Luis Fuenmayor Toro
En varias ocasiones, los profesores de la UCV, reunidos en
asamblea, habían decidido realizar una consulta tipo referéndum, como método para
decidir su incorporación a un paro indefinido de las universidades nacionales,
cuya hora cero ya había sido aprobada por la federación que nacionalmente los
agrupa. En consecuencia, la directiva de la Asociación de Profesores de la UCV,
a pesar de ya tener una posición tomada al respecto, organizó dicha consulta
para el pasado 16 de mayo. En la misma, los votantes dejaron clara su
preferencia de no ir a un paro indefinido en este momento, coincidiendo con la
decisión de otras asociaciones gremiales como la de la Universidad Simón Bolívar.
Ante la consulta, hubo sectores que la calificaron de
ilegítima y llamaron a la abstención. Resulta insólito que grupos profesorales,
progresistas (...)
y luchadores en el pasado, hoy víctimas de una ideologización
extrema, llamen ilegítimo que la base profesoral sea consultada sobre una decisión
importante que les concierne. ¿Cómo puede ser ilegítimo que una directiva
gremial, en vez de decidir por su cuenta, consulte a sus agremiados para que
sean estos quienes tomen la decisión? ¡Inentendible! Es más bien un claro caso
de democracia participativa y protagónica, ordenada e impulsada por nuestra
constitución y con la cual los grupos pro gubernamentales hacen demagogia pues
realmente no la practican, como lo vienen denunciando muy frecuentemente muchos
de sus camaradas en diversos foros de opinión.
En el pasado adeco copeyano, los profesores universitarios ganamos
el derecho de huelga, así como la legitimidad de nuestras asociaciones en la realización
de paros indefinidos a pesar de no
ser sindicatos. Fueron muchos los paros y las huelgas ejecutados a partir de 1985,
que jamás fueron descalificados con el reaccionario argumento de que las
asociaciones no eran sindicatos. Quienes hoy se llaman socialistas apoyaron
esta legitimidad de la APUCV y participaron en todos aquellos movimientos
huelgarios. No discuto el derecho a votar negativamente, en blanco o abstenerse
en torno a la declaración de una huelga general. Pero justificar estas acciones
mediante la ilegitimación de su propio gremio no luce muy revolucionario ni algo
para enorgullecerse.
Otro hecho importante de todo este proceso fue la respuesta
contundente de la APUCV al intento manipulador de Capriles Radonski, quien quiso
en forma oportunista utilizar el conflicto universitario en función político
electoral, como hizo con una de las marchas obreras del primero de mayo. La
directiva gremial ucevista le salió al paso dejando clara su independencia en
la adopción de sus formas de lucha, la cual correspondía sólo a los profesores
universitarios; en otras palabras, un cortés “no se meta”. Pero el fanatismo
está tan insertado en el cerebro de algunos, que no faltó quien llegara a ver
en la decisión de los docentes de no ir a la huelga indefinida, una aceptación
de la recomendación de Capriles de no paralizar las actividades. Hay quienes se
han acostumbrado tanto a obedecer, incluso por encima de sus necesidades y deseos,
que no conciben que haya quienes no lo hagan y piensen con cabeza propia.