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07 febrero, 2014

¿Zonas de Paz o zonas de tolerancia?


Luis Fuenmayor Toro


La ignorancia total, la sordera y la limitación intelectual, son las principales causas de que el Gobierno no haya dado pie con bola en la lucha contra la inseguridad, la cual ha alcanzado niveles inauditos, como lo demuestran los enfrentamientos en Ocumare del Tuy con la banda de “Los Orejones”, el ataque armado de los “bachaqueros” en Zulia y la imposibilidad de regular la circulación caótica de los motorizados, que produce, entre muchas otras cosas, un altísimo número de muertes y lesionados graves en los jóvenes venezolanos. Tres situaciones que nada tienen que ver con Obama, ni la oligarquía venezolana, ni con María Corina Machado, sino con la ineptitud y la oligofrenia de quienes dirigen la política anti delictiva en el país.(...)

Contra el delito, se crea el “Movimiento por la paz y por la vida”, que tiene como propósito negociar y llegar a acuerdos con las bandas existentes de delincuentes, para promover nada menos y nada más que el desarme de las mismas y lograr la reinserción social de los jóvenes participantes quienes, en forma voluntaria y atraídos por una suerte de salario que se les ofrece, abandonarían a sus “convives” y tomarían la senda del bien. Pero además, mientras esto ocurre, se acuerda con esos mismos delincuentes, que tienen aterrorizados a los habitantes de los barrios donde actúan, que se restringirá la acción de los cuerpos policiales sobre ellos. Es decir que tendrán luz verde para actuar, mientras mantengan la promesa de rehabilitarse.
¿Qué les parece? Insólito. Hay desde este momento zonas de tolerancia para la comisión de delitos por estas bandas, que pueden actuar en las “Zonas de paz” destinadas a este tipo de acuerdos. ¿Quién fue el genio rojo rojito creador de esta locura? ¿Dónde se preparó para combatir el delito en esta forma? ¿Tuvo acaso una revelación divina? Deben pensar que estos delitos pueden ser controlados y reducidos sus efectos en la misma forma en que se ha tratado de controlar los efectos de la prostitución. Quizás piensan que los integrantes de estas bandas son unos putos. Lo que sí está muy claro es que estos acuerdos, similares a los realizados con los pran para mantener las prisiones en silencio, obedecen a una actitud celestina con estas bandas.
En las cárceles continúa el tráfico sexual, de armas, drogas, alcohol y tabaco; tráfico dirigido por los privilegiados que mandan, que no son las autoridades carcelarias pues éstas son cómplices, sino que siguen siendo los pran, que además dirigen bandas delictivas fuera de las prisiones. El hacinamiento, las privaciones y la inseguridad siguen. Los presos continúan pagando por su espacio, su protección, el traslado a tribunales, por recibir lo que les traigan sus familiares. Hay permiso oficial para todo ello; el desastre anti humano permanece pero en silencio. Así mismo son los tratos con las bandas en las “zonas de paz”. Los vecinos afirman que son más numerosos e intensos los tiroteos, los asaltos, robos, las amenazas, la extorsión, y con participación de miembros de los consejos comunales. El delito continúa pero en silencio. Nadie denuncia, todos temen. A eso es lo que llaman “Vida y Paz”.