Las compañías y sus alianzas con el resto de la sociedad serán la
clave para lograr los 17 objetivos que el mundo se ha marcado para 2030
En el camino hacia un desarrollo sostenible del mundo, la
sociedad funciona como una banda de jazz: cada músico tiene una
partitura que debe complementarse con la de los demás. Esta metáfora fue
adoptada ayer por varios de los asistentes en el debate que sirvió como
presentación de Espacio Sostenible+, el foro creado por la Red Española del Pacto Mundial de la ONU para que las grandes empresas españolas analicen y compartan su papel en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y son precisamente las compañías uno de los músicos
principales en los que se va a apoyar el logro de los 17 propósitos que
el mundo se ha marcado hasta 2030 y que serán ratificados oficialmente
este fin de semana en Nueva York.(...)
Los contertulios coincidieron en señalar, en líneas
generales, que para esta nueva etapa, la Responsabilidad Social
Corporativa (RSC) tiene que cambiar definitivamente el concepto
“desfasado” de ayuda en forma de donativos para estar incorporada en el
funcionamiento interno de las propias compañías. “La RSC es que tú en tu
negocio estés contribuyendo al desarrollo. Te interesa que la sociedad
prospere, porque cuanto más lo haga más clientes tendrás, podrás pagar
más impuestos y la rueda funciona”, apuntó Elena Valderrábano, directora
global de Ética Corporativa y Sostenibilidad de Telefónica, que
participó en una charla dirigida por la coordinadora de Planeta Futuro,
Lola Huete Machado, en la Sala de Encuentros de EL PAÍS. Junto a ellos
estuvo José Luis Blasco, responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento
de KPMG en España; el parlamentario europeo Ramón Jáuregui y Cristina
Moral, responsable de la Responsabilidad Corporativa del Grupo
Ferrovial, además de representantes de grandes y medianas empresas
españolas.
El problema para que esto suceda es, en palabras de Blasco,
que las empresas suelen ser “cortoplacistas”. “Tienen que rendir
cuentas a los accionistas cada 31 de diciembre y resulta difícil
incentivar el largo plazo. Esto debe cambiar, y lo está haciendo. Pensar
en las necesidades de aquellos a los que atendemos genera longevidad
empresarial y estabilidad, porque las compañías sordas que no escuchan
lo que pasa fuera, simplemente perecen”, aseguró. En este sentido, Moral
asumió que las empresas deben asumir un papel protagonista en la
consecución de estos 17 objetivos.
Esto será imprescindible para su cumplimiento, según terció
Ángel Pes, presidente de la Red Española para el Pacto Mundial en la
charla posterior al debate: “Uno de los motivos por los cuales la ONU
entiende que hay que incorporar al sector privado es porque la parte en
la que se han conseguido Objetivos de Desarrollo del Milenio
ha sido fundamental. Ahora lo va a ser todavía más. La inversión
necesaria dará un salto de miles de millones a billones de dólares. Esta
diferencia solo la puede aportar el sector privado, pero no en forma de
donativos o filantropía, sino de proyectos empresariales que tengan un
retorno”.
El parlamentario socialista Ramón Jáuregui, sin embargo, se
mostró algo más escéptico con respecto a que esto pueda suceder así.
“La responsabilidad social es algo voluntario. Algunas lo hacen bien,
pero la mayoría no hacen nada. Y hay que empezar por las primeras
obligaciones que tiene una empresa: pagar sus impuestos en el país donde
opera. Muchas de ellas están realizando políticas fiscales agresivas.
¿Eso es RSC?”, se preguntó.
Es precisamente por eso por lo que muchas de las
reflexiones giraron en torno al cumplimiento de las empresas, no solo
con la sociedad, sino con sus propios empleados, sus clientes y sus
proveedores. De ser así, en opinión de Valderrábano, sería suficiente
para alcanzar los ODS.
Esta es precisamente una de las ideas con las que nace el
Espacio Sostenible+: ser un foro para que las compañías se incentiven
entre ellas a cumplir con la sociedad y consigo mismas.