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20 julio, 2015

Grotesco y antinacional



Opinión
Por Luís Fuenmayor Toro

No sé si en el Gobierno se carece de vergüenza y de amor propio, si falta sentido del ridículo o si la ignorancia es tan grande que le es imposible percatarse de sus graves errores, muchas veces horrores, cometidos o si el interés por el poder los ha llevado a tal de irreflexión, que no se dan cuenta de las derivaciones de sus actos internos ni de aquellos que abarcan nuestra relación con el resto del mundo.
(...)

Es altamente preocupante que pareciera existir una esquizofrenia en muchos funcionarios, que permite una disociación total de la realidad de manera que ésta es construida totalmente en sus mentes y luego incorporada en el cerebro de sus seguidores, a través del gigantesco aparato publicitario mantenido con los recursos de todos los venezolanos.
Las acciones diplomáticas venezolanas sobre la reclamación del Esequibo y en respuesta a la agresividad intervencionista y violatoria de la soberanía territorial venezolana, ejecutadas por Guyana, son no solamente grotescas sino muy peligrosas y dañinas para los intereses más elevados de nuestra nación. La irresponsabilidad de los funcionarios encargados es inaudita y la misma, quiérase o no, nos ha colocado en un estado de indefensión tal, que hace peligrar no sólo el destino final de la reclamación sino nuestra integridad territorial toda, en tres de los puntos cardinales, lo que quiere decir que no tenemos límites territoriales respetables y claros que contengan seguramente a nuestra nación y a sus nacionales.
El Decreto 1787, el primero emitido, lo recibimos inicialmente como un despertar del Gobierno del letargo en que el legado del “eterno” lo había dejado. Llegamos a felicitar al Presidente a través de nuestro programa en Radio UNO, 1.340 AM, los martes, miércoles y jueves de 2 a 3 de la tarde. El desastre del contenido del decreto se hizo visible después de promulgado, no sólo por el talante de las declaraciones de Guyana sino por las protestas de otros estados del Caribe, la intromisión inglesa, que deja clara la existencia del imperialismo y que reivindica su pasado colonialista, y la intrusión colombiana del propio Santos, quien pretende seguir haciendo crecer el territorio de unos “hermanos” muy ambiciosos y que no se paran en nada. E inmediatamente vino la cómica diplomática más grande de la que haya sido testigo.
Primero se modifica el decreto y luego se lo deroga y sustituye por otro sin que se haya sabido quiénes fueron los responsables de su contenido, que demostró una incompetencia e irresponsabilidad de los órganos facultados para su elaboración. ¿Quiénes son en el alto mando de la FAN, además del ministro? ¿Quiénes en la Cancillería? ¿Quiénes en la Presidencia de la República? Los venezolanos queremos saber quiénes son los causantes de la actual minusvalía en la defensa de nuestro territorio. Si hubiera honor, hubiera muchas renuncias.