La mayoría de las informaciones que genera el último problema fronterizo colombo-venezolano muestran claramente la posición tomada por periodistas, editores, columnistas y, por supuesto, por los dueños de los medios de comunicación de nuestro país, quienes con el mayor descaro despliegan y magnifican opiniones, comentarios y hasta groseras amenazas de funcionarios del gobierno colombiano o de cualquier fanático derechista de la vecina Colombia, en una permanente descarga de odio y toda clase de animadversión hacia Venezuela.
Da tristeza tanta falta de respeto a nuestra soberanía, la ausencia de patriotismo, de amor por la tierra en que nacieron, en la cual viven y trabajan. Ellos no sienten la patria, reaccionan visceralmente, entrampados en la oposición a ultranza al presidente Hugo Chávez, no ven la amenaza que representan las bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano, las provocaciones del gobierno de Alvaro Uribe buscando prender la mecha de un conflicto armado, el peligro que se cierne sobre la integración de los pueblos de América Latina con la presencia militar gringa en la región. Definitivamente, no son venezolanos, no son latinoamericanos.
Esos medios apátridas incurren en un grave delito al falsear, manipular, tergiversar hechos, ocultar información y tratar de crear matrices de opinión en contra de Venezuela, se han convertido en furibundos enemigos de este país, claman por una intervención extranjera en nuestros asuntos… En verdad, perdieron el rumbo.