Luis Fuenmayor Toro
Usualmente, las mujeres
divorciadas obtienen la custodia de sus hijos mientras éstos están en sus
primeros años, lo cual parece beneficioso para el niño, dadas las diferencias
existentes entre la maternidad y la paternidad en neonatos e infantes: La
lactancia por ejemplo. Esta situación, que parecía lógica, siempre y cuando se
tratara de una madre normal, que no significara ningún peligro para su hijo, pareciera
sin embargo que está empezando a cambiar, pues ya comienzan a aparecer
localidades donde la custodia es compartida entre los progenitores, en la misma
forma que hoy se comparte la patria potestad, para evitar que los niños puedan ser
utilizados como “productos de negociación” entre sus padres.
En efecto, en el estado de
Querétaro, México, la legislatura (...)
acaba de aprobar la “custodia compartida” de
los niños hasta los 12 años, lo que significa una modificación del Código Civil
de dicho estado, que otorga derechos iguales a los progenitores en caso de
divorcio, en relación al amparo legal y físico de sus hijos. La medida se toma
luego de un estudio de casos de divorcio de la región, que demostró que en
muchos casos a los niños se les consideraba como una propiedad y que los
progenitores no parecían tener claro que el vínculo que se rompe en un divorcio
es el de ellos, pero nunca el que tienen con sus hijos. La custodia compartida
obliga a que ambos padres velen por la crianza total de sus vástagos.
La legislación establece que en
caso de que uno de los padres represente algún peligro para el desarrollo de
los hijos, éstos quedarán al cuidado provisionalmente, hasta que el juez del
caso resuelva al respecto, del padre que no represente ningún riesgo. Cuando
ninguno represente riesgo pero no logren un acuerdo sobre la custodia, será el
juez quien resuelva tomando en consideración lo más conveniente para el menor,
así como su opinión. El juez podrá ordenar los exámenes psicológicos que
considere convenientes, estudiar el entorno social y económico y decidir al
respecto, pero siempre garantizando el derecho del otro progenitor a mantener
contacto regular con sus hijos.
En nuestro país no hemos avanzado
lo suficiente en este sentido, pues son innumerables los casos en que el niño
es alejado de su padre por acción
de la madre, como venganza por la separación. Los jueces usualmente
están predispuestos a favor de la madre, quizás porque la historia conocida de
los desencuentros domésticos en el país ha tenido a la madre como la parte
débil de los conflictos. Estamos hablando de las situaciones que se viven en hogares
pobres, donde la madre es víctima frecuente de la irresponsabilidad y violencia
de su pareja, situación que en los sectores acomodados parece no ser similar. En
todo caso, es absurdo que en Venezuela un niño se vea privado del contacto con
uno de sus padres, hasta el extremo de no llegar a conocerlo.