"En vez de pagar la justicia social, pagó el gas
pimienta”
El Papa usó un simposio con movimientos sociales de todo el
mundo para pronunciarse críticamente sobre la realidad argentina: respaldó la
lucha de las organizaciones, ratificó la idea de “justicia social”, denunció un
pedido de coima por parte de un ministro libertario y criticó a los políticos
que cambian sus convicciones por conveniencias personales.
El papa Francisco habló en el Vaticano en el marco de un
simposio con movimientos sociales de diversas partes del mundo y se refirió
expresamente a la represión de la protesta social en Argentina al decir
que “el gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social,
pagó el gas pimienta”. En la misma ocasión relató el caso concreto
de un ministro argentino que pidió una coima a un inversor extranjero
para facilitar un negocio (“El diablo entra por el bolsillo, no lo
olviden”), reivindicó la “justicia social” que Javier Milei
niega, criticó la “meritocracia” y respaldó la lucha
de los movimientos sociales “porque ustedes no se achican, van al
frente”.
Salvo excepciones, que en general se dan por situaciones de extrema gravedad, no es habitual que la máxima autoridad de la Iglesia Católica –que además es el Jefe de Estado del Vaticano- haga referencias tan directas y precisas a lo que sucede en un país. Por ese motivo llama la atención que en la misma semana en que recibió a una delegación de máximo nivel de la CGT y a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, Jorge Bergoglio se haya pronunciado en la forma que lo hizo sobre la realidad argentina, con críticas a la situación social y económica del país y señalando la responsabilidad del gobierno.
Reconoció Francisco que “me hicieron ver una represión, hace
una semana o un poco menos, quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos
en la calle. Y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más cara
que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo
suyo, porque eran revoltosos, comunistas. No, no”, dijo el Papa.
La reacción oficial no se hizo esperar y fue el vocero
presidencial Manuel Adorni el encargado de responder. También
el Jefe de Gobierno de la ciudad, Jorge Macri, marcó distancia con
la máxima autoridad de la Iglesia Católica.
El Papa fue el principal orador de un simposio titulado
“Plantando bandera frente a la deshumanización” y organizado por el Dicasterio
(ministerio) para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, como manera de
conmemorar el décimo aniversario del primer encuentro mundial que el pontífice
tuvo con los movimientos populares. Quienes escucharon la intervención de
Francisco fueron representantes de movimientos sociales de diversas partes del
mundo, y entre ellos los argentinos Juan Gabrois (a quien el
Papa aludió directamente en su presentación) y el Secretario General de
la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Alejandro Gramajo. También
participó del evento la teóloga argentina Emilce Cuda, Secretaria de la
Pontificia Comisión para América Latina, designada por Francisco en ese
cargo.
Los pobres no pueden esperar
Recordó Francisco sus propias palabras respecto de que “los
pobres no pueden esperar”. Y al respecto señaló que “si los movimientos
populares no reclaman, no gritan, no luchan, no despiertan conciencias, las
cosas van a ser más difíciles”. Y dejando en claro que conoce bien la realidad
argentina lanzó una pregunta “a las personas de clase media que cada
vez tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes, que tienen que pagar
alquileres altísimos, que no pueden ahorrar, que tal vez dejan a sus hijos
una situación peor a la que recibieron, ¿creen que los más ricos van a
compartir lo que tienen o van a seguir acumulando insaciablemente?”
En la continuidad de su discurso el Papa dijo no tener “el
monopolio de interpretación de la realidad social”, pero “escucho”. Sin
mencionar a Milei señaló “una cosa que me preocupa: que avanza una
forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de la riqueza como
si fuera una virtud” para concluir que “acumular no es
virtuoso, distribuir, sí”.
Para Bergoglio “tierra, techo y trabajo son derechos
sagrados” y “si el pueblo pobre no se resigna, se organiza, persevera en la
construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de
injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas van a cambiar para
bien”.
Con un mensaje hacia la política Francisco afirmó que “el
grito de los excluidos puede despertar las conciencias adormecidas de tantos
dirigentes políticos que son los que deben hacer cumplir los derechos
económicos, sociales y culturales, consagrados por la Constitución y las leyes
que no se cumplen”.
Porque, dijo en otro momento, ”el silencio frente a la
injusticia abre paso a la división social, y la división social abre paso a la
violencia verbal, y la violencia verbal a la violencia física, y la violencia
física a la guerra de todos contra todos. Ahí está la cola del
diablo”, señaló el Papa.
Los políticos que cambian sus convicciones
Sin hacer una alusión específica pero pocos días después de
que un grupo de diputados cambió su voto para convalidar el veto presidencial a
la ley que aumentaba los haberes de los jubilados el Papa afirmó también que “la
cobardía lleva a muchos políticos a cambiar sus convicciones por
sus conveniencias” porque “pasaron por la amansadora de grandes medios, las
redes sociales, tuvieron miedo y claudicaron”. Entonces, dice Francisco,
“adoptaron posturas serviles frente a los económicamente poderosos”. Y
sentenció que “renegar de los ideales nobles y generosos para servir al dios
dinero es una gran apostasía” que “no pasa solo con los políticos, sino con los
actores sociales, sindicales, artistas, intelectuales, también con los curas”.
En distintos pasajes de su intervención el Papa alentó el
trabajo de los movimientos sociales y ensalzó la condición de que “no se
achican, van al frente” pero “tampoco trazan planes en el aire”. Agregó que
“una de las cosas que me gusta de ustedes es que no escriben documentos
ideológicos, no se la pasan de conferencia en conferencia, jarabe de pico”,
sino que “van paso a paso sobre la tierra firme de lo concreto, trabajan cuerpo
a cuerpo, persona a persona”. Y subrayó Francisco sobre los movimientos
sociales que “no solo protestan -que está muy bien protestar, eh- sino
que realizan innumerables obras, incluso desde la más absoluta precariedad de
los medios, a veces sin ninguna ayuda del Estado y otras, perseguidos”.
También los exhortó para que “sigan combatiendo la economía
criminal con la economía social”. Al respecto, el Papa reflexionó que “no sé si
es lícito hablar de la economía popular, pero yo creo que sí”. Para acotar que
si se trata de “una cosa que nadie entiende, póngala en marcha para que la
entiendan. No aflojen, por favor”, imploró.
"Esto no es comunismo, es el Evangelio"
En consonancia con lo que ha dicho en varios de sus
documentos magisteriales Francisco afirmó que “mientras no se resuelvan
radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta
de los mercados, y de la especulación financiera, y atacando las causas
estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”.
Porque, “la inequidad es la raíz de los problemas sociales”, insistió y agregó
que “debe haber más impuestos a los billonarios” porque “es inmoral el sistema
que permitió amasar fortunas a las personas ricas y permite agregar riquezas
ridículas”.
Afirmó que si los billonarios que “acaparan la mayor parte de
la riqueza del planeta se animaran a compartirla fraternalmente, no como
limosna,” serían “mucho más felices y más hermanos todavía”. Pero conocedor de
las críticas que puede recibir su afirmación, el Papa se adelantó a señalar que
“esto no es comunismo, es el Evangelio”.
También dijo que hay quienes le reprochan que habla de los
pobres y no de la clase media. “Puede ser cierto, y por eso les pido perdón.
Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el
Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio. Esto
no es comunismo, es el Evangelio puro”. Recordó Francisco que “algún hermano
también me dijo: ‘No sea tan duro con los ricos’. Jesús fue más duro
que yo, eh”. Porque “es la armonía de la justicia social o es la violencia
después de la desolación”
La memoria
“Que nadie nos robe la memoria histórica y el sentido de
pertenencia a un pueblo” dijo el Papa en otro pasaje de su intervención. Y en
otra referencia directa al país señaló que “nosotros los argentinos, que
tenemos solo 600.000 aborígenes sobre 46 millones de personas, acordémonos de
Roca que le cortó la cabeza a todos los aborígenes, una cosa vergonzosa. Memoria
histórica total”, pidió el pontífice.
Sostuvo además que “el colonialismo material y el
colonialismo ideológico-cultural van siempre juntos devorando la riqueza
material e inmaterial de los pueblos" y agregó que piensa “en algunas
experiencias” de Argentina donde “el colonialismo se llama litio y explota a
tanta gente”.
*wuranga@pagina12.com.ar
Tomado de Página 12 / Argentina.