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18 diciembre, 2014

¡LO QUE EL ROJO VENDAVAL DE PLAGAS SE LLEVÓ!


                                                     LA ISABELICA EN UNA CAMIONETICA
                                                                  
                                                                JESÚS FRANCISCO GÓMEZ

                                      
En sus buenos tiempos, por las décadas de los 70, 80, 90 y primer lustro del 2000, La Isabelica llegó a tener jerarquía de una ciudad satélite y con una aparente autonomía propia; ya que tenía una Prefectura, cuyo Prefecto de turno se daba a  conocer, respetaba y se hacía respetar tanto por la población urbana como por todo el Comando Policial de la parroquia y demás entes gubernamentales. En aquel momento era la Primera Autoridad Civil. Había “Ley y Orden” y Obediencia hacia el Mando Civil.(...)


La Isabelica, que nació a la par de la Zona Industrial, era una urbanización equipada con todos los servicios públicos y privados como cualquiera metrópolis moderna; los cuales, Gobierno, Empresa Privada y Parroquianos, sin distingo de color político trabajaban en conjunta planificación para el ornato público de de la ciudad.

El núcleo residencial de bien pintadas casas y edificios, rodeados por bellas plazas, jardines, áreas verdes con flores multicolores. Época de convivencia social y solidaridad. La Isabelica parecía una tacita de plata: Ahí resaltaban entre los verdes arboles sus encementadas aceras, calles y  veredas que desembocaban en  avenidas asfaltadas e iluminadas con altos faroles que al llegar la noche invitaban a caminatas nocturnas: Eran vías limpias de basuras, escombros e inseguridad; había integración con la comunidad. Y qué decir de estas calles con sus redes de alcantarillados, canales de drenajes, bocas de vistas donde las autoridades sanitarias y municipales siempre pendiente de su limpieza, las cuales no permitían colapsar a la ciudad cuando llovía.

 Cada sector contaba con edificaciones educativas, centros de salud, polideportivos, estadio de futbol, beisbol menor y mayor, con caminaderas para el confort y relax de sus habitantes. Todas bien conservadas, mantenidas y resguardada por cuerpo de vigilancia policial honesta y capaz.
Y paremos de contar por que el cuento es largo, sin querer llegar al país de las maravillas de Alicia.

De repente, para finales del primer lustro del 2000 hasta el presente día, como un Vendaval de Plagas que va devastando todo. Sembrando la anarquía, muerte, destrucción y ruina a su paso: ¡Caos total! Desde entonces, se instauro el reino de la Discordia. Ahora hay mucha diferencia entre la comunidad de aquellos años y esta: “Cuando éramos felices, pero no lo sabíamos”.

 El Rojo Vendaval de Plagas se llevo de un soplo el progreso y bienestar de La Isabelica, la alegría de su gente y su próspera  Zona Industrial.

Jesusfranciscogomez53_3@yahoo.es /  @chuitoelderosa