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27 noviembre, 2010
VENEZUELA: UN PAÍS EN PROBLEMAS
La situación de nación cada día se deteriora mas, lo que nos ocurre en materia de corrupción, de narcotráfico, de inseguridad, la dantesca realidad de los centros penitenciarios, los caóticos servicios públicos, el deterioro de la educación, la inexplicable deuda externa (ya debemos alrededor de 70 mil millones de dólares), el desmejoramiento de la calidad de la democracia y de las instituciones públicas; todo esto aderezado por un irritante culto a la personalidad, debe llamar la atención de todos los que aquí vivimos.
La clase política, en general, no se percata de la gravedad del momento, sale de una borrachera electoral para entrar en otra, mientras tanto, es un hecho evidente que en Venezuela se deteriora gravemente la calidad de vida de los ciudadanos. Frente a esto, el presidente Chávez llama a la radicalización de su proceso. Si este llamado significara derrotar a la delincuencia y a la corrupción, mejorar los servicios públicos y hacer productivo al país, la fulana radicalización seria bien vista por la gran mayoría de los venezolanos, pero, al parecer, el llamado del “Presidente- Comandante” no tiene nada que ver los asuntos que afectan la vida del ciudadanos común. El “gobierno radical” que Chávez nos prometió desde el salón Elíptico de la Asamblea Nacional sólo tiene que ver con un plan para eternizarlo en el poder y pretende usar el miedo como herramienta para ese propósito.
Si Chávez y la oposición tradicional no reflexionan, las cosas se pondrán mucho más complicadas. Cómo hace falta en la Venezuela de estos tiempos una fuerza política que actúe responsablemente, patrióticamente, honestamente y democráticamente y, sobre todo, que piense en las generaciones futuras. Aquí necesitamos, desesperadamente, una nueva opción, la tercera opción. Un nuevo tipo de dirigente político.