Luis
Fuenmayor Toro
El Gobierno venezolano
no es capaz de atender los botes o filtraciones de agua en Caracas, pues no dice
no tener suficientes trabajadores ni equipos para ello, a pesar que en dichas
fugas se desperdicia el 45 por ciento del agua bombeada a la ciudad; ante el
llamado de los ciudadanos, los responsables tardan hasta 4 días en aparecer. La
situación no es mejor en otras capitales del país. Por otra parte, los
hospitales están por el suelo. Hay un grave déficit de médicos especialistas y
no existen insumos médicos ni quirúrgicos suficientes para atender los
pacientes usuales del país, sin estar en guerra. Hidrocapital y el Ministerio
de Salud, responsables de las áreas descritas se desentienden de sus asuntos y
se ocupan sólo de cosas “importantes” como son las elecciones y la derrota del imperialismo,
la cual parece estar a punto de conseguirse. Dos personas más que firmen y
están liquidados.(...)
La Fuerza Armada
Nacional no tiene un sistema de aprovisionamiento de comida y de agua, que le
permita ser independiente de la red urbana de abastecimiento. No tiene
experiencia de guerra y en los enfrentamientos ocurridos con bandas de hampones
(los buenandros de Chávez) su desempeño deja muchísimo que desear; esta falta
de experticia se notó incluso en los golpes de Estado del 4 de febrero y 27 de
noviembre de 1992 y 12 de abril de 2002, fallidos todos. No disponen de un
sistema de purificación del agua, ni existe una capacidad de producir
municiones, que permita un uso permanente y elevado de las mismas. Además, no controla
tecnológicamente el armamento más avanzado que posee, ni en tierra, mar ni
aire.
Cuando
observamos a la Milicia, constituida principalmente por gente mayor, nos damos
cuenta que sirven y con dificultad para controlar el orden de una fila de gente
en un súper mercado. Por otro lado, sabemos que existen segmentos de nuestro
territorio donde el Estado venezolano ha perdido el control: los barrios pobres
de las grandes ciudades, dominados y controlados por bandas delictivas y
extranjeras para más; las llamadas zonas de paz, que son realmente zonas de
tolerancia del crimen como las que existieron tiempo ha con la prostitución;
las zonas mineras de los estados Bolívar y Amazonas, en manos de bandas
colombianas y de la etnia Pemón, que no permite la entrada de “criollos” en sus
lares, y la frontera con Colombia, en manos de los paramilitares y del Ejército
de Liberación Nacional colombianos o de contrabandistas y narcotraficantes,
entre éstos miembros importantes de la oficialidad militar.
Guyana ocupa
nuestro mar territorial y nada ocurre. Tenemos en el país más de 4 millones de
indocumentados colombianos y de otros países cercanos, que mantienen extensas y
pobladas zonas urbanas en sus manos, donde los venezolanos no pueden entrar. No
producimos los alimentos, ni las medicinas, ni los repuestos que requerimos. No
tenemos ninguna alianza militar. El país está muy dividido. ¿Cómo entonces
vamos a enfrentar una invasión gringa o de cualquier otra parte? ¡Por favor!