Año 2015: el cambio es nuestro
Necesitamos un 2015 lleno de procesos de participación y
empoderamiento ciudadano, para que dibujemos un futuro distinto y los
líderes que, de momento, nos representan, sepan estar a la altura de los
siete mil millones de personas que clamamos la erradicación de la
pobreza.
Cecilia Carballo
- Vicepresidente de Alianza por la Solidaridad y participante de la campaña Acción 2015
Fotografía cedida: ACTION/2015 |
El 2015 es un año clave para el futuro del planeta y
de las personas. Durante este año, tres procesos globales pueden
revertir la tendencia mundial y sentar las bases de un nuevo paradigma
que luche efectivamente contra la crisis económica, social y ambiental
en las que una errada concepción del crecimiento ha invertido mucho
dinero y esfuerzos.
Lo que ocurra entre julio y
diciembre sentará las bases del desarrollo futuro, como cuenta Jeffrey
Sach en un reciente artículo, estableciendo los cambios necesarios para
que el funcionamiento de la economía global asegure la equidad, la
sostenibilidad y nuestros derechos.(...)
Entre el 13 y el
16 de julio tendrá lugar en Addis Abeba, la tercera Conferencia
Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD). Ésta
deberá trazar las reformas del sistema financiero mundial. En septiembre
de 2015, los dirigentes mundiales se reunirán de nuevo para aprobar los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) destinados a orientar las
políticas nacionales y mundiales en materia de desarrollo hasta el 2030.
Y a finales de año (del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015),
estos mismos dirigentes, también llamados “líderes” se reunirán en París
para adoptar un acuerdo global sobre el clima que ataje los crecientes
peligros derivados de la crisis climática.
El
objetivo fijado para estas cumbres es el mismo para todas: asegurar el
desarrollo sostenible, o lo que es parecido, apostar por un progreso
inclusivo y sostenible. Esto significa un progreso que eleva el nivel de
vida promedio; beneficia a la sociedad en su conjunto a través de la
distribución de los ingresos y protege el medio del que todos y todas
dependemos.
Avanzar hacia esto, supondría sentar las
bases para que el cambio de modelo energético y productivo se produzca.
El problema es que pese a compartir objetivo, existen grandes
discrepancias sobre lo que entendemos por el mismo y a través de qué
medios lo alcanzaremos.
Los principales objetivos de
los ODS ya se han acordado, pero las personas que estamos involucradas
en este cambio debemos empujar para que los compromisos en 2015
aseguren:
- Una transición justa, que apueste por el uso de las energías renovables como piedra angular de nuestros modelos productivos. El progreso debe realizarse dentro de los límites del planeta y según modelos económicos anclados en la sostenibilidad, alejados de la mercantilización de los recursos naturales. Este paso supondría apostar definitivamente por la energía limpia y baja o nula en emisiones de carbono, y medidas serias de eficiencia.
- El fin de los los crecientes niveles de desigualdad y discriminación, que atentan contra la vida de muchas personas, especialmente de las mujeres y de las niñas.
- La erradicación de la pobreza en todas sus formas, asegurando sistemas de desarrollo y progreso económico que beneficien a todos - no sólo a un porcentaje ínfimo de la población mundial.
- Un mundo que cumpla los derechos fundamentales de todas las personas, incluyendo el acceso a alimentos nutritivos, agua potable y saneamiento, servicios esenciales y un empleo decente.
- Un mundo donde la corresponsabilidad sea una nueva forma de relación. Un mundo en el que los seres vivos interactúan, donde las personas participan y dónde se exigen responsabilidades a quiénes se les ha dado la capacidad de representarnos.
Para poder llevar a cabo lo
que plantean los ODS, es imprescindible una profunda reforma del sistema
financiero mundial, el objetivo clave de la Conferencia de julio en
Addis Abeba. ¿Cómo podemos financiar el bienestar en el futuro? ¿Cómo
reforzamos el tercer sector y el sector público para sigan prestando
servicios al conjunto de la población? ¿Cómo encontramos maneras de
regular los mercados?...
Los recursos deben
canalizarse al margen de los agujeros fiscales que benefician a las
grandes fortunas, los que siguen apostando por un crecimiento basado en
los combustibles fósiles y no renovables o los conflictos armados y
quiénes invierten en que perduren.
Será necesario
abordar prioridades como la migración, la salud, la educación y la
energía baja en carbono, así como mayores esfuerzos para luchar contra
la corrupción y la fuga de capitales mejorando al mismo tiempo los
mecanismos de transparencia y rendición de cuentas. Adicionalmente, será
imprescindible abordar mecanismos eficientes que canalicen el dinero
privado hacia infraestructuras sostenibles.
En la COP
21 se debe reafirmar el compromiso de no superar los 2° C la
temperatura media de la Tierra; incluir compromisos nacionales de
"descarbonización" hasta 2030 y establecer los planes que aseguren la
descarbonización total de nuestras economías para el año 2050. Además de
todos estos esfuerzos en materia de mitigación y tecnología, será
necesario clarificar los costes de la adaptación y las compensaciones
por daños y pérdidas hacia los países en desarrollo. La financiación de
estos tres frentes, se debe ceñir al principio de responsabilidades
comunes, pero diferenciadas.
Se trata de exigir un
esfuerzo global para los gobiernos y las empresas, capaz de asegurar el
tránsito de un modelo productivo basado en fuentes de energía que emiten
carbono hacia otro de emisiones cero. Además será necesario adoptar
medidas de captura de carbono y optar por tecnologías de almacenamiento
cuando los combustibles fósiles se sigan utilizando.
Necesitamos un 2015 lleno de procesos de participación y empoderamiento
ciudadano, para que dibujemos un futuro distinto y los líderes que, de
momento, nos representan sepan estar a la altura de los siete mil
millones de personas que clamamos la erradicación de la pobreza, la
lucha contra las desigualdades sociales y la obligada lucha contra el
cambio climático y sus efectos.
Escribo esto como
parte del movimiento de personas que creen que 2015 puede ser un año
clave para cambiar el futuro de nuestros pueblos y de nuestro planeta.