Lina Kandakzhi, que posee la ciudadanía
siria y rusa, vio a una Siria próspera, pero cuando todo cambió en 2011,
vivió años entre lágrimas y temiendo por la vida de sus familiares.
¿Cómo era Siria en épocas de paz? ¿Y en guerra?
Cada 27 de marzo celebraremos el día de la liberación de Palmira. Ya estoy sentada en las maletas, ¡ya es hora de ir a casa!Antes, cada verano Lina podía viajar a Damasco desde Moscú y respirar aire "que huele a desierto y a especias a la vez". Antes, podía visitar muchas ciudades y sentirse a salvo. Actualmente Siria es otra, su faz cambió dramáticamente cuando el país se convirtió en escenario de una guerra civil y un campo de batalla feroz contra los terroristas del Estado Islámico. Pese a que Siria está viviendo un momento tan difícil y crucial en su historia, Lina no pierde la esperanza y afirma que espera volver a su patria para ayudar a reconstruirla.(...)
RT: ¿Cómo es Siria en sus recuerdos, cuando viajaba antes del conflicto?
L.K.: Los sirios sonríen y bromean mucho, son muy abiertos y siempre están dispuestos a ayudar. Les encanta que hable en árabe, y pueden hablar conmigo durante horas. En el mercado principal de Damasco se puede oír algunas palabras en ruso, con invitaciones a comprar algo. En un negocio te invitan a tomar té o café y hablan contigo. No es necesario comprar algo, simplemente son comunicativos.
En la foto: Lina Kandakzhi y el presidente de Siria Bashar al Assad en Damasco, noviembre de 2011
En Siria era absolutamente normal que un taxista te invite a visitar su casa, y no había nada peligroso en ello. Para un huésped, los sirios siempre cocinan todo lo mejor. Tampoco era peligroso salir por la noche para comprar un kebab, todos los negocios estaban abiertos las 24 horas.
Recuerdo bien que los musulmanes y los cristianos vivían en paz en Siria. Los musulmanes felicitaban a los cristianos por la Navidad, y estos los felicitaban por el fin de Ramadán.
RT: ¿Cómo se siente uno cuando su patria está bajo el constante fuego y en medio de feroces combates?
Espero que la gente vuelva a sus hogares. Es su patria, su casa, y seguirá siendo su patria pese a que esté en ruinas.L.K.: Cuando en Siria comenzó la guerra civil, inmediatamente dejé de ver la televisión, leer las noticias y mirar las fotos. Estudiaba en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos en Moscú y cada día iba a clases con los ojos rojos. Cada noche hablaba por Skype con mis familiares, que viven en diferentes ciudades de Siria, incluido Damasco. Fue muy difícil. Recuerdo que encendía el Skype y no lo apagaba en toda la noche, solo para saber que allí todo estaba bien.
La noche más horrible de mi vida fue una noche en junio de 2011, cuando Damasco fue objetivo de ataques de morteros. Sé que la gente allí no podía creer que otros sirios o combatientes mercenarios los estuvieran atacando.
RT: Se fue pocos días antes de que empezaran las protestas contra el gobierno en marzo de 2011. ¿Cómo estaba el ánimo social entonces?
Recuerdo que encendía el Skype y no lo apagaba en toda la noche, solo para saber si en Damasco todo estaba bien.L.K.: Por entonces Siria ya me parecía distinta; distinta de la Siria que conocía. En el mercado de Damasco la gente hablaba susurrando, cerraban los negocios. Hablaban sobre Libia y Egipto y temían que se repitiera lo mismo en Siria. Me parecía muy raro, ya que recordaba las calles concurridas y el ruido de voces altas.
RT: ¿Cuál fue el destino de sus familiares y amigos de Siria?
L.K.: Muchos de ellos se trasladaron a otras ciudades y aldeas en Siria, algunos huyeron a Latakia. Viven bajo el fuego en medio del conflicto. Mi padre habla con ellos cada día. En nuestra familia hay pérdidas... algunos murieron en atentados, otros por balas de francotiradores.
RT: La última noticia que nos llega de Siria es la esperada liberación de la histórica y hermosa ciudad de Palmira. ¿Qué significa para el país?
L.K.: Se trata de una gran victoria, ya que fue muy importante retomar el control de esta ciudad para seguir con avances en otras regiones. Hasta el último momento no podía creer que los terroristas hubieran destruido la hermosa Palmira. Es una ciudad que no ha podido ser destruida por nadie, que estuvo allí durante siglos. Y afortunadamente tuve razón, ya nos llegan noticias de que se pueden recuperar muchísimos monumentos y estructuras.
Bashar al Assad nos dio una cálida bienvenida, tomámos té y hablámos de la situación que estaba viviendo Siria.Sin embargo, Palmira sufrió menos que, por ejemplo, Alepo y Homs. Alepo es el centro económico del país, y una ciudad estratégica, donde aún hay combates. Es sorprendente que en Siria hoy en día no haya suspensión de la producción y de la venta de medicamentos, ya que las fábricas principales de productos farmacéuticos se encuentran en Alepo.
Espero que todo esté tranquilo en Palmira este verano, y que luego sea liberado Alepo.
RT: Es también periodista y en noviembre de 2011 tuvo la oportunidad de encontrarse con el presidente sirio Bashar al Assad. ¿Qué le pareció el presidente?
L.K.: En noviembre de 2011 trabajaba en la radio La Voz de Rusia y fui a Siria junto con periodistas de otros medios. Visitamos varias ciudades y un día nos tenían que llevar a la Universidad de Damasco. En medio del camino entendí que no nos estábamos dirigiendo a la universidad, ya que conozco el camino. Finalmente llegamos a la residencia de Bashar al Assad en Damasco. No sabíamos que íbamos a encontrarnos con el presidente. Nos dio una cálida bienvenida, tomamos té y hablamos de la situación que estaba viviendo el país.
RT: ¿Cómo ve el futuro de Siria?
L.K.: Espero que se abran pronto los aeropuertos, que no tenga que ir en coche a toda velocidad desde el aeropuerto de Damasco debido a los ataques. Espero que la gente vuelva a sus hogares. Es su patria, su casa, y seguirá siendo su patria pese a que esté en ruinas. Lo importante es que no haya ataques.
"El 27 de marzo lo celebraremos como el día de la liberación de Palmira. Ya estoy sentada en las maletas, ¡Es hora de ir a casa!", escribió Lina en su perfil de Facebook, tras conceder esta entrevista a RT.
Redactado por Sofía Krákova