Bajo el título de. “No nos está permitido perder la esperanza”, un grupo significativo (alrededor de 200), de dirigentes políticos, luchadores sociales, sindicalistas, gente de las más diversas profesiones, todos con probada militancia en la izquierda, se dirigieron al país para expresar su preocupación por la situación nacional, sin dejar de reconocer los avances de la “era Chávez”. En el documento se puede leer: “El espíritu constituyente marcó el inicio de una era en la que los ciudadanos que menos tienen se sienten parte, por primera vez en muchos años, de la vida política nacional. Otro asunto que nadie podría negar es la reivindicación y el protagonismo de los pueblos indígenas, siempre preteridos. Sin embargo, muchos de los problemas que padecía la sociedad venezolana al inicio de este proceso, siguen aún intactos. La Venezuela productiva por la que tanto hemos abogado los venezolanos (as) ubicados en el campo de la izquierda y del lado de las fuerzas progresistas, aún no se ha materializado. El país rentista sigue, por desgracia, intacto. Una nueva cultura de servidores públicos dispuestos a resolver los problemas de la gente, diligentemente, sin que medien palancas o corruptelas, es una tarea pendiente. La dantesca situación de nuestras cárceles, la insuficiente calidad de la educación (aunque hay que señalar que los cupos en escuelas y liceos se han multiplicado), los deficientes servicios públicos, especialmente la crisis en el sector eléctrico, la exacerbada violencia, el alto índice de impunidad, la inocultable incapacidad del Poder Judicial para impartir justicia, el lamentable estado de nuestras fuerzas policiales; mortifican a los venezolanos y venezolanas de bien”. Saque usted sus propias conclusiones amigo lector (a).
F.M.
