Gonzalo Zegarra
(CNN Español) -- Los
ataques entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Argentina,
Javier Milei, continúan y ahora llegan al ámbito judicial, en un enfrentamiento
que analistas consultados por CNN dicen que es útil para ambos líderes y sus
estilos populistas.
El vínculo bilateral, que estaba en niveles mínimos, se terminó de
desplomar tras las elecciones del 28 de julio de Venezuela, cuando el
Gobierno de Maduro rompió relaciones con varios países (entre ellos
Argentina) que cuestionaron el resultado difundido por el Consejo Nacional
Electoral (CNE), que lo proclamó ganador sin detallar los datos.
La embajada de Argentina en Caracas, que estaba siendo representada por Brasil y donde hace seis meses están asilados seis opositores venezolanos, fue rodeada por fuerzas de seguridad. Esta semana, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, informó que pedirán órdenes de aprehensión contra Milei y dos de sus colaboradoras ―incluida su hermana―, una medida con un gran carácter simbólico y político. La cancillería argentina respondió que en Venezuela no hay división de poderes, y el vocero de la Presidencia, Manuel Adorni, calificó de “delirio” el anuncio.
Tanto Maduro como Milei “se manejan dentro de la lógica de los
extremos; son dos populismos, de izquierda y de derecha”, respectivamente, dijo
a CNN el analista Eduardo Martínez, profesor del
Instituto Sudamericano de Enseñanza de la Comunicación (ISEC, Argentina). Para
el politólogo, la polarización es útil para ambos mandatarios.
“Los populismos construyen poder desde el enemigo. Tiene que haber un
elemento que se contrapone (...) La propuesta es la imposición frente al
diálogo, el mesianismo frente a la democracia. Cada uno juega las reglas según
los elementos que tienen a su disposición”, agregó.
El fuego cruzado no comenzó con la campaña electoral de
Venezuela; desde hace meses se lanzan insultos de todo calibre.
La disputa cimenta la retórica de Maduro de considerarse un blanco de
injerencia extranjera, mientras que Milei intenta posicionarse como un
referente opositor a las izquierdas.
El politólogo Eduardo Valero, director de la Escuela de Estudios
Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela, también
califica a ambos líderes como populistas y apuntó que la disputa es un pulso de
poder. “Estamos viendo un enfrentamiento por un centimetraje del discurso
político muy fuerte. El primer beneficio que buscan lograr es decirles a sus
fuerzas políticas que están vivos y que cada uno defiende sus intereses desde
su posición”, dijo a CNN.
Valero apuntó que “en Venezuela los apoyos se han ido mermando” para
Maduro, haciendo referencia a encuestas previas a la votación de julio. “El
único camino que queda es buscar la confrontación para seguir estando en el
tapete, manteniéndose en la ola, o como decimos en política, huir para
adelante”, explicó.
Si Milei suele calificar de comunista a varios líderes con los que no
ha estado de acuerdo, como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva;
el de Colombia, Gustavo Petro, o hasta al papa Francisco, Maduro suele
calificar a la oposición y a otros líderes de derecha como fascistas.
“El fascismo es una forma de gobierno que existió en Italia y Europa y
ya murió. En América Latina, las expresiones políticas son distintas en cada
país. Hoy el término fascista es un modo de descalificación política para ganar
adeptos y tiene un crédito importante en el ejercicio de la polarización”,
consideró Valero.
Por su parte, Martínez comentó que los mensajes están más dirigidos a
un público interno que externo.
“Es un momento donde Maduro tiene una debilidad extrema en el frente
exterior, ni siquiera lo han apoyado algunos de sus propios aliados. Y un
frente interno con una enorme cantidad de protestas, con el encargado de la
oposición siendo reconocido como presidente electo por (el Parlamento de) la
Unión Europea. Por donde se mire, Maduro muestra debilidad. Es una forma de
sacar músculo y decir: ‘Soy capaz de meterme con otros presidentes’”,
consideró.
En el caso de Milei, Martínez señaló que es un momento de disputa con
el Congreso, donde ha tenido algunos reveses y al que envió hace unos días
el proyecto del presupuesto para el 2025. “Es una forma también de, ante
elementos que están trabados, mostrar alguna victoria para tapar sus propias
debilidades. En un momento complejo en el que se discute el presupuesto, desvía
la atención”, dijo. De todas formas, agregó que “no cambia el amperímetro que
Milei cuestione a Maduro” para el frente doméstico.
Martínez destacó que ambos mandatarios se señalan mutuamente como
advertencia para la ciudadanía como el escenario negativo que podría ocurrir.
“En Latinoamérica, es plantearlo como el cuco (coco). Si te portas mal, te vas
camino a ser Venezuela o te vas a parecer a Milei”.
“Tanto a Maduro le sirve un Milei como a Milei le sirve que exista un
Maduro”, puntualizó.