Opinión
Por Juan Eliécer Ramírez
elieceramirez@gmail.com
En noviembre pasado se realizó un importante coloquio mundial sobre el matrimonio y la familia, el cual tuvo lugar en el Vaticano, Roma, Italia. En el mismo estuvieron presentes representantes de 15 religiones ddistintas de seis de los siete continentes. Todos ellos tuvieron la oportunidad durante tres días, de expresar sus creencias sobre lo que sucede con la familia en el mundo de hoy.
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elieceramirez@gmail.com
En noviembre pasado se realizó un importante coloquio mundial sobre el matrimonio y la familia, el cual tuvo lugar en el Vaticano, Roma, Italia. En el mismo estuvieron presentes representantes de 15 religiones ddistintas de seis de los siete continentes. Todos ellos tuvieron la oportunidad durante tres días, de expresar sus creencias sobre lo que sucede con la familia en el mundo de hoy.
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El Papa Francisco, en su rol de anfitrión, abrió la primera
sesión de la asamblea con esta declaración: “Vivimos en una cultura de lo
provisorio, en donde más y más personas renuncian al matrimonio como compromiso
público. Esta revolución en las costumbres y en la moral a menudo ha hecho
flamear la bandera de la libertad, pero en realidad ha traído devastación
espiritual y material a un sinnúmero de seres humanos, especialmente a los más
vulnerables…son siempre ellos los que sufren más en esta crisis”.
Al referirse a las nuevas generaciones, el Papa Francisco,
dijo que es importante que “no…se dejen envolver por la mentalidad dañina de lo
provisorio…sino que sean revolucionarios con el valor para buscar un amor
fuerte y duradero, es decir, de ir en contra de la corriente”.
Todos los líderes religiosos del mundo presentes en el
Vaticano coincidieron en cuanto a la santidad de la institución del matrimonio
y la familia como unidad básica de la sociedad.
Es importante resaltar que siendo líderes de distintas
creencias, denomidaciones y religiones, se unieron en el tema del matrimonio y
la familia, así como también se unieron en los valores, la fidelidad y el
compromiso que se relacionan de forma natural con la unidad familiar.
En lo personal creo que las familias tradicionales fuertes
no sólo son la unidad básica de una sociedad estable, de una economía estable y
de una cultura de valores estables, sino que también son la unidad básica de la
eternidad y del gobierno de Dios.
Gran cantidad de personas hemos llegado a la conclusión de
que el matrimonio y un estilo de vida familiar dedicados son la forma más
prudente, más económica y más feliz de vivir. A nadie se le ha ocurrido nunca
una manera más eficaz de criar a la siguiente generación que un hogar de padres
casados con hijos.
David Brooks, columnista del New York Times escribió: “Alas
personas no les va mejor si se les otorga la máxima libertad personal de hacer
lo que les plazca; les va mejor cuando tienen que atender compromisos que
trascienden sus intereses personales: compromisis con la familia, con Dios, con
su trabajo y con el país”.
En una época dominada por los medios de comunicación e
internet, nunca ha sido tan difícil criar hijos responsables y mantener unidos
a los matrimonios y a las familias. Nunca ha sido más difícil hallear un
equilibrio práctico entre el empleo, la familia y las necesidades personales
que en la actualidad.
Desde el nuevo liderazgo que emerge en Portuguesa y
en Venezuela, hemos iniciado una cruzada que nos permitirá construir la más
importante red de Comandos Familiares del país, a objeto de rescatar la unidad
de la famila portugueseña y venezolana, al mismo tiempo que trabajamos
organizadamente por el rescate de nuestras libertades fundamentales, de la
democracia, desde las bases mismas de la sociedad