Cho, una
alta ejecutiva de Korean Air e hija del presidente de la aerolínea, abordó en
Nueva York, Estados Unidos, un vuelo de la compañía surcoreana con destino a
Incheon, ciudad del noroeste de Corea del Sur.
Nada más
partir del aeropuerto JFK, como es costumbre, le dieron como aperitivo unas
nueces de macadamia.
Y la
mujer puso el grito en el cielo.
¿Nueces
en bolsa? Deberían habérselas servido en un plato.(...)
Así que
ordenó al capitán volver a la terminal para expulsar del avión al asistente por
la forma en que le sirvió los frutos secos.
En un
principio la compañía justificó el incidente argumentando que, por su cargo de
vicepresidenta, era responsabilidad de Cho asegurar que se cumplían los estándares
en lo respectivo al buen servicio durante el vuelo.
Sin
embargo, no tardó en dimitir.
Cho tuvo
que comparecer ante la prensa en Seúl para pedir perdón por haber retrasado el
vuelo.
"Me
disculpo sinceramente", dijo la ya exejecutiva de Korean Air.
Su tono
era tan bajo que apenas se la oía y difícilmente se le entendía.
Hizo las
declaraciones fuera de un edificio gubernamental en el que iba a reunirse con
funcionarios de transporte, vestida de negro, con la cabeza baja.
Y añadió
que tiene pensado pedir perdón personalmente a los miembros de la tripulación
afectados.
Pero no
ha sido la única en disculparse por el incidente.
Ruego que me culpen a mí por la situación,
porque todo es mi culpa. Fracasé a la hora de educar adecuadamente a mi
hija"Cho Yang-ho, presidente de Korean Air
Horas
antes de esta comparecencia, su padre, el presidente de Korean Air, Cho
Yang-ho, pidió perdón en nombre de su hija y en el suyo, "como padre y
como el presidente de la aerolínea".
Tras
tildar de "idiota" el comportamiento de Cho Hyun-ah, dijo:
"Ruego que me culpen a mí por la situación, porque todo es mi culpa.
Fracasé a la hora de educar adecuadamente a mi hija".
Asimismo,
el presidente de Korean Air anunció que su hija sería retirada de todos sus
cargos en Hanjin Group, el conglomerado propiedad de la familia Cho y al que
pertenece la aerolínea en cuestión.
Según la
agencia de noticias surcoreana Yonhap, además de ser miembro de la Junta
Directiva de la compañía de vuelo, Cho era la directora de la cadena hotelera
KAL Hotel Network, de la constructora de puertos deportivos Wangsan Leisure
Development y la operadora de turismo Hanjin Travel Service.
Comportamiento de la élite
El
incidente ha acaparado los titulares de la prensa surcoreana y ha generado un
gran revuelo en el país, ya que el de Cho se percibe como un ejemplo del
comportamiento de la élite del país.
Hubo un
episodio similar antes, el año pasado, cuando un pasajero en primera clase azotó
a una azafata con una revista enrollada porque consideró que su arroz estaba aún
crudo.
Frente a
eso, un grupo de campaña de la izquierda surcoreana explicó a la BBC que estos
casos ilustran "la relación feudal entre empleador y empleado" que
existe en el país.
Por su
parte, un profesor de una escuela de negocios de Seúl que habló con la BBC sin
dar su nombre cree que en particular el incidente de Cho es "el triste
efecto secundario de la sucesión del liderazgo dinástico".
Sin
embargo, las quejas van más allá de las críticas ante una actitud caprichosa.
Los conglomerados familiares como el de
los Cho, llamados chaebol, dominan la economía
surcoreana.
Y varios altos cargos de estos chaebol han sido acusados de actuar con impunidad y de dirigir sus empresas de
una manera poco transparente.
En esa línea,
el presidente de Korean Air estuvo en el epicentro de la polémica por evasión
de impuestos y malversación en 1990 y fue a la cárcel por siete meses.
Ahora ha
sido el turno de su hija, aunque el castigo haya sido de otro tipo.