sólo por esa razón, hay que
ser muy mezquinos para no apoyar un Sáhara libre.