Luis
Fuenmayor Toro
La ignorancia total,
la sordera y la limitación intelectual, son las principales causas de que el
Gobierno no haya dado pie con bola en la lucha contra la inseguridad, la cual
ha alcanzado niveles inauditos, como lo demuestran los enfrentamientos en
Ocumare del Tuy con la banda de “Los Orejones”, el ataque armado de los “bachaqueros”
en Zulia y la imposibilidad de regular la circulación caótica de los
motorizados, que produce, entre muchas otras cosas, un altísimo número de
muertes y lesionados graves en los jóvenes venezolanos. Tres situaciones que
nada tienen que ver con Obama, ni la oligarquía venezolana, ni con María Corina
Machado, sino con la ineptitud y la oligofrenia de quienes dirigen la política anti
delictiva en el país.(...)
Contra el
delito, se crea el “Movimiento por la paz y por la vida”, que tiene como propósito
negociar y llegar a acuerdos con las bandas existentes de delincuentes, para
promover nada menos y nada más que el desarme de las mismas y lograr la
reinserción social de los jóvenes participantes quienes, en forma voluntaria y
atraídos por una suerte de salario que se les ofrece, abandonarían a sus “convives”
y tomarían la senda del bien. Pero además, mientras esto ocurre, se acuerda con
esos mismos delincuentes, que tienen aterrorizados a los habitantes de los
barrios donde actúan, que se restringirá la acción de los cuerpos policiales
sobre ellos. Es decir que tendrán luz verde para actuar, mientras mantengan la
promesa de rehabilitarse.
¿Qué les
parece? Insólito. Hay desde este momento zonas de tolerancia para la comisión
de delitos por estas bandas, que pueden actuar en las “Zonas de paz” destinadas
a este tipo de acuerdos. ¿Quién fue el genio rojo rojito creador de esta locura?
¿Dónde se preparó para combatir el delito en esta forma? ¿Tuvo acaso una
revelación divina? Deben pensar que estos delitos pueden ser controlados y
reducidos sus efectos en la misma forma en que se ha tratado de controlar los
efectos de la prostitución. Quizás piensan que los integrantes de estas bandas
son unos putos. Lo que sí está muy claro es que estos acuerdos, similares a los
realizados con los pran para mantener las prisiones en silencio, obedecen a una
actitud celestina con estas bandas.
En las cárceles
continúa el tráfico sexual, de armas, drogas, alcohol y tabaco; tráfico dirigido
por los privilegiados que mandan, que no son las autoridades carcelarias pues éstas
son cómplices, sino que siguen siendo los pran, que además dirigen bandas
delictivas fuera de las prisiones. El hacinamiento, las privaciones y la
inseguridad siguen. Los presos continúan pagando por su espacio, su protección,
el traslado a tribunales, por recibir lo que les traigan sus familiares. Hay
permiso oficial para todo ello; el desastre anti humano permanece pero en
silencio. Así mismo son los tratos con las bandas en las “zonas de paz”. Los
vecinos afirman que son más numerosos e intensos los tiroteos, los asaltos,
robos, las amenazas, la extorsión, y con participación de miembros de los
consejos comunales. El delito continúa pero en silencio. Nadie denuncia, todos
temen. A eso es lo que llaman “Vida y Paz”.