No es un legionario cualquiera
El economista francés, autor del best-seller mundial El Capital en el
siglo XXI, tras rechazar la Legión de Honor, fustigó las políticas de ajuste,
alabó a Syriza y a Podemos, y propuso una “refundación democrática de Europa”.
Piketty dijo que
no le correspondía a un gobierno “decidir quién es honorable”.
Por Eduardo Febbro
Desde París
El economista
francés Thomas Piketty, autor del best-seller mundial El Capital en el siglo
XXI, no movió un centímetro su posición con respecto a lo que piensa de la
política del gobierno socialista de François Hollande, ni tampoco de la que
encarnan los dirigentes europeos de este nuevo siglo. Después de haber
rechazado la distinción más alta de Francia, la Legión de Honor, Piketty no
sólo vuelve a defender su postura sino que, además, ataca la política del
Ejecutivo y las medidas que se adoptaron en Europa para superar la crisis.
Piketty, hoy en medio de una gran polémica, propone pura y llanamente una
“refundación democrática de Europa”. El economista rechazó primero la Legión de
Honor mediante un comunicado transmitido a la agencia France Press, donde decía
que no le correspondía a un gobierno “decidir quién es honorable” y que, en vez
de ocuparse de la Legión de Honor, lo mejor que podía hacer era “consagrarse a
la reactivación del crecimiento en Francia y en Europa”. El portavoz del
Ejecutivo y ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, le respondió de
inmediato. Según el titular de la cartera, es preciso separar las cosas entre
“quien tiene ideas interesantes, pero es un investigador, que está en su
oficina, que realiza cálculos, cuya responsabilidad es un enfoque intelectual;
y luego la política, que se confronta con la realidad. Le corresponde entonces
al gobierno de la república decidir quiénes son meritorios”.(...)
Pero Piketty
volvió a la trinchera del combate en dos tiempos. Primero mediante una
entrevista realizada por el vespertino Le Monde en Boston, donde se encuentra
actualmente antes de viajar a la Argentina en este mes de enero. Piketty
lamenta que no le hayan avisado antes, porque así “se hubiese evitado todo este
lío”, y explica que su decisión de rechazar la Legión de Honor “nada tiene que
ver con mi opinión sobre este gobierno”. Para el autor de El Capital en el
siglo XXI, esa manera de decidir “quién es el grupito de ciudadanos honrosos,
cuyos méritos brillantes deben ser reconocidos, es una concepción del papel del
Estado, del gobierno, que me parece antigua”. El economista deja también muy
claro que habría “actuado de la misma manera con un gobierno con el que hubiese
estado en mejores términos”. Este no es efectivamente el caso ya que, en la
misma entrevista con Le Monde, Piketty juzga que “la acción que el gobierno viene
llevando a cabo en estos últimos dos años ha sido catastrófica, y no tengo
necesidad de ninguna Legión de Honor para decirlo o para escribirlo”.
Las relaciones
entre Piketty y el Ejecutivo socialista son por demás polémicas. En una columna
publicada por el matutino Libération, Piketty ataca fuertemente las políticas
de ajuste y reducción de los déficit que imperan en Europa desde hace varios
años. El intelectual escribe que “lo más triste en la crisis europea es el
encaprichamiento de los dirigentes por presentar su política como la única
posible, y el temor que les inspira cualquier sacudida política capaz de
alterar este feliz equilibrio”. El economista califica de “amnésicos” a los
países europeos, en especial Francia y Alemania. En este contexto, Piketty
argumenta que “el nuevo tratado presupuestario europeo adoptado en 2012 bajo la
presión de Alemania y Francia organiza la austeridad en Europa (con una
reducción excesivamente rápida de los déficit y un sistema de sanciones
automáticas totalmente inoperante), y condujo a una recesión generalizada de la
Zona Euro”.
Además de
“amnésicos”, Piketty juzga que en el dúo de Francia y Alemania “la palma de la
hipocresía se la ganan los dirigentes franceses”, que pasan su tiempo en
echarle toda la culpa a Alemania cuando, en realidad, se trata de una
responsabilidad compartida”. Las cifras que adelanta el economista valen como
argumento. Según Piketty, “habría que invertir masivamente en la capacitación,
la innovación y las tecnologías verdes. Pero se hace todo lo contrario.
Actualmente, Italia consagra cerca del 6 por ciento del PIB para pagar los
intereses de su deuda e invierte apenas 1 por ciento en el conjunto de sus
universidades”. Piketty se pregunta luego qué trastornos podrían hacer para que
en 2015 se muevan las líneas. Su respuesta cabe en tres posibilidades: “O una
nueva crisis financiera, o un shock político proveniente de la izquierda, o un
shock político proveniente de la derecha”. Piketty sabe bien cuál de las tres
prefiere. “Los dirigentes europeos actuales deberían tener la inteligencia de
reconocer que la segunda posibilidad es, por lejos, la mejor. Los movimientos
políticos que prosperan hoy a la izquierda de la izquierda, como Podemos en
España o Syriza en Grecia, son fundamentalmente internacionalistas y
preeuropeos. En vez de rechazarlos, por el contrario, habría que trabajar con
ellos para reformular los contornos de una refundación democrática de la Unión
Europea. Sin ello podemos enfrentarnos a un shock mucho más inquietante,
oriundo de la derecha.” Por derecha hay que entender aquí la extrema derecha,
como la del Frente Nacional en Francia.
Pese a todo,
Piketty muestra su optimismo. Escribe que se puede “esperar lo imposible” y
sueña con que el presidente francés, François Hollande, “reconozca sus errores
de 2012 y tienda la mano a la Europa del sur, a fin de formular propuestas
audaces para nuestro continente”.
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