por Samuel Ruh ( Especial para ENTRETODOS)
Era imposible para cualquier habitante de mi edificio no verlo
al salir, estaba parado justo al frente, en la acera del otro lado de la
avenida. Era muy alto, de unos dos metros veinte centímetros, su cara
alargada y unas orejas grandes como platillos, muy delgado, hombros anchos pero
caidos, enjuto, magro de carnes y recto como una vara. Extrañamente trajeado
totalmente de riguroso negro, del cuello de su camisa negra pendía una gruesa
corbata también negra, completaba su oscuro atuendo un anticuado sombrero de
mediados del siglo pasado.
Que tipo tan raro y tenebroso, le dije al vigilante mientras
ajustaba las trenzas de mis zapatos e iniciar mi rutinaria carrera matutina que
practico todos los días a las cinco y treinta de la madrugada.
Si muy extraño,me respondió Andrés, tenga cuidado Señor Samuel
que ese individuo esta allí desde las cuatro de la mañana, se acerco antes de
pararse a donde se encuentra actualmente y me pregunto si usted vivía en este
edificio, al confirmarle me dio la espalda, cruzo la avenida y esta allí,
inmóvil, me imagino que esperandolo. Yo siendo usted no saliera.
Contrariando y no haciendo caso de la recomendación del
vigilante, comencé mi lento trote calle arriba, no dejando de observar por
detrás de mi hombro si el extraño me seguía. Todo lo contrario, se quedo
mirando como me alejaba sin intentar detenerme o llamar mi atención para que lo
hiciera.(...)
Mi ejercicio diario consiste en correr lentamente subiendo por
la avenida Las Acacias, llegar y atravesar la Andrés Bello, cruzar hasta los
alrededores de la iglesia de la Chiquinquira por la avenida Los Samanes hasta
la Libertador, recorrerla hasta encontrarme nuevamente con Las Acacias y subir
hasta mi edificio.
Ese dia fue igual a todos los demás salvo el detalle de la
misteriosa presencia del personaje descrito; todo concluía sin novedad,
solo que faltando unos veinte metros para llegar a mi destino, pude percibir al
gigante y ademas que este al mirar que arribaba, atraveso ágilmente en dos
zancadas la calle para esperarme en la puerta. Nervioso por lo que pudiera
hacerme me detuve y espere que Andrés, que estaba pendiente de mi, se asomara.
No se asuste Dr Samuel, soy gente de paz e inofensiva,me dijo
abordandome directamente, solo quiero hablar unos minutos con Usted, si acepta,
no solo que se lo agradeceré, sino que estoy seguro que también me lo
agradecerá por toda su vida, y si logramos entendernos y llegar al
acuerdo que he venido a plantearle, ambos pasaremos el resto del tiempo que nos
queda ampliamente satisfechos y llenos de dinero.
Intrigado y lleno de curiosidad no me quedo mas que aceptar la
entrevista, no sin antes expresarle que me permitiera subir a ducharme y
vestirme, media hora seria suficiente, de esa manera estaría mas cómodo y
despejado para oír sus planteamientos. Claro que lo esperare, esta bien, muchas
gracias Señor Samuel, seguro no se arrepentirá, me dijo con mucha amabilidad y
voz de gente decente.
Una vez que concluí mi ducha baje acompañado de dos tazas de
humeante cafe, extendí una en señal de ofrecimiento al visitante quien
cortésmente la tomo en sus manos agradeciendome la acción con un gesto. Para
estar mas cómodo lo hice pasar al salón de recepciones que esta cerca de la
vigilancia, le señale una silla invitandole a sentarse y yo me ubique
frente a el en la otra silla iniciandose asi la conversación solicitada.
Permitame presentarme, soy Bonifacio Muller, soy hijo de
emigrantes alemanes ya fallecidos, comenzó diciendo, ademas soy Doctor en
Física, graduado en la Universidad de Berlin, Ingeniero mecánico y electrónico
a la vez, tengo menciones en diseño de ordenadores destinados a producir
señales electrónicas aplicadas a redes e impulsos artificiales iguales a los
que circulan en los nervios; soy capaz de diseñar software y chips que generen
y controlen movimientos y almacenen datos importantes, algo así, para su mejor
comprensión, como pequeños cerebros electrónicos.
Tengo en esto mas de cincuenta años, trabajando a tiempo
completo y dedicación exclusiva, esto quizás es la causa de ser un hombre
solitario, mis cuatro hijos y mi mujer hace años que se fueron, me
abandonaron y con toda razón, ya que nunca tuve un momento para ellos,
siempre subsumido en mi trabajo, el cual requiere de altísima concentración.
Usted debe estar preguntandose a estas alturas de la
conversación el motivo del porque he venido a hablarle y requerir de su
atención, estoy seguro que cuando se lo diga sera el primer interesado: Soy
quizás el único constructor en este pais de vida artificial. En ese
momento pensé que me encontraba con un chiflado psicótico delirante de esos que
abundan por las calles de Caracas.
Es usted un excelente abogado, desde hace años he seguido su
trayectoria, tanto en la politica como en el foro tribunalicio, se que es
hombre limpio y con formación moral, intachable conducta y de fiar, por
eso requiero de sus servicios profesionales.