GINA MONTANER/ AUTORA DE 'DESÉENME
UN BUEN VIAJE. MEMORIAS DE UNA DESPEDIDA'
En el primer aniversario de la
muerte del escritor y columnista su hija evoca su última batalla por morir
antes de estar demente o totalmente imposibilitado
Si
hubiera que definir con una palabra a Carlos Alberto Montaner (La Habana,
1943-Madrid, 2023), no habría ninguna duda en cuál sería. Libertad. El
escritor y periodista, cubano y español hasta la médula, vivió y murió
consagrado a su defensa. Por su amor a la libertad dejó su patria natal antes
de los 18 años, ya como exiliado político, y fue su convicción férrea en el
derecho a morir dignamente lo que le trajo a España, su patria de
adopción, donde falleció hace un año, el 29 de junio de 2023. Su hija
Gina, también periodista y escritora, ha relatado ese complejo proceso en el
que fue su guía en Deséenme un buen viaje. Memorias de una despedida,
que publicará en otoño Planeta en EEUU y en 2025 en España.
Carlos Alberto Montaner escribía una columna semanal sobre política internacional que en España podía leerse en El Independiente. Su último artículo se publicó a título póstumo y versaba sobre su decisión de que le aplicaran la eutanasia tras agravarse su diagnóstico por Parálisis Supranuclear Progresiva (PSP), un Párkinson atípico y más agresivo.
Arranca
evocando a Ramón Sampedro: "Vivir es un derecho, no una obligación".
Y confiesa: "El propósito de este artículo es estimular el debate
sobre la eutanasia: mi posición es apoyarla siempre que sea una elección
voluntaria". El penúltimo, del 7 de mayo de 2023, se titulaba Mi
última columna y era un homenaje a quienes habían impulsado su
vocación periodística. Concluía con lo que ya había elegido en sus
memorias, Sin ir más lejos, como epitafio, la frase del
filósofo Julián Marías: "Hice lo que pude". La anterior era
una Carta a Miguel Díaz-Canel, el presidente de Cuba. No en vano
Carlos Alberto vivió en el exilio, desarraigado, con la esperanza de un cambio
en Cuba.
"El
libro es la crónica de lo que vivimos mi padre y yo en el proceso de lo que fue
la eutanasia. Es la lucha para que saliera adelante la eutanasia y mis memorias
en una familia de exiliados cubanos, con lo que lleva de desarraigo, de
sentimiento de no pertenencia. Volver a Madrid fue un viaje del desarraigo al
arraigo y es de Madrid de donde partió el último viaje de mi padre. Fueron sus
últimas palabras: 'Deséenme un buen viaje'", explica Gina Montaner en el
despacho de Carlos Alberto Montaner en su apartamento junto al Retiro
madrileño. Al fondo vemos una foto, en la que se le ve cargando libros, que le
hicieron en el Diario de las Américas. Confiesa que lo escribió
"sintiéndole muy presente".
"Cuando
quedaba una semana para que mi padre se fuera, estábamos paseando y me dijo que
debería escribir un libro sobre el proceso que habíamos pasado. El 29 de junio
le aplican la eutanasia. Después, no sabía si iba a poder escribirlo, ni cómo
hacerlo. Finalmente salió una crónica de lo que vivimos en sus últimos meses y
un viaje de partida de mi padre y de regreso a la ciudad donde mis padres
habían tenido una vida muy plena. Es el regreso de una familia marcada por el
exilio y el desarraigo. Es nuestra vuelta a lo que yo siento que es mi sitio en
el mundo", relata Gina.
Madrid
como punto de llegada y de partida
A Carlos
Alberto Montaner le diagnosticaron oficialmente Parkinson seis años antes de su
muerte. Antes ya presentaba algunos síntomas. En España conoce un diagnóstico
más preciso después de una resonancia magnética: tenía Parálisis Supranuclear
Progresiva. Es una variante más severa del Parkinson. "Los primeros años
pensó que podía batallarlo bien. Pero cuando publica sus memorias, antes de la
pandemia, ya revela que tiene Parkinson y calcula que vivirá hasta los 83 o los
84. Cuando habla conmigo, me dice que ha meditado y que no quiere llegar al
final que sería muy duro y que quiere empezar el proceso de acogerse a la ley
de eutanasia", rememora Gina Montaner.
"El
plan de mi padre siempre había sido volver a España. Pero al final la decisión
estuvo ligada a esa decisión de solicitar la eutanasia, algo que afectó a
nuestras vidas. Es triste porque vino tocado. Tenía falta de movilidad.
Disfrutó mucho, a pesar de todo, de sus últimos meses en Madrid", cuenta
Gina, que recuerda que llegaron su madre Gina, Carlos Alberto y ella el 7 de
octubre de 2022. Gina Montaner dejó de forma anticipada su trabajo de
periodista en Telemundo para ayudar a su padre en su último viaje.
La
ley de eutanasia se había aprobado en el Congreso en España en marzo
de 2021 con 202 votos a favor, 141 en contra y dos abstenciones pero entró en
vigor el 25 de junio de ese año. Carlos Alberto Montaner expone su deseo a su
primogénita, con quien apenas se llevaba 17 años, a principios de 2022. Donde
vivía entonces, en Estados Unidos, solo hay suicido asistido, no eutanasia, en
diez estados de la Unión y en el distrito de Columbia.
El plan
de mi padre siempre había sido volver a España. Pero al final el regreso estuvo
ligado a esa decisión de solicitar la eutanasia"
Gina, su
apoyo en el proceso
Para
Gina fue muy duro, porque Carlos Alberto, su padre, a quien se sentía muy
unida, le pidió que le ayudara a morir. Cuando lo recuerda, se emociona.
"Es muy duro, pero nunca lo puso en duda". Evoca cómo era muy
racional al abordar el tema. "Me lo planteó de forma serena. Hablamos lo
que iba a significar para la familia, para mi madre, que presentó más
resistencia, tuvimos un total apoyo por parte de mi hermano Carlos. Mis hijas y
mi sobrina lo supieron algo más tarde, porque es un proceso muy duro que
implica mucho desgaste. Tuvo apoyo de la familia, aunque a mi madre le costaba
entender que se quisiera ir de este mundo", señala Gina.
Conscientemente
preparó la vuelta a Madrid en otoño, una época especialmente atractiva en
Madrid. Ya tenía problemas de movilidad, pero caminaba apoyado en los suyos.
El papel
de Derecho a Morir Dignamente
Lo
primero que hicieron fue acudir a la asociación Derecho a Morir Dignamente
(DMD), donde les dijeron que era imprescindible presentar el
testamento vital, algo que también ha hecho Gina. Es donde se establecen
las últimas voluntades. Ahora incluye un apartado donde se incluye la eutanasia
para decidir si se quiere o no que se aplique.
En
España solo se contemplan dos posibilidades: una enfermedad terminal o
enfermedades crónicas imposibilitantes e incurables, que son las
neurodegenerativas, como sería el ELA, Alzheirmer o Parkinson. En España los
casos por los que más se pide es por ELA. En España lo solicitan más con
enfermedades neurogenerativas.
Carlos
Alberto Montaner presentó el testamento vital el 12 de enero. Guiados por DMD,
el 10 de marzo solicitan que le apliquen la eutanasia a su neurólogo. En este
caso era joven, no era objetor de conciencia. Lo denegó y fue porque no creía
que estuviera dentro del contexto eutanásico.
"Mi
padre decía que se le estaban muriendo las palabras y no quería llegar a un
final con demencia, además de la pérdida de facultades físicas. Decía que
sentía como una nube negra. A veces pienso cómo tiene que haber sido esa lucha
para poder escribir que libró mi padre". Pero el médico decía que no le
veía "tan mal". Confundía el estado de cuidados paliativos. Mi padre
apeló y fue a la comisión de expertos. "No entiendes que no quiero estar
en paliativos", le replicó mi padre. "Quería morir con autonomía".
Lo más
sobrecogedor era verle sereno. Siempre entendió que el individuo ha de ser
libre para vivir y para morir"
A
preparar la apelación les ayudó Fernando Marín, de Derecho a Morir Dignamente.
No es fácil hacerlo y la asociación ayuda. La ley no dice que una persona con
una enfermedad imposibilitante haya de estar en estado avanzado. La comisión le
dio la razón a Carlos Alberto Montaner. Pero el proceso ha de comenzar el
proceso deliberativo. Hay que buscar otro médico responsable.
"Esto
es muy doloroso para el enfermo y para la familia. El tiempo va en contra
para alguien que tiene una enfermedad degenerativa", señala Gina. Con la
nueva doctora las consultas fueron en el domicilio de Carlos Alberto. "Mi
padre les enseñó donde escribía, donde descansaba. Su hábitat", indica. El
segundo médico ha de ratificar lo que dice el médico responsable.
Luz
verde el 20 de junio
"Con
este nuevo equipo el proceso fue bien y el 20 de junio dieron la luz verde. Mi
padre estaba muy satisfecho. Para nosotros... (se emociona). La médico le dijo
que eligiera el día. Por si quería esperar. Y dijo que no quería esperar más.
Estaba fatigado. Le parecían terribles las limitaciones crecientes. Lo
consideraba inaceptable. Dijo que el 29 de junio le parecía perfecto. Unos días
antes estaban aquí mi hermano, mi sobrina y mis hijas. Habló mucho, preguntó, y
vino a verle Fernando Marín, de Derecho a Morir Dignamente", señala Gina.
Aclara
que también se puede morir dignamente esperando hasta el final sin recurrir a
la eutanasia en caso de enfermedades terminales o neurodegenerativas. Gina
Montaner recuerda que no son muchas las personas que demandan este fin. Fueron
750 el año pasado. "Es muy cruel no tener esa posibilidad".
Marín le
explicó que sería una muerte dulce y rápida, y así fue. "Mi padre estaba
muy sereno y muy tranquilo. Era agnóstico. No tenía ningún miedo a la muerte.
Lo más sobrecogedor era verle sereno. Siempre entendió que el individuo ha de
ser libre para vivir y para morir. El sufrimiento insoportable era que su vida
intelectual se esfumara. Nos quiso muchísimo pero no le bastaba saber que le
íbamos a cuidar. Para él eso no era vida. Tenía muy claro que se tenía que
marchar", apunta Gina.
Cuba en
el corazón hasta el final
No pudo
terminar su novela sobre la hija de Marx. Luchó hasta el final por escribir su
columna semanal. Combatió por mantener el intelecto vivo hasta el último
momento. Vio una película dos días antes de morir. Una vida no tan
simple fue lo último que vio. Procuró darnos un momento especial a
cada uno. Hasta poco antes de morir se interesó por la Unión Liberal Cubana.
Hasta el final le preocupó el tema de Cuba y en la carta a Díaz-Canel le
instaba a ser una agente del cambio. "Estaba convencido de que el cambio
llegará con la gente joven cubana".
Y Fernando
Marín le deseó un buen viaje. "A Carlos Alberto se le quedó ese
mensaje". Es lo que nos dijo. "Deséenme un buen viaje".
Cuando
se cumple un año del último viaje de Carlos Alberto, le recordamos por su
sentido de la tolerancia y su respeto a la libertad del otro. "Cuando
respetas la libertad del otro, te alejas del dogmatismo en cómo abordas la
vida, tus creencias políticas... Mi padre fue una persona abierta, divertido, y
nos enseñó a ser abiertos. Siempre hemos vivido en ese espacio de libertad. Siempre
admiré de él que no fuera engreído, sino que era un intelectual muy sencillo y
muy generoso, que aceptaba que sus conocimientos y creencias eran revisables.
Siempre estuvo muy apegado a los tiempos que van cambiando".
Su vida
fue intensa, plena y muy rica. Una vida bien vivida. "Nos dijo que se iba
muy en paz y que había sido muy feliz", murmura Gina.
Y
también hizo felices a muchos. A todos los que le conocimos. Su huella perdura
en nuestros corazones.
Tomado de El Independiente /
España. Imagen: Israel Cánovas