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21 abril, 2014

PACIENCIA


Samuel Ruh


Recuerdo mucho una ocasional clase política que recibí hace unos años del siempre bien recordado Moises Moleiro, fuè en Maracay, cuando atravesábamos la Avenida Las Delicias rumbo a la Asamblea Legislativa donde era yo diputado por el MIR en aquel entonces, nos esperaban para un acto especial donde el ronco presentaría uno de sus tantos libros, surgió allí, a raíz de una pregunta que le hice, una interesante conversación cuyo contenido me hizo entender con mas profundidad la política.
La pregunta en cuestión era producto de una gran preocupación que tenía, ya hacía muchos años que estaba luchando para desplazar a los adecos y copeyanos y lamentablemente no veía avances en tan difícil tarea, le dije a Moleiro: Carajo Moises,(...)
no veo nada que me indique que el pueblo quiera cambiar, estos Adecos hacen lo que le da la gana, nosotros estamos trabajando día a día y nada, no sera inútil lo que hacemos, parafraseando una de sus usadas y recordadas expresiones.  Moleiro, con esa profundidad que lo caracterizaba, me dijo: Mira, los pueblos cuando tu menos te lo imaginas cambian, se transforman y dan respuestas contrarias a lo que durante años acostumbran, con tal firmeza que hasta arrollan. Lo importante es mantenerse en píe de lucha, acompañandolo.
Cada vez que pasa algo como lo de Saddan Hussein, Gadafi, La Primavera Arabe y de algo que espero pase pronto, porque ya esta por reventar, lo de los hermanos Castro, me recuerda al hermano Moleiro.
Si aplicamos esto a la inútil diatriba de si debe haber dialogo o no, esta magistral y sencilla experiencia obtenida de uno de los políticos mas claros e inteligentes que he conocido, resulta por lo demás útil y oportuna. Dialoguemos, el dialogo es la esencia de la política y de algo mas importante: Del genero humano.