Ciudadanos sirios intentando entrar a Serbia. /EFE |
Uruguay, que recibió a 75 personas en 2014, se enfrenta a las protestas de las familias porque no tienen medios suficientes para mantenerse
Argentina se muestra dispuesta a dar asilo, pero con condiciones: pide que tengan familiares que garanticen el arraigo en el país
Hay un océano de por medio y más de 10.000
kilómetros de distancia. Pero Brasil ha acogido en los últimos años más
refugiados sirios que muchos países europeos. Mientras en Europa los
gobiernos negocian cuántos asilados son capaces de absorber, en América
Latina la crisis humanitaria se vive con más distancia. La mayoría de
las naciones de la zona se muestra dispuesta a abrir sus fronteras a
quienes huyen de la guerra, pero el tamaño y las condiciones de la
solidaridad difiere mucho de una a otra. (...)
Brasil es
sin duda la que más sirios ha acogido desde que estalló la guerra civil:
2.077 en total, según el Comité Nacional para los Refugiados (Conare),
un organismo que depende del Ministerio de Justicia brasileño. "Desde
2013 prácticamente el 100% de las solicitudes presentadas por ciudadanos
sirios han sido reconocidas", explican. Es una cifra bastante superior a
la que proponía acoger el Gobierno español –apenas 1.300– antes de que
la foto del pequeño Aylán cambiara de cuajo la política europea frente a
este drama. Además, el Ejecutivo brasileño destaca que personas de
otros países con complejas situaciones humanitarias han acudido también
en busca de ayuda, como Líbano, Malí o República Democrática de Congo
(RDC).
En cualquier caso, son unas cifras ínfimas si se tiene
el cuenta el calibre del conflicto. Siria, con 22 millones de
habitantes, tiene en este momento unos 7,6 millones de desplazados
internos y más de cuatro millones de refugiados (cerca de dos millones
en Turquía, más de un millón en Líbano, 629.000 en Jordania, 132.000 en
Egipto y 276.000 en el resto de países).
Venezuela multiplica las cifras
Los sirios representan el mayor grupo de refugiados aceptados por el
gobierno de Dilma Roussef. Son casi el 20% del total. Le siguen los de
Colombia, Angola y la RDC. También hay libaneses, liberianos,
palestinos, iraquíes y bolivianos. "Brasil ha tenido una política de
puertas abiertas con los refugiados. El número aún es bajo, pero sin
duda se trata de un ejemplo que debe ser seguido a nivel mundial", ha
asegurado esta semana el representante de ACNUR en ese país.
En Brasil los sirios pueden trabajar y tienen garantizada la sanidad y
la educación gratuitas mientras esperan que se les conceda el estatus de
refugiado. Entre enero y julio de este año, el Gobierno concedió un
10,4% más de pedidos de refugio que en el mismo periodo de 2014. El
programa especial bajo el cual llegaron está a punto de acabar, y por
ahora no se ha anunciado una prórroga. Sin embargo, la presidenta Dilma
Rousseff ya anticipó que su intención es ampliarlo: "A pesar de los
momentos de dificultad, de crisis como la que estamos pasando, tenemos
nuestros brazos abiertos para acoger a los refugiados".
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha anunciado este martes que
su país multiplicará por diez la cifra de refugiados. "Le he ordenado a
la vicepresidente política [la canciller Delcy Rodríguez] que se reúna
con la comunidad siria" para acoger a 20.000 personas "que están en la
diáspora", anunciado durante un Consejo de Ministros en el palacio
presidencial de Miraflores. Sin embargo, no especificó en qué
condiciones lo harán ni cuáles serán los plazos para los traslados.
Los asilados que se quieren volver
Las condiciones en las que llegan los refugiados son fundamentales,
porque los errores de cálculo o la improvisación pueden tirar por la
borda el esfuerzo solidario. De ello precisamente acusan algunas
familias sirias al Gobierno de Uruguay, que por iniciativa del
expresidente José Mujica recibió en octubre de 2014 a 42 integrantes de
cinco familias. Ahora acampan frente al palacio presidencial para pedir
que los dejen salir del país. Prefieren ir a Turquía o Líbano porque,
aseguran, en este rincón sudamericano no tienen ningún futuro.
Refugiados sirios en Uruguay prefieren irse
"Nos prometieron un país barato y no es así", se queja
ante las cámaras Ibrahim Alshebi, en español. "Queremos irnos de aquí",
remata. "No tengo problema con la gente de Uruguay y con el país, tengo
problema con el Gobierno que nos mintió". Uno de sus compañeros, Ibrahim
Al Mohammed, explica –con ayuda de un traductor– que trabaja en una
empresa de medicina privada y gana 11.000 pesos (unos 400 dólares), lo
que no es suficiente para él, su esposa y sus tres hijos.
Durante los primeros dos años estas familias reciben un subsidio para
mantenerse mientras consiguen reinsertarse socialmente. Pero esto no
siempre es sencillo. Una de las familias fue denunciada por sus nuevos
vecinos por no enviar a los niños a la escuela.
Un
representante del Gobierno ha recibido a los manifestantes para intentar
solucionar los problemas o al menos canalizar su petición de salida.
Además, ha confirmado que una de las familias ya intentó entrar en
Turquía en agosto, pero fue devuelta a Uruguay tras pasar casi un día
entero en el aeropuerto de Estambul. Estos sirios tienen documentos de
identidad y de viaje, pero no pasaportes, porque para ello deberían
llevar tres años en el país. Esta documentación no es suficiente para
ingresar en muchos países, por lo que es probable que los rechacen en la
frontera si no hay un acuerdo previo. En cualquier caso, la salida que
intenta coordinarse con ACNUR no llegará hasta dentro de unas semanas.
El Programa Siria funciona en Argentina desde octubre de 2014, cuando
se creó un programa especial de visado humanitario para recibir
extranjeros afectados por el conflicto sirio. Está destinado a personas
de nacionalidad siria y sus familiares, así como palestinos que hayan
residido en Siria. Pero la asignación del asilo no es sencilla. Entre
otros requisitos, se les exige tener vínculo de parentesco o de
afectividad con ciudadanos argentinos. Y aunque en el país hay
inmigración siria y libanesa, esta data sobre todo de mediados del siglo
pasado.
"El programa va a continuar" ha afirmado el
presidente de la Comisión Nacional para los Refugiados, Federico Agusti.
Y ante las críticas por las restricciones, explicó que la medida "es
muy abierta, porque aunque es condición ser familiar, se acepta hasta un
cuarto grado de parentesco. Es muy flexible", remachó. En los últimos
dos años 233 personas se acogieron a este plan.
Con
todo, Argentina es uno de los pocos países de la región que tiene un
programa en funcionamiento. Chile –que según el Ministerio del Interior
aceptó la solicitud de refugio de apenas 10 sirios– evalúa acoger a más
personas próximamente. El exministro chileno Sergio Bitar, descendiente
de sirios y uno de los impulsores de la recepción de refugiados, ha
asegurado que "la cifra mínima propuesta al gobierno fluctúa entre las
50 y 100 familias". Mientras tanto, México impulsa la llegada de una
treintena de estudiantes a través de una iniciativa ciudadana, el
Proyecto Habesha.
Ecuador también ha anunciado la
recepción de ciudadanos sirios que huyen de la guerra civil, pero aún
sin concreciones y en medio de un clima político enrarecido, ya que
muchos recuerdan que el Gobierno de Rafael Correa fue uno de los pocos
–con China, Cuba y Rusia– que en 2011 votó contra la resolución del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenaba la represión por
el régimen de Bashar Al Asad de las protestas de la oposición, en el
inicio del conflicto.